«Con Carrión, ni fu ni fa. Nunca tuve relación con él, ni antes ni ahora»
El lateral sevillano, recién salido del club, confiesa que en «septiembre ya me di cuenta de que no contaba para nada»
Está en plena mudanza. La jornada de ayer para el sevillano Antonio Jesús Regal, Antoñito, (Herrera, 34 años) fue un auténtico caos. «No sabía ... que tenía tantas cosas en casa metidas», dice el futbolista cuando habla del cambio de residencia que tiene que acometer, después de que en el Efesé le rescindieran el contrato el pasado lunes.
No ha sido fácil este mercado de invierno para el andaluz, que tenía bien claro desde hace algún tiempo que su etapa como albinegro estaba llegando a su fin. «En septiembre ya me di cuenta de que no contaba para nada», admite. Es la segunda vez que le toca entonar el 'adiós' a Cartagena. Primero se fue él, cuando lo fichó el Albacete en 2014. Ahora se va contra su voluntad, y sin destino. No obstante, y a pesar de que este año no ha disfrutado de la experiencia, Antoñito mantiene el buen humor que siempre le ha caracterizado. Quería seguir en el equipo y le encantaría que el Efesé llegase a Primera. «De aquí se va un aficionado albinegro más», afirma un lateral que sigue preguntándose qué ha pasado para tener que irse tan pronto.
–¿Cómo se encuentra después de su salida del Efesé?
–La verdad es que un poco aliviado por toda la situación que he vivido esta mitad de temporada en el equipo. Pero también un poco jodido, por no haber podido disfrutar de más minutos y por no haber intervenido más.
–¿Aliviado?
–Sí, porque no he tenido mucha participación y por todo lo que ha tocado vivir este curso. Ha sido un año complicado para mí. Y al final casi era mejor acabar ya.
«La relación con Belmonte y Breis es igual. Con ellos, a este club le pasarán cosas bonitas»
–¿Quería irse?
–No. En el fondo, estaba cómodo en el club. Sabía, además, que en el vestuario estaba bien visto por los compañeros. Pero no contaba con la confianza del entrenador y mi salida ha sido por eso, obviamente. Tampoco tenía nada importante sobre la mesa para irme y, si no tenía nada, prefería quedarme en un Cartagena que aspira a cotas mayores, como está demostrando. Aunque también es verdad que siempre tuve esperanzas de jugar más.
–¿Y comprende que el club quisiera prescindir de usted?
–Sí, claro. Esto es fútbol. Cuando hablé con Paco Belmonte nos entendimos bien. Tenemos amistad y eso no va a cambiar. Hablamos claramente, cara a cara, y al final tuvo que ser así por el bien de todos y por la armonía del equipo.
–¿Le molestó la rescisión?
–No, la rescisión no me molestó porque ya veníamos hablando tiempo atrás y yo veía lo que estaba ocurriendo. Ni tampoco me sorprendió. Era lo lógico.
–Solo ha participado en cinco partidos, uno de titular. ¿Por qué cree que ha sido?
–Al final, Carrión apostó por Delmás y le ha ido bien con eso. No hay nada más, de verdad. Me esperaba participar un poco más y no ha sido así. Son cosas que pasan; unos años estás más en el once y otros menos.
«El Cartagena es un equipazo. Ojalá y llegue a pelear por ascender a Primera División»
–¿Habló con Carrión para pedirle más minutos?
–No, para nada. Yo actúo de la misma manera cuando juego y cuando no. No creo que tenga que pedir ni recibir explicaciones. Son cosas del entrenador. Para eso es el que manda.
–Belmonte y Breis han agradecido su profesionalidad y su comportamiento hasta el final. ¿Cómo ha terminado su relación con ellos?
–Entre nosotros las cosas están igual, como cuando llegué. Incluso diría que mejor. Ellos dirigen una empresa, deben hacer números y tienen que tomar decisiones. Hay cosas que son inevitables.
–¿Y con el entrenador?
–Igual. Ni fu ni fa. No hay relación con Carrión. Ni la tenía antes, cuando jugaba, ni la tengo ahora.
