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Sanders. EP

Nevada pone a Sanders en cabeza de la nominación demócrata

Amenaza con erigirse en el nuevo líder de la formación de Bill Clinton y Barack Obama

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Domingo, 23 de febrero 2020, 07:57

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Primero fueron los agricultores de Iowa, luego los anglosajones de New Hampshire y ahora los hispanos de Nevada. Uno tras otro, los votantes del Partido Demócrata se rebelan contra el 'establishment' como lo hicieran los republicanos en 2016 al elegir a Donald Trump. Este año, tras su victoria de ayer en Nevada, el senador independiente de Vermont Bernie Sanders, que ni siquiera pertenece al partido sino que se autodenomina «socialista democrático», amenaza con erigirse en el nuevo líder de la formación de Bill Clinton y Barack Obama.

La victoria de Sanders ayer en los caucus de Nevada con un 46%, el doble que su rival más inmediato, Joe Biden, fue tan contundente que se le declaró ganador con apenas el 5% de los votos escrutados. La victoria se la debe a los hispanos, que suman cerca del 30% de la población en ese estado. De ellos el 53% votó abrumadoramente por él, en contra de las directrices de sus líderes sindicales.

El voto contra Sanders era también un voto contra ellos, que ejercen el poder sobre los trabajadores de hoteles y casinos gracias a un plan de seguro médico más asequible que el de otros estadounidenses. «Bernie Sanders acabará con tu seguro médico», advirtió el Culinary Union a sus miembros. Resultó que el 78% de los hispanos prefiere el plan de sanidad pública universal que propone Sanders, algo que liberaría a todos los estadounidenses de la tiranía de sus empleadores o sindicatos. «No importa quién gane, el tema clave de estas elecciones es sanidad, sanidad y sanidad», recalcó esta semana la portavoz del Congreso Nancy Pelosi en conferencia telefónica con los legisladores de su partido.

Pero además de haber dado en el clavo con el tema que más interesa al electorado, «la campaña de Sanders ha puesto a los latinos en el centro de su estrategia», reflexionó la periodista Maria Hinojosa. El resto, simplemente se ha dirigido a ellos cuando han llegado a un estado como Nevada, que cuenta con una importante población latina. Sanders también se ha llevado el 27% del voto afroamericano y asegura tener en pie un movimiento de bases formado por «blancos, negros, hispanos y nativos americanos» capaz de movilizar al electorado para vencer a Trump en noviembre.

El senador de Vermont que le puso difícil la nominación a Hillary Clinton en 2016 ha sabido aprovechar la infraestructura y la red de voluntarios que creó durante esa campaña. Por contra, a Pete Buttigieg, su rival en número de delegados a nivel nacional, los buenos resultados de Iowa y New Hampshire parecen haberle pillado por sorpresa, sin tiempo para levantar esa estructura. Pese a que Nevada es el estado con la tercera mayor comunidad LGTB del país, el primer candidato presidencial gay del Partido Demócrata tuvo que conformarse esta vez con quedar tercero y no tuvo ningún apoyo entre los afroamericanos.

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Buttigieg se apuntó anoche al mensaje de «Medicare para todos» que pregona Sanders, añadiendo «para todo el que lo quiera», porque según él «Sanders quiere quitarles esa libertad». Se refería al popular programa de sanidad pública para jubilados que el senador de Vermont quiere expandir a todos los ciudadanos. Su plan no impediría contratar un seguro médico privado, pero sus rivales asustan al electorado asegurando que eso acabaría con los planes que ahora les ofrecen empleadores y sindicatos.

Por su parte, el ex vicepresidente Joe Biden se anotó por primera vez en esta contienda el segundo puesto gracias a su tirón con los sindicatos, y espera ganar en Carolina del Sur por las simpatías que le granjea entre los afroamericanos haber sido escudero de Obama. Para Sanders esa será la prueba de fuego. Si puede repetir la hazaña el sábado que viene en ese estado del sur los escépticos tendrán que aceptar su liderazgo de cara al Supermartes, donde entrará en juego el ex alcalde Michael Bloomberg y se repartirá el mayor número de delegados.

Nadie se rinde todavía. Buttigieg saludó anoche a los hispanos en español sabiendo que Texas y California votarán dentro de dos semanas. «Les reconocemos, les valoramos. Ustedes pertenecen a este país, que también es su país», les dijo el alcalde de South Bend (Indiana).

Sanders no hablaba todavía, bailaba con ellos en San Antonio (Texas), donde celebró la victoria con la vista puesta en el Supermartes. Horas antes había rendido sus respetos a la memoria de las víctimas de la masacre de El Paso (Texas), la mayoría hispanos. Y con esa solemnidad pudo presentarse frente a sus seguidores y presentar a su esposa por primera vez como «la futura primera dama de EE UU». A mucha distancia de él, los resultados preliminares sitúan segundo en Nevada a Biden con el 23% del voto, seguido de Buttigieg con el 13% y Warren con menos del 10%. La senadora de Massachusetts no pudo beneficiarse de su buena actuación en el debate del miércoles porque más de 77.000 personas habían votado ya mediante el sistema des voto anticipado, que recoge ya los sufragios en California y otros estados importantes.

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