Alerta general en los municipios para combatir al mosquito tigre

Calor, agua y humedad. Son tres elementos que, combinados, suponen el mejor caldo de cultivo para el crecimiento de las poblaciones de mosquitos, especialmente de las especies tigre y la 'Culex pipiens' (la propia de estas tierras). Desde hace meses, pero especialmente desde que se produjeron las lluvias y comenzaron a subir las temperaturas, los servicios municipales de la Región están recorriendo sus localidades para realizar los tratamientos profilácticos, en unos casos, y de erradicación, en otros, en aquellos lugares donde suelen anidar las larvas: charcas, piscinas, charcos y arbustos en el caso del mosquito común. También en otros donde hay menor cantidad de agua y las superficies son menores, como maceteros, lonas de piscinas, imbornales, e incluso tapones de botellas, donde prefiere poner sus huevos el 'tigre'. Fumigaciones y trampas están a la orden del día en los municipios, si bien la instalación de las primeras ovitrampas se ha retrasado al mes de mayo.

El director general de Salud Pública y Adicciones, José Carlos Vicente, comentó que la Consejería había intensificado la vigilancia en colaboración con todos los ayuntamientos y que las medidas preventivas o exterminadoras se iban a alargar hasta diciembre. «Lo que más nos interesa es la colaboración ciudadana, para que en sus propiedades privadas se controle la proliferación de estos insectos».

En Murcia, el Servicio de Sanidad está comenzando una segunda 'batida' contra los mosquitos en el municipio, ya que las últimas lluvias se llevaron por delante todos los tratamientos que habían realizado a pie y desde el aire, con helicóptero y drones. «Es necesario que los ciudadanos en general y los que tengan segundas viviendas las vigilen, porque hemos localizado 80 piscinas que están en malas condiciones», dijo el jefe de servicio murciano, Eduardo González.

Donde el mosquito tigre también ha encontrado este año un edén es en las zonas costeras de la Región, por las abundantes aguas estancadas tras el invierno más lluvioso que se recuerda, y por el confinamiento, que ha retrasado más que nunca la apertura de las segundas residencias.

Los ayuntamientos del litoral, a iniciativa propia, han contenido la expansión de la plaga con fumigaciones desde el pasado febrero. Alcorques e imbornales, cunetas de caminos y carreteras o badenes de calles han sido lugares propicios para el retén de aguas sucias, por lo que han sido puntos rojos en la ruta de fumigación. También sótanos y garajes inundados han recibido su dosis de productos. «El 80% de los focos se dan en los espacios privados», indicó la edil de Sanidad de San Pedro del Pinatar, Carmen Guillén. En un cubo con agua pueden criar 80 huevos.

En San Javier, el Ayuntamiento dictó un bando para pedir a los propietarios de segundas residencias que les autorizasen a acceder a algunos jardines y eliminar posibles focos del insecto. En Los Alcázares desde marzo tienen problemas para contenerlo y el Ayuntamiento ha intensificado las fumigaciones.

Las horas de madrugada han sido las elegidas en Torre Pacheco para pulverizar los tratamientos adulticidas y evitar las molestias a los vecinos, unos vecinos que lo sufren especialmente si viven cerca de algún canal o estancamiento.

El Consistorio mazarronero actúa estos días principalmente en función de las quejas de los vecinos, que desde abril se han disparado. En Águilas esperan a recibir los resultados de las trampas de la Comunidad para tratar con mayor intensidad los focos.

En Cartagena, la fumigación se extenderá durante varias semanas y se hará especial hincapié en los humedales de la costa del Mar Menor, como Lo Poyo y las Salinas de Marchamalo, y en urbanizaciones de La Azohía e Isla Plana, donde proliferan.