Sarkozy pasa la primera noche en prisión con dos agentes de seguridad en la celda contigua
El ministro francés de Interior justifica la presencia de un dispositivo adicional de protección sobre el expresidente por su «estatus y las amenazas» que pueden afectarle como antiguo jefe de Estado
Nicolas Sarkozy ha pasado su primera noche en la prisión parisina de la Santé. Lo ha hecho acompañado de dos agentes de seguridad que, mientras ... dure su estancia en la cárcel, permanecerán en la celda contigua para reforzar su seguridad. El ministro de Interior, Laurent Núñez, ha confirmado este miércoles que, «dado su estatus y las amenazas que pesan» sobre el exmandatario, dispondrá de un aparato de protección extraordinario «durante el tiempo que se necesario» y mientras «se considere útil».
Sarkozy ocupa una celda en solitario en un ala de máxima seguridad en régimen de aislamiento. Un guardia debe acompañarle en todos sus desplazamientos por el penal y, sobre todo, en la sala de visitas. El ministro se ha adelantado a las posibles críticas por el trato que recibe y precisado que, aunque «obviamente es un ciudadano como cualquier otro», existen «existen amenazas ligeramente más graves que pesan sobre el expresidente de la República».
El abogado del exlíder de Los Republicanos ha considerado normal las medidas de protección adicionales sobre su cliente. «La administración penitenciaria nunca puede garantizar un riesgo cero, y no podían correr este riesgo con Nicolas Sarkozy», ha señalado. De la misma manera, el director de la Santé ha explicado que no sólo se trata de afianzar la seguridad del expresidente sino también de garantizar el «normal funcionamiento» del penal ante su singular recluso.
Nicolás Sarkozy vivió este martes el mayor deshonor en su biografía política y personal. El que fuera presidente de Francia entre 2007 y 2012 se ha convertido en el primer exjefe del Estado galo en ser encarcelado en la historia de la Quinta República. Ha ingresado poco antes de las diez menos cuarto de la mañana en el centro penitenciario de la Santé, en el distrito XIV (sur) de París. La imagen de su entrada en prisión no solo tiene un carácter histórico, sino también simbólico en medio de la profunda crisis política en el país vecino.
El antaño líder de la derecha tradicional ha sido encarcelado tras su condena a cinco años de prisión por el caso de la financiación libia de su campaña presidencial de 2007. El Tribunal de París pidió la aplicación inmediata de esa pena a causa de la «extrema gravedad de los hechos». El exmandatario fue condenado por haberse asociado de manera ilícita entre 2005 y 2007 con la dictadura de Muamar el Gadafi. Sus abogados y la Fiscalía recurrieron la sentencia y ese caso —el más grave de los tres por los que lo han castigado con penas de cárcel— volverá a juzgarse en segunda instancia dentro de un máximo de seis meses.
Menos de un mes después de que pronunciaran la sentencia el 25 de septiembre, Sarkozy ha ingresado entre rejas en el único centro penitenciario dentro de la ciudad de París. Como el exdirigente tiene 70 años, sus abogados han solicitado su liberación provisional desde este martes por la mañana. Los jueces disponen de un máximo de dos meses para pronunciarse sobre esa petición. Christophe Engrain, uno de sus representantes legales, ha dicho que se calcula que «pasará entre tres semanas y un mes» entre rejas. Por consiguiente, no resultaría ninguna sorpresa que lo liberen antes de Navidad.
Familiares y seguidores
«No es a un expresidente de la República al que encierran esta mañana, sino a un inocente», ha asegurado el exmandatario en la red social X. Ha descrito en ese comunicado su encarcelamiento como una «venganza» y «un viacrucis». En una entrevista reciente para el diario 'Tribune de Dimanche', Sarkozy explicó que aprovecharía las semanas entre rejas para escribir otro libro. Sus últimas cuatro obras fueron best-sellers y representaron una más de las múltiples fuentes de ingresos de este dirigente millonario, que abandonó de manera oficial la política a finales de 2016, aunque de manera oficiosa ha conservado una influencia considerable.
Abrazo entre Sarkozy y su mujer, Carla Bruni.
ReutersCarla Bruni y familiares de Sarkozy al salir de la residencia esta mañana.
AfpDecenas de personas se congregan cerca de la residencia del expresidente francés Nicolas Sarkozy el día de su ingreso en prisión en París.
EfeGesto serio del expresidente francés.
Reutes1 /
Periodistas galos y extranjeros se han congregado delante de los muros de la cárcel. El despliegue de policías ha sido muy numeroso y las calles aledañas han sido cerradas al tráfico. Incluso, algunos empleados penitenciarios han tenido que quedarse en el exterior. Sarkozy eligió estas instalaciones para cumplir su condena debido a que están en París, han sido reformadas recientemente y podrá disponer de una celda individual. En el interior, la seguridad ha sido reforzada.
Tras una convocatoria impulsada por uno de sus cuatro hijos, el mediático Louis Sarkozy, decenas de simpatizantes se han concentrado esta mañana delante de su domicilio en el distrito XVI (oeste), el más rico de la capital. «Hay una histeria de los jueces contra Sarkozy. Si fuera un ciudadano normal, no lo hubieran encarcelado», dijo a este medio Florence, de 60 años, que trabaja en el sector del arte y participó en esa concentración. Sus familiares y seguidores lo han aclamado con gritos de «Nicolas» y cánticos de 'La Marsellesa' a la salida de su domicilio acompañado por su esposa Carla Bruni y antes de subir al vehículo que lo ha llevado hasta la cárcel de la Santé.
Tan solo media hora después, el exdirigente ingresaba en el centro penitenciario, en cuya entrada se habían concentrado numerosos reporteros franceses e internacionales. «Bienvenido Sarkozy», «Está aquí Sarkozy»… Han sido algunas de las reacciones de los presidiarios después de haber cruzado la puerta de la prisión, según han constatado periodistas de la agencia France-Presse. Desde el mariscal Pétain al final de la Segunda Guerra Mundial, ningún exjefe del Estado había estado entre rejas en Francia.
Polémica reunión con Macron
El expresidente ha sido encarcelado en una celda de nueve metros cuadrados y en una de las zonas «más seguras» en un centro penitenciario en Francia. «Estará solo en su celda y podrá entrenarse solo en el gimnasio. (…) Siempre estará solo», indicó Sébastien Cauwel, director de la prisión de la Santé, en declaraciones a la emisora de radio RTL.
El exjefe del Estado ha recibido un trato por parte de las autoridades superior al de la gran mayoría de los detenidos. El presidente Emmanuel Macron se reunió con él en el Elíseo el pasado viernes, encuentro que ha suscitado cierta polémica en Francia. Olivier Faure, secretario general del Partido Socialista, ha dicho que es una manera de «presionar a los jueces». Tampoco ha gustado a los sindicatos de magistrados que el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, que fue antaño uno de los delfines sarkozistas, haya explicado que lo visitará durante su paso por la Santé.
Pese a la emoción que ha suscitado entre los seguidores de Sarkozy, acentuada por las críticas interesadas por parte de la extrema derecha que compara su caso con la inhabilitación inmediata de Marine Le Pen hasta 2030, la mayoría de los franceses (60%) ve con buenos ojos su encarcelamiento, según sondeos recientes. Es el caso de Sebastián Pires, 27 años, un franco-mexicano que se acercó «por curiosidad» a la concentración enfrente del domicilio del expresidente: «Su comportamiento ha dado una imagen terrible para Francia y ha contribuido al descrédito de la clase política».
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