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La sismóloga norteamericana Lucy Jones. LJ
La científica que descifra los terremotos

La científica que descifra los terremotos

Capitán Swing publica 'Desastres', de la sismóloga norteamericana Lucy Jones, un revelador repaso a las grandes catástrofes naturales de la historia reciente

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Miércoles, 7 de abril 2021, 20:11

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El libro que confirmó como una celebridad científica a la sismóloga norteamericana Lucy Jones (Santa Mónica, 1955) no se puede publicar en España en un momento más oportuno: a pocos días del décimo aniversario del terremoto de Lorca (11 de mayo de 2011, magnitud 5,1 en la escala Richter), que costó nueve vidas, dejó 324 heridos y afectó al 80% de las viviendas del casco urbano. Muchas de ellas, junto a numerosos edificios históricos, se vinieron abajo, y el barrio de La Viña quedó arrasado por completo. La herida social y material de ese temblor terrible provocado por las tensiones de la falla de Alhama aún no se ha curado. 'Desastres. Cómo las grandes catástrofes moldean nuestra historia' (Capitán Swing) es una revisión sensacional de los azotes de la naturaleza que han marcado la historia reciente de la humanidad. También es una guía de supervivencia.

Nunca olvidaré esa tarde. La Redacción de LA VERDAD vibró como una rama y enseguida nos llegaron noticias de Lorca, a setenta kilómetros de distancia de Murcia: había bloques de pisos en el suelo, iglesias desplomadas, una lista de fallecidos que aumentaba conforme pasaban los minutos... Un caos increíble en una ciudad próspera del primer mundo. Pero sí, había ocurrido. Revivo esas horas de angustia mientras avanzo en el libro de esta investigadora californiana ('The Big Ones' en su versión original, traducido al español por María Porras Sánchez), que recrea cataclismos como la erupción del Vesubio (79 d.C.) y del Laki (1783), los terremotos de Lisboa (1755) y L'Aquila (2009), el desbordamiento del río Misisipi (1927) y el tsunami del océano Índico (2004), entre otros.

Huracanes e incendios también entran en el radar de Lucy Jones, que siempre hace una advertencia: «Esa gran catástrofe, sea un terremoto o un desastre natural de cualquier otro tipo, llegará, seguro, y tendremos que estar preparados». Sus consejos han sido escuchados al menos en la ciudad de Los Ángeles (cuatro millones de habitantes), que dispone de un plan de emergencia basado en sus recomendaciones y trabaja continuamente en el refuerzo de sus redes de telecomunicaciones y suministro (sobre todo de agua) en el caso de que sobrevenga un 'big one'.

Familiarizados con el peligro

«Los desastres naturales han asolado la humanidad desde que existimos. Trabajamos la tierra junto a ríos y manantiales que se forman a lo largo de las fallas, porque el agua es accesible, o en las pendientes creadas por los volcanes, porque el suelo es fértil; en la costa, por la pesca y el comercio. Estas ubicaciones nos ponen en riesgo frente a las fuerzas disruptivas de la naturaleza«, escribe Lucy Jones.

«De hecho, la gente está familiarizada con la inundación ocasional, la tormenta tropical, el temblor pasajero. Sabemos cómo construir diques, incluso levantar malecones. Reforzamos nuestros edificios. Después del décimo temblor sin importancia ya no nos da tanto miedo que se mueva la tierra. Comenzamos a creer que podemos controlar la naturaleza», alerta quien ha dedicado cuarenta años a estudiar los fenómenos extremos en el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y el Laboratorio de Sismología de Caltech. La fundadora del Centro de Ciencia y Sociedad Dr. Lucy Jones podría haberse inspirado perfectamente en los desbordamientos periódicos de ríos y ramblas en el Sureste de España para escribir este párrafo.

Sin embargo, opina que ni siquiera la más potente de estas hecatombes se acerca en peligrosidad al cambio climático, como acaba de declarar en una entrevista concedida a la periodista Caty Arévalo, de Efeverde: «La paradoja es que frente a otros fenómenos, el cambio climático es predecible, hace 30 años ya teníamos información suficiente como para haberlo resuelto. Ya no, ahora es el momento de actuar para prevenir los peores impactos y para eso es importantísimo cambiar la actitud de la gente».

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