La vocación de un maestro
El 1 de abril de 2015, hace exactamente nueve años, pasé el día con Raimundo. Había coincidido en varias ocasiones con él, pero nunca había ... tenido la oportunidad de vivir un día completo junto a él. Me invitó en su casa para revisar durante más de tres horas su vida profesional a través de recortes de periódico, fotos y premios, para poco más tarde vivir una de las experiencias más bonitas que he tenido hasta la fecha: comer con él en La Cabaña de Pablo González. Raimundo no había estado nunca y el hecho de ver sus reacciones a los platos del restaurante más moderno de la ciudad y verlo conversar con Pablo de gastronomía fue para mí un privilegio y un honor que todavía guardo en el corazón. Recuerdo cómo se sorprendía de cada plato. Cómo lo saboreaba. «Esto es increíble», decía mientras exhalaba el humo del nitrógeno líquido por la boca.
Raimundo hablaba de cocina y de recetas, de viajes y de eventos que había tenido que hacer con la pasión de quien está empezando. Como un niño. Viajes a Francia solo en busca de la receta de una crema que le gustó tiempo atrás; cómo hacer en calderos de hierro arroz para quinientos o cómo buscaba los mejores ingredientes de temporada para cocinar desde el momento que se compra. «Para dirigir un equipo es mejor que sean jóvenes y que aprendan a trabajar como a ti te gusta», me decía.
Siempre terminaba sus historias con una risa y obviaba muy elegantemente las temporadas más duras de su carrera. Raimundo era un hombre feliz y muy alegre, con una pasión desmedida por la cocina que transmitía en cada conversación con cualquiera que quisiera aprender. «Si yo volviese a empezar montaba un local de comida para llevar», afirmaba.
Se codeó con los más grandes cocineros de España y de Francia. El movimiento vasco de la nueva cocina española con Pedro Subijana, Arzak, Carlos Arguiñano, Ramón Roteta e Irizar, entre otros, lo consideraba uno de los suyos. Cuando en Región de Murcia Gastronómica dimos un premio a Subijana, cogió un taxi y vino a ver a su amigo, con el que estuvo charlando durante varias horas en la zona reservada para invitados.
Se ha ido Raimundo y con él se ha apagado la pasión de un verdadero maestro.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión