El cazador que mató al lince 'Tejo' asume su culpabilidad ante la jueza
El autor confeso del disparo en un coto de Lorca declara en el juzgado que «se equivocó» y se acordará una pena por conformidad
El cazador que mató de un tiro en la cabeza el pasado 26 de agosto en un coto de Lorca al lince 'Tejo' admite los ... hechos y que «se equivocó». Así se expresó ayer durante su declaración en los juzgados lorquinos el autor confeso del disparo de bala en el paraje de Los Abadíes, a quien se le imputa un delito de atentado contra especie protegida, castigado con entre seis meses y dos años de prisión e inhabilitación del derecho a cazar y a portar armas de dos a cuatro años, según el artículo 334 del Código Penal, informan a LA VERDAD fuentes de la investigación.
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En el caso de ser declarado culpable se le aplicaría la pena máxima por tratarse el lince de una especie en peligro de extinción, aunque la Fiscalía y la defensa del acusado buscarán una condena por conformidad en una fecha que no ha sido concretada aún por el juzgado número cinco de Lorca, cuya titular es la magistrada Marina Hidalgo Belmonte. En este caso se han personado como acusaciones particulares las organizaciones ecologistas WWF y Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE).
El lince, reintroducido en la Región dentro del programa Life Lynx Connect, fue tiroteado «a bocajarro», según la necropsia
'Tejo', nacido en el centro de cría en cautividad de Silves (Portugal), formó parte del primer grupo de cuatro linces que llegaron a los cercados de aclimatación del entorno del pantano de Puentes para su reintroducción en la Región de Murcia en el marco del proyecto europeo Life Lynx Connect. A principios de julio tuvo que ser capturado para alimentarlo en cautividad en el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de El Valle (CRFS), debido a su estado de extrema debilidad.
Fue devuelto a la naturaleza el 23 de agosto y solo tres días después murió por el disparo «a bocajarro» en la parte posterior del cráneo –según la necropsia practicada en el CRFS– de un cazador que en un primer momento declaró ante la Guardia Civil que lo había confundido con un jabalí.
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El cazador fue identificado pocos días después gracias a una investigación conjunta en la que colaboraron seis agentes medioambientales de la Comunidad Autónoma y cinco del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona).
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