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Cerradura de un viejo portón de madera en el caserío de Inazares. GUILLERMO CARRIÓN

Confinamiento eterno en Inazares

Antonio Fernández Jiménez reconstruye en 'Una vida retirada' el día a día en esta aldea de montaña de Moratalla

Viernes, 17 de abril 2020, 19:07

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Siento llegar tarde a las páginas de 'Una vida retirada' (Círculo Rojo, julio de 2019), el libro en el que el periodista y escritor murciano Antonio Fernández Jiménez (Bullas, 1992) retrata la historia reciente de Inazares, una aldea de Moratalla al pie del macizo de Revolcadores, a través de los testimonios de sus vecinos, sus recuerdos y sus anécdotas. También de sus penurias. Llego tarde pero quizá no haya mejor momento que éste para leer sobre las vidas de quienes siempre han estado confinados, subsistiendo como pueden en los pliegues ocultos de la España vacía.

La narración avanza y retrocede, se instala en el presente y nos informa de que apenas quedan veinte personas en Inazares, de que la mayor parte de sus habitantes fueron abandonando el caserío para ganarse la vida lejos de Sierra Seca, muchos de ellos en bares y restaurantes de Palma de Mallorca; que muchos regresan en verano y que los fines de semana el ambiente se anima gracias a un complejo de turismo rural que no acaba de arrancar.

Pero sobre todo sabemos de lo dura que es la vida en esas alturas frías y pedregosas, donde hasta los años ochenta del siglo pasado no había luz, teléfono ni agua corriente, ni tampoco una carretera asfaltada en condiciones; donde se vivía a duras penas del ganado y de lo poco que podía cultivarse; y donde un nevazo puede complicarte aún más la vida, sobre todo si la nieve alcanza los dos metros de espesor y no puedes ni abrir la puerta.

El periodista y escritor Antonio Fernández Jiménez, en Inazares. LV

Y es que no es lo mismo ir de excursión a estos lugares bellos y recios que vivir en ellos. Del 1 de enero al 31 de diciembre. La última vez que estuve en Inazares fue a finales de agosto pasado, para rematar las vacaciones subiendo a Revolcadores. Me encontré un pueblo apagado y con poca vida, aunque lo cierto es que cuando comencé a frecuentar estos rincones perdidos de la comarca del Noroeste, hace veinticinco años, tampoco se puede decir que estuviera muy animado. Sus mejores días habían pasado hacía mucho tiempo.

¿Cómo se vivirá el confinamiento en lugares como Inazares, a 1.347 metros de altura y bajo uno de los cielos más limpios de la península ibérica? Podemos hacernos una idea leyendo este libro que degusto a pequeños sorbos, y que me recuerda a 'El lobo de Periago' (NaturSport), de Manuel Moyano, que también relata historias de la vida en las montañas de Murcia que a estas alturas del siglo XXI nos parecen increíbles.

'Una vida retirada' es lo que yo denomino 'un libro de chimenea', para leer al calor del fuego. Aunque os lo recomiendo también en este mes de abril húmedo y extraño, si podéis haceros con él, para hacer más llevadero el retiro obligado por la pandemia del coronavirus. Incluso con todas las comodidades a nuestro alcance, con su lectura podemos hacernos una mínima idea de lo que significa vivir aislados. Aislados de verdad.

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