El Cubano: A los pies de la bahía
En la playa del Lastre, en Portmán, se encuentra El Cubano, un restaurante especializado en pescados frescos, arroces y tapas, que cuenta con una ubicación de lujo
En la bahía más olvidada de la Región de Murcia, en Portmán, descansan dos chiringuitos a cada uno de los lados de su arena. A ... la derecha, según miras al mar, el chiringuito El Lastre y, a la izquierda, El Cubano, un local en donde la fama de tener pescado fresco y hacer arroces marineros le han dado cierto predicamento en la zona.
Pero, más que la comida, que está bien, aquí es notable es el hecho de que ambos chiringuitos tienen una de las localizaciones más bonitas y también más olvidadas de la Región de Murcia y, posiblemente, de todo el Mediterráneo, ya que siguen pasando los años y los residuos químicos vertidos al mar continúan allí depositados desde hace medio siglo.
Bañarnos, no. Pero un vermú en El Cubano, un pescado y un arroz, bien merecen la visita. Las mesas bajo el toldo son más que suficientes para disfrutar del entorno, las vistas y la brisa marina. Aunque justo al lado hay una rocada para los más aventureros o para los que quieran una foto para el álbum. Además, si vais con niños, pueden traer patinetes o bicicletas y hacer el paseo de un lado a otro sin mucha dificultad y estando perfectamente controlados, por lo que todos ganamos. Incluso cometas, porque si el día se da, el aire puede ser propicio para llevarse una chaquetilla.
El camarero que me recibe es muy bueno: rápido, atento, informativo, simpático y al quite
El camarero que me recibe es muy bueno: rápido, atento, informativo, simpático y al quite. Llego pronto, antes que las otras seis mesas disponibles, así que los entrantes llegan con agilidad a la mesa. El tomate con bonito lleva un buen chorro de aceite de oliva y, aunque el pescado está tierno y fresco a pesar de estar en salazón, el tomate es bastante mejorable. El vermú, sin embargo, me saca una sonrisa al venir servido en un vaso con la bandera cubana.
El plato más certero que encuentro de toda la comida es el de los calamares a la andaluza. El tamaño pequeño de los bichos hace que la ración quede llena de crujientes tentáculos a los que solo le pongo unas gotas de limón para levantarles la acidez antes de empujármelos. La clave de hacer estos calamares, como casi todo lo que pasa por la freidora, es la de no poner grandes cantidades para no bajar la temperatura del aceite. Crujientes por fuera y tiernos por dentro es todo un trabajo maestro. Antes, el camarero me vende a la perfección unas gambas fritas para comer como si fuesen pipas. De las que van un poco enharinadas y se comen con cáscara y cabeza completa si quieres. Tampoco está mal el plato para ir cogiendo ritmo mientras esperas los platos principales.
Entre los pescados del día disponibles encontramos dentón, lecha, lubina, gallineta, sargo y mero. Todos ellos se venden por piezas completas, hecho que me congratula por la importancia que tiene a veces que te sirvan ciertas partes de un pescado que con raciones puede ser que no te lleguen.
Lecha a la plancha y arroz
Me decanto por la lecha a la plancha. Lo cierto es que el pescado viene pasado de punto y, aunque lo encuentro rico de sabor, la carne queda un poco seca. La pieza es de setecientos gramos (30 euros el kilo) y sale de cocina abierta por la mitad, en dos filetes y sobre una bandeja metálica con unas patatas en dados con pimientos verdes pequeños en un lado a modo de guarnición.
El cubano
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Dirección: Playa del Lastre
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Teléfono: 633 579 066
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Horario: De lunes a domingos de 10 a 19 horas
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Precio medio: Unos 35 euros por persona
El arroz, muy rico y con el punto del grano perfecto. El pescado del caldero va integrado en el interior, en vez de servirlo en una fuente al lado, pero el resultado es igualmente bueno. Bien de salmorreta –ñora frita, ajo machacado, tomate y aceite– para los que nos gustan los sabores fuertes, y generoso en las cantidades (con dos raciones casi comen cuatro).
De postre, un magnífico asiático cartagenero que me vale de digestivo para disfrutar de la belleza de las vistas de la bahía y para digerir una tarde más la injusticia que Portmán lleva viviendo durante tantos años esperando una regeneración ecológica.
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