Luismi Redondo: «Hubo más equipos, pero el que más encajaba conmigo era el Cartagena»
«Javi Rey fue clave para elegir este club; me llamó y me gustó lo que me pedía y su estilo de juego. Tenemos un equipazo»
Jesús Fernández
Cartagena
Jueves, 16 de octubre 2025, 01:00
Luis Miguel Redondo Fernández (Plasencia, 27 años) llega a Cartagena con ganas de reivindicarse y enseñar su mejor versión, aquella con la que encandiló ... a la Primera Federación con el Antequera. Ya conoce el camino porque en el filial del Deportivo de La Coruña pasó un año y medio «complicado». Tuvo que volver a casa y coger la mano que le tendió su «padre futbolístico» y tocayo para volver a ser feliz junto a la pelota. Córdoba es el lugar donde conoció a su futura mujer, a esa que le pidió matrimonio en medio de la celebración del ascenso con el Andorra. Javi Rey confía en sus cualidades y así lo ha demostrado hasta en la pretemporada, pero él sabe que tiene que trabajar lo mismo que sus compañeros para ganarse el puesto. De Blasis, en su primer día, ya le reconoció su compromiso.
–¿Qué tal se encuentra?
–Pues muy bien, la verdad. Estoy muy a gusto. Al final, con el grupo que tenemos y lo que hemos hecho en el inicio, estoy muy contento de estar aquí.
–¿Cómo ha sido su carrera futbolística?
–Yo salgo de la escuela de Plasencia y fui escalando las categorías hasta llegar a juveniles. Desde pequeño siempre iba a la selección extremeña. En juveniles me convocaron con la selección española sub-17 y ya ahí fue dar un paso grande a un equipo como el Valencia, donde estuve los dos últimos años de juveniles. Después de esa etapa di el salto ya al fútbol profesional, que fue con el Deportivo de La Coruña, en el Fabril. Estuve allí un año y medio, que fue bastante complicado con el tema de que no gozaba de minutos. Tuve también la lesión de rodilla. Me rompí el menisco y estuve cuatro meses fuera. Volví a Plasencia, a mi casa, sobre todo para ser feliz y volver a sentir lo que era el fútbol. Ahí me llamaron del Ciudad de Lucena, en el que hicimos buen año. Caí en el Córdoba dos años, que fueron maravillosos. Como ciudad, como equipo y como todo es una maravilla; la siento como mi segunda casa porque mi pareja es de allí. Fui al Ceuta, al Antequera, donde pasé mi mejor año del fútbol y al Andorra, donde conseguí el ascenso. Hasta llegar a aquí.
«La gente debería ver los entrenamientos porque todos aprietan mucho y hay intensidad»
–¿Cómo fue volver a Plasencia?
–A veces hay que dar un paso para atrás para dar dos para adelante. Yo tengo un gran amigo en Plasencia, que se llama como yo, Luismi, que era el entrenador del Plasencia y es como mi padre futbolístico. Me dijo que me volviese a Plasencia, para que volviera a ser yo y recuperara esa ilusión. Yo al final era joven y casi que perdí la ilusión del fútbol. Me fui allí a mi casa, como si fuera con mis amigos a jugar, a sentir otra vez lo que es el fútbol, a divertirte e ilusionarte. Esos momentos duros son los que al final, en un futuro, te hacen saber dónde estás y te ponen los pies en la tierra.
–Después de recuperar la ilusión llama a su puerta un equipo histórico como el Córdoba. Allí coincide con un mítico del fútbol como Miguel de las Cuevas. ¿Qué le enseñó?
–Pues la verdad es que es un gran compañero. Me llevaba muy bien con él. Yo llegué para el Córdoba B, pero al final hice el año entero con el primer equipo y siempre me ayudaba. Yo me acuerdo de que, cuando subía, le daba asistencias y me apoyaba un montón. El primer año fue complicado porque fue el tema del covid y fue un poco lío lo de las ligas y demás, pero bueno, el siguiente año conseguimos el ascenso y fue una gran parte de ello.
«En el día a día está atento a nosotros para sacarnos nuestro máximo rendimiento»
–Y ahora aquí comparte vestuario con otra gran figura como Pablo de Blasis. ¿Cómo es tenerle de compañero?
–Muy similar. Cuando llegó, jugamos en Pinatar. Después del partido se me acercó y me dijo que era un ejemplo por cómo presionaba, cómo corría, cómo ayudaba al equipo. En el día a día está atento a nosotros para sacarnos nuestro máximo rendimiento y ojalá en pocas semanas vuelva a estar a mi lado en el campo y podamos disfrutar de él.
–La etapa en Andorra no coincidió con su mejor temporada, ¿cómo se sintió?
–Al principio sí que empecé jugando más, pero, como te he dicho, los momentos anteriores de mi vida, de no tener oportunidades, te hacen fuerte y al final tienes que trabajar para ti y sobre todo para ayudar al equipo porque todos teníamos en mente que, juegue quien juegue, teníamos que conseguir ese ascenso. Y así fue. Con la ayuda de todos lo conseguimos.
