Miguel Álvarez: «El éxito del Cartagena fue no tirar la toalla tras lo de Majadahonda»
«Belmonte y Breis saben lo que cuesta mantenerse en Segunda y van paso a paso, creciendo sin volverse locos»
Cumple mañana 200 partidos en el banquillo del Villarreal B. «Espero que me vaya mejor que a [Luis] Carrión celebrando sus 100 partidos en ... el Cartagena», bromea Miguel Álvarez (Guarromán, Jaén, 64 años). Esta es su sexta temporada como entrenador del segundo equipo del 'submarino amarillo', rival mañana del Efesé (La Cermámica, 18.30 horas) y, cerca de su edad de jubilación, ha encontrado la estabilidad que solo había encontrado hace más de dos décadas en el Mataró (1997-2000) y después en el Terrasa (2001-03 y 2006-07). Cumple 65 años la semana que viene y no pierde la ilusión. «Me quedan dos telediarios y una carta de ajuste, pero la ilusión por entrenar en Primera División la mantengo intacta», asegura a LA VERDAD este jienense que con 5 años se mudó con sus padres a Santa Coloma de Gramanet y que pasó por dos equipos de la Región, el Ciudad de Murcia (2004-05) y el Lorca Deportiva (2007-08). Guíxols, Horta, Vilassar de Mar, Badalona, Hospitalet, Leganés, Alcorcón, Sant Andreu, Sabadell y Marbella fueron sus otros destinos.
–Por fin ha encontrado una estabilidad en Villarreal. Le ha costado, pero llegó.
–Estoy muy contento de llegar a los 200 partidos aquí. No es fácil. El entrenador es una figura que siempre está discutida y cuesta mucho aguantar en un sitio. Al final, la clave es que haya resultados. Incluso estando en un filial, si no hay resultados tienes un problema. Nosotros en estos seis años siempre hemos jugado la fase de ascenso y hemos subido a Primera Federación y luego a Segunda, con equipos nuevos y chicos muy jóvenes. Ahora estamos décimos en Segunda. Es para estar satisfecho.
–Nunca había entrenado a un filial, hasta esta etapa. ¿Cuál es la principal diferencia con un primer equipo?
–Nunca había entrenado a un filial y, por eso, cuando hace seis años se me presentó esta oportunidad fue un regalo para mí. Es la oportunidad que estaba esperando y me llegó. Todo es completamente distinto a lo que había visto anteriormente en el fútbol. El entrenador de un filial es un formador. Gestionar un grupo con tanta gente joven es complicado, pero tienes la recompensa de que la mejoría la ves semana a semana. Yo hago muchas rotaciones y cambios en el equipo, ya que entiendo que la gente de un filial no puede estar mucho tiempo sin competir. Miramos la clasificación, pero mucho más importante es que el jugador crezca. Y luego está el tema del comportamiento: inculcamos una disciplina a los chicos y buscamos que entiendan que el talento sin trabajo no les llevará a ningún sitio. Yo me centro mucho en prepararlos para lo que se encontrarán en el fútbol profesional.
–¿Cómo es trabajar para el Villareal?
–Un auténtico lujo. Aquí tenemos todos los medios materiales a nuestro alcance. Los recursos de los que disponemos aquí no existen en la mayoría de clubes y eso es una ventaja. Nosotros entramos a trabajar a la Ciudad Deportiva a las 08.30 horas y salimos por la tarde. Mi reto fundamental en este club, más allá de ganar partidos, es que el futbolista creciera, trabaje y crea en la cultura del esfuerzo. El fútbol ha cambiado mucho, los futbolistas de hoy son atletas y ya no alcanza solo con el talento. Por eso insisto mucho en la importancia del trabajo físico y mental.
Las frases
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200 partidos «En estos seis años en Villarreal siempre hemos jugado el 'playoff' y hemos subido dos veces»
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Luis Carrión «Me gusta. Su equipo está muy bien trabajado, compite siempre y domina varios registros»
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La gestión de un filial «Roto mucho y, aunque miramos la clasificación, lo que prima es que el jugador crezca»
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Su paso por la Región «En el Ciudad pude salvar al equipo y en el Lorca estuvimos seis meses sin cobrar»
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No pasó de amateur «Llegar a entrenar en Segunda sin haber sido futbolista profesional no es sencillo»
–Tiene a sus órdenes muchos futbolistas muy jóvenes, con muy buenos contratos y bastante tiempo libre. En este sentido, ¿les beneficia estar en un pueblo pequeño como Villarreal y no en una gran ciudad como Madrid o Barcelona, donde las posibilidades de despistarse son mucho mayores?
