La Terraza de Pablo González, de niña a mujer
La Terraza de Pablo González arrancó como un proyecto menor del cocinero, pero en pocos años se ha convertido en un referente más de las cocinas de autor murcianas
Pablo González parece que lo tiene claro. Si La Terraza arrancó más como la solución a un espacio magnífico que parecía estar desaprovechado en la ... Finca Buenavista que como un proyecto que el cocinero estuviera mascullando desde hace años, hoy día este coqueto local con vistas a los jardines de la propia Finca parece haber cogido entidad propia y ha comenzado a sacudirse el sambenito de ser la hermana pequeña de su vecino el dos estrellas Michelin, Cabaña Buenavista. O dicho de otra forma: que la niña se nos ha hecho grande.
Evaluación (sobre 10 puntos)
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Cocina: 7
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Calidad precio: 7
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Servicio: 8
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Local: 8
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Bodega: 8
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Nota media: 7,6
En sus inicios, el menú degustación de La Terraza carecía del nivel que se le esperaba a un restaurante de Pablo, aunque dejaba claro que este nuevo proyecto, al igual que La Trastienda, no perseguía mayores pretensiones culinarias que las de dar bien de comer, que no es poco. Pero el cocinero parece que se va calentando solo, sin que nadie le diga nada, y poco a poco ha ido afinando la propuesta haciendo cambios de menú hasta haber conseguido un nivel gastronómico por el que deberíamos de empezar a ponernos serios. Además de haber montado una cocina vista completa en el propio espacio para agilizar y mejorar el servicio. Lejos queda aquella lubina a la espalda con ajetes y setas que ofrecía como alternativa a la carne en el primer menú degustación de La Terraza y que nos dejaba un tanto fríos, frente al bacalao en tempura con su brandada y ajo negro, o la vieira con crema de coco y lima y crujiente ahumado de chipotle, o el canelón de papel de arroz con perdiz en escabeche que forman parte del menú actual, por ejemplo, mucho más propios de lo que uno espera comer en los dominios del cocinero.
Bacalao en tempura con su brandada y ajo negro, vieira con crema de coco y lima, crujiente ahumado de chipotle o el canelón de papel de arroz con perdiz en escabeche forman parte del menú
De cinco a ocho platos
Aunque hay carta con platos individuales, el local funciona con menús degustación de cinco platos o de ocho (a 40 y 60 euros, respectivamente) con la bebida aparte. Además de los mencionados, encontramos una tosta de tomate con atún fresco y emulsión de manzanilla que yo tomo en forma de taco mexicano con las manos; una alcachofa confitada con caldo de jamón, portobello y jugo de hierbas; garbanzos pedrosillanos –del pequeño– con codorniz en tres texturas, solomillo de vaca con patatas ratte –miniatura– y lomo de ciervo con crema de pisto y chalota glaseada. A lo que habría que añadir la tarta de manzana con helado de vainilla y la mouse de chocolate con praliné de cacahuete para terminar el baile.
Camino de la excelencia
El menú puede variar en algún plato, ya que está en constante movimiento. Lo que no varía es el nivel, tanto de sala como de cocina, que sigue dando pasos de gigante por el camino de la excelencia y que, aunque todavía queda margen de mejora para que nos dé un buen susto, apunta maneras de gran restaurante de la Región a poco que Pablo y su equipo sigan alimentando un proyecto que, como dijo el gran Julio Iglesias, parece estar pasando de niña a mujer.
Entre las opciones, alcachofa confitada con caldo de jamón, portobello y jugo de hierbas; garbanzos pedrosillanos con codorniz en tres texturas y lomo de ciervo con crema de pisto y chalota
La Terraza de Pablo González. Finca Buenavista. El Palmar (Murcia). Tlf.- 670 32 75 96. Horario: cierra lunes y todas las noches. Precio: 40 y 60 euros más bebida.
El Palomo ha vuelto
La mítica taberna El Palomo de Murcia, en la calle Cánovas del Castillo, ha vuelto a abrir sus puertas. Si bien el interior se mantiene exactamente como estaba, la gerencia es distinta y la carta recoge todos los platos anteriormente conocidos y algunas incorporaciones más propias de una cocina renovada. Sin duda una gran noticia para el barrio Santa Eulalia y para quienes disfrutamos de los bares con solera, donde la cerveza corre más fría, los platos más llenos y los precios más bajos que en los locales de moda.
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