–¿Es Cartagena el lugar idóneo para que se vuelva a ver al Luismi del Antequera?
–Sí, se están dando las cosas para eso. Para intentar recuperarme, para sentirme muy importante en el equipo con las oportunidades que me está dando el míster, y la verdad es que yo estoy contento con ello. Sobre todo para aprovechar cada minuto que me regale. El finde pasado, desgraciadamente por un problema de De Blasis, salí casi en el descanso. Daré el máximo en cada minuto que esté en el campo.
«Esos momentos duros son los que al final, en un futuro, te hacen valorar el sitio en el que estás»
–¿Cómo fue la decisión de salir del Andorra?
–Bueno, a mí el club me comunicó que lo mejor era una cesión para volver a recuperar el ritmo de la competición para volver a ser diferencial en el campo. Yo también lo entendí. Sé que hubo bastantes equipos, pero el que más me encajaba era el Cartagena.
–¿Qué fue lo que realmente le trajo al Efesé?
–Al final sabes que es club grande, una ciudad grande. También fue muy importante la figura de Javi Rey, que es el que me llama. Fue una conversación muy buena para mí y me gustó lo que me pedía dentro del campo. A mí me encajaba mucho el estilo que él tiene de jugar y de ser importante en el equipo.
–Javi Rey ha demostrado esas palabras con hechos y ha sido titular hasta en la pretemporada, pero ¿es más importante la calidad de minutos que la cantidad?
–Sí, yo creo que sí. Cuando ves que ya no puedes dar más, siempre hay un compañero en el banquillo que puede dar algo mejor que el que está dentro. Cada uno tenemos que ser consecuentes de lo que aportamos y de hasta cuánto aportamos. Al final tienes que mostrar tu calidad al máximo, los minutos que puedas.
–En estos meses ya ha demostrado el buen pie que tiene. ¿Es posible que todavía le falte algo de mordiente arriba?
–En Antequera sí que es verdad que rompía mucho al espacio y este año es un poco más de asociarme por dentro, de hacer que los de arriba tengan la mejor oportunidad para quedarse contra el portero, dando asistencias, marcando o lo que sea. Al final, con tranquilidad y trabajo, los goles van a llegar.
«Volví a Plasencia, a jugar con mis amigos, sobre todo para ser feliz y volver a sentir el fútbol»
–¿Se siente más cómodo en la banda o de mediapunta?
–De mediapunta. Me gusta moverme por detrás de los centrocampistas contrarios y buscar esos espacios que deja el delantero o caerme en banda, pero siempre desde dentro.
–¿Le encuentra alguna explicación a lo que les pasa fuera?
–La explicación es que es la Primera Federación. Ya se ha visto que cualquier rival te aprieta, tanto si el rival que tienes delante es el Ibiza o el Murcia. A nosotros en Sanlúcar nos costó. Cada equipo se hace muy fuerte en casa y es muy difícil traerte los tres puntos de visitante, pero nosotros estamos trabajando ya en ello. En Sevilla hicimos un gran partido; lástima que no conseguimos los tres puntos, pero vamos por el camino.
–Ante el Sevilla Atlético vuelve a haber una acción polémica con el FVS. ¿Qué le parece esta herramienta?
–No me gusta mucho hablar de los árbitros, pero sí es verdad que cuando entra el VAR te para mucho el partido cuando mejor vas. Pero si estás muy mal y paras el partido, te beneficia. Al final nos tenemos que hacer a la idea de que por lo menos son 100 minutos de juego.
–¿Siente que la afición se enchufa cada vez más?
–Sí. Al final, cuando jugamos en casa es un gusto. Escuchas a todo el mundo apretando. En los partidos que hemos empezado perdiendo se ha notado que el estadio ha estado con nosotros y lo hemos notado. Es un orgullo competir en el Cartagonova.
–Ahora la mayor dificultad son los partidos de fuera, pero luego vendrán otras. ¿Cómo se superan esos momentos?
–Pues con tranquilidad. Sabemos que tenemos un equipazo. Somos un gran grupo y hay que tener calma, seguir trabajando como lo estamos haciendo. Si vieses los entrenamientos... ¡Cómo aprieta la gente! Hasta los lunes, que es cuando entrenan los suplentes. Hay una intensidad increíble y eso es lo que te lleva a ser un equipo grande.
–En la celebración del ascenso le pidió matrimonio a su pareja. ¿Necesita asentarse ya en un lugar después de muchos años de mudanzas?
–No, al final nosotros nos tenemos que adaptar un poco a movernos. Sabemos que un año estás aquí, otro año estás en otro lado, pero al final es amoldarte, saber que cada año va a ser diferente. Con mi pareja, lo tenía preparado para vacaciones, pero bueno, dije: voy a echar el anillo a la mochila porque seguramente vaya a pasar. Y pasó.
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