Así se descubrió el eslabón perdido de la planta del boniato
La Sociedad Botánica Española anuncia el hallazgo de treinta nuevas especies de flora en la península, Canarias y lugares lejanos como Brasil, Ecuador, Sudáfrica, Madagascar y Nueva Zelanda
2022 ha sido un buen año para la investigación en flora: la Sociedad Botánica Española (Sebot) ha anunciado la descripción de treinta nuevas plantas por parte de sus científicos tanto en la península como en Canarias y enclaves tan lejanos como Brasil, Ecuador, Sudáfrica, Madagascar y Nueva Zelanda.
Entre la treintena de plantas descritas este año destacan cinco especies de musgos, diez especies de la familia de las compuestas (que incluye las margaritas y los dientes de león) y otras siete especies de la megadiversa familia de las euforbiáceas, que incluye, entre otras especies, las lechetreznas y el ricino. «Además, se ha descrito una especie, 'Parolinia aridanae', que se encuentra amenazada de extinción y que pertenece a un género endémico de las Islas Canarias; es decir, que no existe en ninguna otra parte del mundo. También es notable la descripción, en Ecuador, de 'Ipomoea aequatoriensis', que ha resultado ser 'madre' de la planta del boniato, según han revelado los análisis genéticos», informa a LA VERDAD la Sociedad Botánica Española.
El investigador español Pablo Muñoz Rodríguez, que trabaja en la Universidad de Oxford (Reino Unido), es el autor principal del artículo científico, publicado en la revista 'Species New to Science', que documenta el descubrimiento de esta planta ecuatoriana, algo así como el eslabón perdido del boniato, también conocido como batata o camote. Una especie comestible de gran popularidad en Latinoamérica y también en algunas regiones españolas como Murcia, donde se consume en forma de dulce en los meses fríos del año.
«Este descubrimiento transforma nuestra comprensión del origen del boniato. Su origen es poco conocido, en parte porque se desconoce la identidad de su progenitor tetraploide. En este estudio identificamos, describimos y caracterizamos una nueva especie de 'Ipomoea', que es el pariente tetraploide más cercano del boniato conocido hasta la fecha y probablemente un descendiente directo de su progenitor tetraploide», ha explicado Pablo Muñoz Rodríguez.
Para Sebot, estos hallazgos suponen «un importante paso hacia el conocimiento de la biodiversidad vegetal que nos rodea, y de la que se estima que aún nos queda por descubrir entre el 10% y el 20%. Los botánicos españoles son reconocidos a nivel mundial, en parte por su incansable labor de descripción de especies, no solamente en nuestro territorio, sino también en lugares lejanos».
«La excepcional biodiversidad vegetal de nuestro país en el contexto europeo constituye un valiosísimo patrimonio natural que ha sido explorado y estudiado durante siglos», añade la Sociedad Botánica Española. «Así, desde el siglo XVIII, grandes naturalistas y botánicos españoles y extranjeros, como Antonio José Cavanilles, Pierre Edmond Boissier y Heinrich Moritz Willkomm, entre otros muchos, han estudiado nuestra flora. Hoy, la botánica es una ciencia más viva que nunca en España gracias a un gran número de profesionales, estudiantes y aficionados. Buena muestra de ello es que Madrid acogerá en 2024 el XX Congreso Internacional de Botánica, con diferencia el mayor evento a nivel mundial de la disciplina, lo que supondrá una excelente oportunidad para dar a conocer al mundo la calidad de la ciencia botánica que se realiza en nuestro país», recuerda Sebot.