Ruth Handler, algo más que Barbie

Lilly fue antes la popular protagonista de una viñeta del periódico alemán 'Bild'. Era una mujer independiente, moderna, desinhibida. Algo de Lilly permanece en el espíritu de Barbie, aparte del parecido físico.

Ruth Marianna Mosko procede de una familia de inmigrantes judíos polacos. Era la benjamina de diez hermanos. De niña no jugaba con muñecas, prefería manejar el coche de su padre, o ayudar en la tienda de sus tíos. A los 16 conoce a un artista y diseñador: Elliot Handler. Se convertirá en su esposo y futuro socio. La pareja se trasladará a Los Ángeles. Trabajó en Paramount como creador de mobiliario. Sus comienzos fueron duros, vivían en una pequeña habitación, situada sobre una lavandería china. Elliot era el artista, Ruth la comercializadora de sus primeros diseños de bisutería. Ruth llevaba de serie el espíritu emprendedor y el trabajo duro.

Elliot se alió con Harold Matson para fabricar algo tan poco romántico como los marcos de madera. Ruth inventó lo de Mattel, combinando el apellido y el nombre de los dos. Harold vendió su parte. A partir de ahora, el matrimonio emprenderá en solitario.

El Lucite y el Plexiglas aparecieron en sus vidas. Estos nuevos materiales plásticos sirvieron para crear preciosas casas de muñecas. El primer gran éxito de Mattel llegó con la fabricación de un ukelele de juguete, el 'Uka-a-doodle', y después llegó Barbie.

Ruth se percató de que las niñas jugaban con recortables. Es decir, más que bebés, lo que les gustaba eran las mujeres adultas a las que podían cambiar de 'ropa'. Además, vio que su hijo tenía una variedad de juguetes que no existía para las chicas. Podía jugar con el policía, con el bombero, con Spiderman. Para las chicas no era lo mismo: ellas sólo jugaban a ser mamás y a cocinar.

La muñeca no se definía por sus labores domésticas y carecía de cualquier límite. Barbie podía ser peluquera o astronauta.

Cierto que años después hubo muchos movimientos en contra de este juguete tan icónico porque mostraba un modelo de belleza irreal y a una mujer quizá superficial, sólo preocupada por su laca de uñas y sus modelitos. Ruth afirmó que con Barbie no quiso cambiar la realidad, sino mostrar lo que existía en esos momentos. Pronto crearon a Kent para hacerle compañía a Barbie. Ambos muñecos se llamaban como los hijos de la pareja Handler, algo que les trajo algún disgusto que otro. El hecho de que Kent no tuviese nada en la entrepierna sirvió de argumento para que los chicos de su clase no le dejasen en paz.

Después de años de gran éxito en los que Mattel apenas daba abasto para satisfacer las demandas de sus juguetes, en los 70 se comenzaron a torcer las cosas. Bajaron las ventas, una de sus fábricas se incendió.

A Ruth le diagnostican un cáncer de mama, le extirpan un pecho, algo que le afectó profundamente. Ella quería mantener la feminidad en un mundo de hombres. Poco después acusan a Mattel de fraude fiscal y Mattel expulsará a sus fundadores. La creadora de Barbie aseguró que ella no cometió ninguna ilegalidad, sino que «hubo actos ilegales en nuestra organización».

Dispuesta a recobrar la autoestima perdida se convierte en la pionera de los primeros implantes de prótesis mamarias, creados para mujeres que, como ella, habían perdido sus pechos. Los denominó 'Nearly me' ('Casi yo'). Los existentes en el mercado eran igual para el pecho derecho y el izquierdo. ¿A quién se le ocurre?

Handler también escribió su propia autobiografía y dejó de cuidar de la salud de su hijo, víctima de un tumor cerebral. Esta singular creadora, esta ingeniera de la vida, fallecería en 2002. Las ferias anuales sobre Barbie siempre la honran y recuerdan.