–Bueno. Piensa que tenemos Valencia aquí al lado. Y Castellón. Y las localidades de costa. Nosotros no somos policías y entendemos que los chicos son jóvenes y que el fútbol no lo es todo. Tienen derecho a tener su tiempo de ocio, pero sí que les recordamos que son profesionales y que deben comportarse como tales. Ellos son responsables y saben que para triunfar en el fútbol hay que cuidarse las 24 horas del día.
–Trabajó usted en el Leganés con Paco Belmonte.
–Sí. Mantengo muy buena relación con él, con Manolo [Breis] y con Andrés [López Atenza]. Los sigo mucho y me alegro de que las cosas estén marchando tan bien en Cartagena. Tuvieron la capacidad de no tirar todo el trabajo por la borda cuando sufrieron aquella desgracia en Majadahonda y su crecimiento como entidad es brutal. Van paso a paso, ahora han inaugurado su ciudad deportiva y ellos saben lo que cuesta mantenerse en Segunda. Y esta temporada lo están volviendo a lograr sin sufrimiento. No se vuelven locos y aciertan.
–Con un entrenador, además, cuya propuesta de juego es alegre y atrevida, como la suya.
–Carrión es uno de estos entrenadores jóvenes que me gusta mucho. Suma cien partidos con el Cartagena, lo que demuestra lo bien que está trabajando. Se trata de un equipo muy bien trabajado y que compite siempre. Yo creo que ellos dominan bien todas las facetas del juego. Este año he visto partidos del Cartagena en los que ha ganado dominando el juego posicional y otros en los que lo ha hecho a través del contraataque. Centran mucho al área y tienen buen juego de estrategia. Nosotros también jugamos bien y yo espero que la gente se divierta el domingo en el estadio. Que sea vea un partido sensacional y que nosotros seamos capaces de hacer lo que hemos estado preparando durante toda la semana.
–Unai Emery dijo que usted era el mejor entrenador español en acciones de estrategia y que veía sus partidos, cuando dirigía al Hospitalet en Segunda B, para aprender de lo que hacía.
–Fue una locura aquello. Ese día me llamó todo el mundo, después de la entrevista de Unai Emery en 'El País'. La próxima vez que lo vea le pagaré un café, ya que hemos estado aquí juntos en el club y al final no le invité [se ríe]. Él es muy amigo de Pedro Reverte [director deportivo del Águilas y ex de UCAM, Cartagena y Lorca] y recuerdo que venía a ver mis entrenamientos cuando yo entrenaba al Lorca. Que un entrenador de su nivel dijera eso de uno lógicamente fue un estímulo. Y me sirvió para continuar creyendo en lo que hacía cada día.
–¿Cómo recuerda su etapa en el Ciudad de Murcia con Quique Pina y Juan Carlos Cordero?
–Con mucho cariño. Y eso que a última hora no me renovaron, me quedé en el paro y aquella situación provocó un daño irreparable en mi carrera. Iba a seguir y al final me quedé fuera del proyecto [Quique Pina firmó a Abel Resino]. Me echaron y después me repescaron. Cuando me llamaron a falta de siete jornadas, a pesar de que la permanencia en Segunda era casi una utopía, ni me lo pensé. Volví y nunca tuve dudas de que salvaríamos la categoría.Con el paso del tiempo, lo malo se olvida y me queda la sensación de que hicimos lo que se nos pidió. Han pasado casi 20 años de aquello y sí te puedo decir que hoy soy 1.000 veces mejor entrenador que entonces. No he parado de formarme y hoy soy mucho más completo.
–¿Y su temporada en Lorca? ¿De qué le sirvió?
–De mucho, también. El equipo venía de descender a Segunda B. Y en diciembre estábamos en 'playoff', pero estalló la crisis del sector inmobiliario y aquel proyecto estaba sostenido por gente de la construcción. Se cayó todo, estuvimos seis meses sin cobrar y nos costó mucho en la segunda vuelta. Pero salvamos la categoría, que era lo mínimo.
–No llegó a ser futbolista profesional.
–No. Era bastante malo. Jugué en el juvenil de la Gramanet y luego en equipos amateur de Santa Coloma. Estoy muy orgulloso de mi carrera como entrenador, porque llegar a Segunda sin haber sido futbolista no es sencillo.
–Solo le queda entrenar en Primera. ¿Es algo que ya da por perdido o no?
–¡No! Esa llama sigue encendida. Tengo la energía y tengo los conocimientos. Si esa oportunidad llega sé que estaré preparado. Pero no estoy pendiente de si eso va a ocurrir o no. Yo disfruto el camino y soy feliz con lo que hago. Si tiene que venir, genial. Si nunca llega, también. Mi ilusión es disfrutar, en la élite o en alevines.
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