«Los agricultores apuestan por cultivos sostenibles, no hay que demonizarlos»

–¿Qué objetivos pretende el convenio y qué resultados arrojan ya sus investigaciones?

–El convenio suscrito el 9 de marzo tiene como principal objetivo incrementar la sostenibilidad de la fertirrigación aplicada en dos cultivos representativos del Campo de Cartagena: el melón y limonero. A estos estudios se añadirán otros sobre el melocotonero, la uva de mesa y el granado. Los resultados obtenidos con el melón, que deberán ser confirmados en 2021, manifiestan la enorme utilidad de la monitorización en continuo del contenido de agua, la salinidad y la temperatura del suelo, para controlar las dosis y obtener un importante ahorro de agua y nutrientes y una reducción de la salinidad.

–¿Qué aspectos son claves para una producción agrícola sostenible a nivel ambiental, económico y social?

–La agricultura es el único sector, junto al forestal, capaz de fijar carbono de la atmósfera, mitigando los efectos del calentamiento global. Se habla de balance de carbono, al existir una fijación de carbono de la atmósfera realizada por las plantas a través de la fotosíntesis, para la producción de alimentos, y una emisión desde el suelo. Si minimizáramos esta emisión, manteniendo la productividad del cultivo, lograríamos un balance neto claramente positivo. Y nuestras explotaciones agrícolas serían más competitivas y sostenibles.

–¿Qué herramientas son necesarias?

–La aplicación de estrategias de riego deficitario en momentos de alta demanda climática, la implantación de cubiertas vegetales, la reducción del laboreo del suelo, una diversificación de cultivos y la mínima aplicación posible de nutrientes.

–El clima semiárido de la Región y la necesidad de proteger el acuífero y el Mar Menor frente a nitratos y fertilizantes plantean retos adicionales.

–Los estudios en distintos cultivos muestran una barrera natural formada por raíces, lo que permite una rápida absorción del agua y de los nutrientes. Y el uso del riego por goteo en la mayor parte de las explotaciones agrícolas, junto con un adecuado diseño agronómico, facilita el control. Los niveles de nitratos en la masa de agua del Mar Menor reportados en el periodo 2016-2019 para 21 estaciones de control están en un nivel bueno/moderado. Y los de un gran número de muestreos en el acuífero reflejan una reducción.

–Ustedes investigan con melón, brócoli, lechuga... ¿Qué cultivos pueden ser más sensibles a las exigencias ambientales y cuáles beneficiarse más de la innovación agrícola?

–Todos los cultivos hortícolas son muy sensibles al déficit hídrico, aunque los cítricos y el melón tienen menor sensibilidad. Pueden ser sometidos a un agotamiento máximo permisible del contenido de agua en suelo superior a otros. Pero todos podrían beneficiarse de una adecuada sensorización, para controlar el tiempo de riego y evitar la lixiviación. Y el empleo de drones con sensores multiespectrales y/o térmicos puede detectar el estado del cultivo y extrapolar fácilmente los protocolos de riego al resto de la superficie regable.

–¿Qué papel debe jugar el Trasvase Tajo-Segura, que puede sufrir recortes por la apuesta del Ministerio por la desalación?

–El Trasvase ha tenido en sus 40 años de vida un papel fundamental en el desarrollo socioeconómico dentro y fuera de su ámbito de actuación, y espero que lo siga teniendo en los próximos 40 años. Disponer de un agua de buena calidad, normalmente proporcionada por el Trasvase, hace innecesaria una fracción adicional de agua de riego para el lavado de las sales, y permite controlar de manera más eficiente el tiempo de riego. Usar recursos hídricos no convencionales, como aguas regeneradas y/o desalinizadas, podría causar problemas asociados a la salinización del suelo o a la pérdida de su estructura y una reducción de su capacidad de absorción de agua.

–¿Le parece adecuada la extensión de la franja de protección ante fertilizantes y nitratos fijada en julio en la ley de Protección Integral del Mar Menor?

–Si se refiere a la de 1.500 metros del límite interior de la ribera del Mar Menor, donde está prohibido el uso de fertilizantes inorgánicos y estiércoles no compostados, supongo que se habrá establecido siguiendo algún criterio objetivo, como el nivel de la capa freática. Si fuera así, podría reducirse en un futuro, con las condiciones adecuadas y un control exhaustivo. Dependerá, en gran medida, de las actuaciones en la cuenca vertiente.

–¿Modificaría, añadiría o suprimiría algo de la ley autonómica?

–Esta ley supone un avance en la protección del Mar Menor, pero su efecto sería mínimo sin otras actuaciones a nivel de cuenca vertiente, como el encauzamiento de las avenidas de lluvias torrenciales, evitando escorrentías y transporte de sedimentos; el dimensionamiento del alcantarillado; y la reducción del nivel freático del acuífero, con la extracción de las aguas subterráneas. La agricultura ya estaba suficientemente regulada en el programa de actuación aún vigente, con unas medidas muy restrictivas en la aplicación de nutrientes. Pero se proponen medidas aún más restrictivas en la fertilización, que complican la viabilidad de ciertos cultivos. Hay que evitar la demonización de nuestra agricultura, que ha demostrado ser un sector estratégico. Los agricultores son los más interesados en disponer y apostar por explotaciones sostenibles, y la gran mayoría están realizando actuaciones para lograrlo.