Ramen: cinco restaurantes en Murcia para probar el popular cocido asiático

¿Quién diría que una sopa sería tan popular? La realidad es que aunque algunos no terminan de comprender la viralización del ramen, el que lo prueba tiene la respuesta. No es un caldo cualquiera con ingredientes al azar, sino toda una elaboración procedente del continente asiático que está cautivando a la sociedad con su sabor exótico.

No es una casualidad ni tampoco un fenómeno fugaz. Si el fervor por el sushi ya toma las calles de Murcia, el ramen está encauzando su carrera. Es una realidad, la fiebre por la comida china y japonesa está consolidando un auténtico imperio en la capital de la Región, donde hay un buen número de restaurantes que ya contemplan en su carta esta elaboración. De hecho, no hay mayor reflejo de esta devoción que la llegada de aquellos locales que se han erigido para enfocarse exclusivamente en este cuenco milenario.

Posiblemente es de los más reconocidos en Murcia, motivo por el cual las colas en su portal son ya un signo de identidad. Es de esos lugares que transportan al país nipón con poner un solo pie en su interior, decorado con los clásicos farolillos rojizos y empapelado con ilustraciones orientales. Todo ello ambientado en una auténtica 'izakaya', o lo que es lo mismo, una taberna japonesa propia del callejero de ciudades como Tokio o Kioto.

Un viaje intercontinental en el que sumergir los palillos en sabores de lo más dispares: picantes, carnívoros o vegetarianos. Como acompañamiento, un 'gyudon' (bol de arroz con ternera, cebolla, salsa 'dashi', huevo poché y 'shichimi togarasi') o un 'yakitori' (brocheta asada de pollo campero y vaca madurada). Y de colofón, unos 'mochis' o 'dorayaki' al más puro estilo Doraemon.

La popularidad de este curioso rincón no vino de la mano de su cocido, sino de su apariencia estrafalaria. El local parece un museo de los personajes más emblemáticos del mundo del manga: Dragon Ball, Monkey Dluffy o Songoku acompañan al comensal durante su experiencia gastronómica.

Su carta tiene nada más y nada menos que diez páginas. Son cinco las sopas que se han colado entre su voluminoso menú: cuatro opciones cárnicas (con cerdo, chasu o pollo a la plancha) y una opción vegetariana a base de tofu. La horquilla de precios oscila entre los 11,95 y los 12,95 euros.

Es de esos locales a los que ir cuando apetece un bocado exótico. Y es que, además de poder elegir entre más de diez variedades de ramen, su carta también da gran protagonismo a otras elaboraciones. Así, junto a un plato de cocido japonés, los comensales podrán degustar platos tan curiosos como 'xiaolongbao', 'hagow', 'rabbit manju' o 'shumai'. Para completar el viaje gastronómico, el menú cuenta con una amplia selección de sushi, poke e incluso un par de tartares.

Más que un restaurante, es una experiencia. ¿Quién diría que es posible adentrarse en un capítulo de una serie de manga a los pies de la Catedral? Esto es precisamente lo que promete Himawari, que podría rendir homenaje con su nombre a la hija de Naruto o a la mismísima hermana de Shin chan. No obstante, entre su ostentosa decoración se divisan algunos de los personajes más cotizados del mundo del anime.

Este establecimiento de reciente inauguración en Murcia cuenta con cinco versiones del famoso caldo decorado con fideos: vegetariano, de pollo, con trozos de cerdo picante, una mezcla entre las dos carnes anteriores o al estilo 'Tonkotsu'. Asimismo, aglutina otros manjares tradicionales, como 'kabocha koroke' (croquetas de calabaza), 'kimichu' (un entrante nipón) o 'ebifurai' (gambas fritas rebozadas). Un rincón que ya emprendió su recorrido en Elche y continúa su andadura por tierras murcianas.

Un matrimonio procedente del norte de China consiguió alzar su pequeño negocio en uno de los más resonados de la ciudad. Su principal atractivo se asentó en la cocina en vivo, que se propagó como un auténtico espectáculo para los más curiosos. Y es que las comandas de ramen se cocinan en directo frente al comensal, lo que inspira confianza y cercanía. La visita se puede completar agregando alguna elaboración comprendida entre la veintena de platos con los que la pareja creció en su tierra natal.

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