El Mesón La Torre: Costillas 'enterradas'
La barra del Mesón La Torre lleva varios años ofreciendo un surtido carrusel de tapas, aunque la especialidad es la carne a la brasa
El Mesón La Torre es uno de los restaurantes tradicionales con más recorrido y fiabilidad del panorama regional. No solo en eventos, fiestas privadas y ... demás congregaciones multitudinarias, sino que en verano luce una estupenda terraza y el comedor principal del restaurante es toda una apuesta segura.
Pero, últimament,e me gusta quedarme en el bar del establecimiento. En la barra. Allí lleva muchos años Chacón -el mayor de los hermanos- dirigiendo el cotarro y ofreciendo una buena variedad de tapas a todo el que se deja caer por allí. Esta zona dispone además de cuatro mesas bajas, por si uno prefiere almorzar o comer sentado, aunque en el centro de la sala hay una barra de mármol, tipo isla, que invita a ir con cuatro amigos y quedarse de pie.
Además de las tapas, el local cuenta con la carta del propio restaurante, por si el cliente tiene antojo de algo del comedor más formal, siendo las carnes la especialidad de la casa, tanto al horno como a la brasa.
El corte y la cocción
Uno de los platos especiales del bar son las costillas de cordero. No solo por ser una carne de primera, sino porque tienen la particularidad de tener un corte mucho más grueso que el que se suele practicar de costumbre y, sobre todo, porque las cocinan, según el propio Emilio Muñoz, uno de los propietarios, enterrando la carne entre las brasas para que la cocción directa selle la carne, la deje tostada por fuera y jugosa por fuera. Y, efectivamente, el resultado es genial. Que las costillas sean el doble de gordas y la brasa directa convierten a este plato del Mesón La Torre en un imprescindible que no debemos dejar pasar.
La barra del Mesón La Torre
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Dirección: Carril de La Torre, 52 (Puente Tocinos).
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Teléfono: 968 301 561.
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Horario: De 10.00 a 00.00 h.
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Precio medio: Unos 35 euros por persona.
Buen tomate con bonito, patatas al ajo cabañil, jamón ibérico, varios tipos de croquetas y demás tapas variadas completan la oferta de este bar, que tiene ese encanto especial de 'enterrar' la carne entre las brasas.
De postre, pido una tarta de la abuela que viene con chocolate fundido por encima para acompañar el café. Aunque, antes del café, y para terminar el culín de vino de la tierra que queda en la botella, pido una tabla de quesos y un excelente lomo de caña ibérico con almendras marconas fritas de esa misma mañana. Gran final.
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