Los nuevos 'robots sexuales' con inteligencia artificial estarán disponibles a partir del año que viene por unos 14.000€

Parece sacado de un capítulo de la reciente nueva temporada en Netflix de 'Black Mirror' pero es la vida real. Al fin y al cabo 'Black Mirror' se basa en la evolución de la tecnología en la vida real para presentarnos ese deforme espejo de nosotros mismos en el futuro que, por qué no, podría llegar mucho antes de lo que imaginamos. Situaciones bizarras donde cabe la posibilidad de ver a un matrimonio hablar de crisis de pareja porque uno de los dos tiene un romance secreto...con un robot.

Por increíble que parezca, no estamos tan lejos de este punto. De hecho, para el próximo año ya se han anunciado los primeros robots sexuales con un mínimo de autonomía e inteligencia artificial. Y genitales que intentan imitar a los de los seres humanos. No sabemos cómo intentarán conseguir esto ni hasta qué punto se acercarán, pero lo que sí han desvelado los dueños de Abyss Creations, la empresa que trabaja en ellos, es que los genitales artificiales «estarán calientes como los reales».

Además planean programar a los robots para satisfacer los gustos individuales de cada cliente. Tanto mimo y cuidado no es de extrañar, el cliente pagará aproximadamente (es sólo un cálculo del precio real, puede variar) unos 14.000 ¤ por robot. Las máquinas tendrán funciones vibratorias para ser más satisfactorios en el 'coito' (si consideramos coito a tener sexo con una máquina, aunque la línea entre la masturbación o el sexo es aquí muy fina) además de 'espolear' a sus 'amantes' con una serie de palabras pre-programadas.

El debate en la red es, como el tema en sí, vasto e inconmensurable. David Levy, en su reciente libro titulado 'Amor y Sexo con Robots' especula sobre la posibilidad de que los primeros matrimonios entre seres humanos y robots comiencen a darse en torno al 2050. Puede parecer una locura, pero a juzgar por el ritmo con el que está avanzando el mundo (y la dirección, sobre todo) se antoja cada vez más posible. Parece que Philiph K. Dick no se equivocó por tanto margen.