«Soy el nuevo John Wayne»

No era el típico escenario de un western. De fondo, no había cactus, ni un árido desierto, ni tampoco los indios le amenazaban con cortarle la cabellera. Ni siquiera se visualizaba el típico salón del Oeste, ni la oficina del sheriff. Pero Gilbert Arenas, uno de los tipos más excéntricos de la NBA, del que se dice que entrena durante nueve horas al día, retó a duelo a su compañero de los Washington Wizards, Javaris Crittenton. Y todo porque el base suplente, 22 años, 'osó' recordar a Arenas que le debía dinero por una deuda de juego.

La estrella de los Wizards, que el año pasado firmó un contrato de 111 millones de dólares (77 millones de euros) por seis campañas y que se crió en un barrio peligroso con una madre adolescente, le sacó la pistola en las duchas del Verizon Center. No le gustó lo que le dijo. Nada. Pero el otro tampoco se amilanó. Le enseñó su revólver. Ni siquiera el espíritu navideño -ocurrió la mañana de Nochebuena aunque no ha trascendido hasta hace unos días- les frenó. Y Arenas, con su tono jocoso habitual y a pesar de investigación sobre el incidente que han abierto tanto la NBA como la fiscalía del distrito de Columbia, se lo ha tomado a broma. Sin temor, como los vaqueros del antiguo Oeste. De hecho, se ríe del tema. «Soy el nuevo John Wayne», ha declarado un tipo que juega al Poker 'on-line' en los descansos de los partidos y que devora las hamburguesas; se ha llegado a comer 12 de una sentada.

Sin embargo, a pesar de sus chanzas y de que «sólo» se apuntaron-, el asunto es serio. Aunque el reglamento de la NBA permite a sus jugadores portar armas de fuego, en función de los normas de cada estado y siempre y cuando no sea en escenarios y momentos relacionados con el deporte -un pabellón, un viaje, un acto promocional-, las reacciones no se han hecho esperar. En principio, le pueden expedientar. Además, algunos compañeros de profesión han mostrado su sorpresa, su estupefacción - «es aterrador»-; otros, en cambio, le han apoyado, como el protagonizado por el legendario Charles Barkley.

Republicano, a favor de que llevar armas sea libre, el 'gordo' justificó que los jugadores posean pistolas: «La gente sabe que tenemos dinero y nuestro calendario. Yo llevo una desde 1984 y me siento más seguro», ha proclamado el ex integrante del 'Dream Team' que se paseó en los Juegos Olímpicos de Barcelona.

«Es divertido»

Entonces ya se protegía con un revólver. Como lo hacen 3 de cada 4 integrantes de la NBA. «El 75% de los jugadores llevan pistolas», ha dicho Devin Harris, profesional de los New Jersey Nets. «Muchos compañeros han sido robados -justifica-. Incluso un par muertos. Supongo que necesitan algún tipo de protección».

Y Arenas, número '0' en honor a un técnico que le dijo que iba a jugar 0 minutos, lleva esta máxima a rajatabla. Es más, el base ya se declaró culpable en 2003 por portar un arma oculta en San Francisco y ya le habían abierto una investigación por la posesión de armas de fuego en su taquilla de la caseta de los Washington Wizards, antes Bullets, 'balas' en castellano, nombre cambiado por su antiguo propietario en 1997 por sus connotaciones violentas. Entonces, se arrepintió. Alegó «desconocimiento de las normas». Ahora asume su fallo. Pero lo considera «divertido. Al menos divertido para mí. Pero no estoy nervioso ante la posibilidad de que la policía me investigue», dice.

Hasta que llegue ese momento, este excéntrico base celebrará mañana su 28 cumpleaños. Quizá le regalen un videojuego en el que él aparezca -son sus favoritos-, aunque si no le gusta su figura llamará al fabricante -como ya ha hecho- para que cambien su imagen. Más le vale. Sino se las verá con John Wayne.