«Estoy esperando que me llame mi representante para ver qué equipos tienen fichas libres»
–Cuénteme, ¿cómo ha vivido la situación de saber que el entrenador no creía en usted?
–La verdad es que es complicado. Entre septiembre y octubre ya veía que no iba a tener oportunidades. No contaba para nada. Durante los entrenamientos tampoco estaba bien psicológicamente. El cuerpo iba pero la cabeza no. Es jodido para un futbolista saber que no cuentan contigo. Se te vienen muchas cosas encima. Piensas que has defraudado, que ya no vales para esto, que es el último tren del fútbol que puedes coger... Gracias a mi mujer y a mis amigos uno sale para adelante. Intento ser positivo y sé que todo esto me hará más fuerte.
–¿Cree que merecía jugar más?
–Donde hay que evaluar a un futbolista es en partidos de competición y he tenido pocas oportunidades para demostrar cosas. Entrenando no te puedo decir que me haya visto bien. Siendo sincero, he tenido entrenamientos de pena porque no tenía la cabeza ahí, porque sabía que no iba a jugar. No sé si merecía más minutos. Algunos más quizás sí.
–¿Cómo está viendo al equipo?
–Pues muy bien. Sobran las palabras. Cuando un equipo va sexto en Segunda algo bien está haciendo. Es un equipazo, con dos buenas plantillas. Y se está demostrando que sacando puntos fuera de casa el equipo se ha metido ahí. Lo que a mí me ha ocurrido no quita que desee que el Cartagena esté muchas jornadas arriba.
–¿Ve al equipo capaz de terminar la liga regular donde se encuentra ahora?
–Sí, creo que hay experiencia de sobra en el equipo para afrontar estas situaciones, jugadores que ya han vivido ascensos. Y si encima tienes a un tal Rubén Castro estás en tu derecho de soñar con disputar el 'playoff' y con el ascenso.
–De luchar por evitar el descenso a estar hablando de quedar entre los seis primeros. La metamorfosis que ha habido en un año es llamativa...
–Así es. En el mercado de invierno del año pasado, el club hizo un esfuerzo muy grande en traer buenos futbolistas y a un nuevo entrenador. Hay una idea de juego y lo cierto es que en poco tiempo el equipo ha mejorado mucho.
–¿Dónde está la clave del éxito?
–En el vestuario y en el buen rollo del día a día. Los que estaban el año pasado aquí saben que no había tanta piña como ahora. Además, los jugadores que llegaron en verano se integraron muy bien y eso se nota.
–¿Qué significa el Cartagena para usted?
–Es un club al que le tendré un cariño especial. No he salido muy bien en el tema deportivo, pero me llevo grandes amigos en el vestuario y en la ciudad, el haber conocido gente buena en el club. Un pedacito de mi corazón siempre será albinegro. Mi primera etapa aquí fue un año muy bueno, a pesar de no subir. Gracias a aquello, llegué hace un año con toda la ilusión del mundo.
–Y cuando hable de estas dos etapas aquí, ¿qué contará?
–Que han sido un poco como los colores del equipo: una parte blanca y otra negra. Hablaré de la eliminatoria que vivimos en la Copa del Rey frente al Barça. También de la salvación del año pasado, que fue otro momento muy emotivo.
–¿Qué futuro le ve al Cartagena?
–Muy bueno. Mientras esté Paco Belmonte y su ambición no hay límites en el club. Con la ayuda de Manolo (Sánchez Breis), el Monchi de La Manga, puede ser que le pasen cosas bonitas al equipo y a la ciudad.
–Hablemos del suyo. ¿Sabe ya qué va a hacer?
–No, estoy esperando a que me llame mi representante para ver qué equipos que tengan fichas libres buscan un lateral derecho. Me iré a Málaga, donde tengo mi residencia, a trabajar con un entrenador personal mientras espero, así no estoy parado. Ahora tengo que entrenar mucho más para cuando llegue la siguiente oportunidad.
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–¿Ha tenido ofertas este mes?
–De Croacia y de Chipre, pero las rechacé por no volver a separarme de mi familia. Así que estoy esperando a un equipo de Segunda. No sé si hay posibilidades porque está todo muy parado. Hay ofrecimientos para entrenar y ver qué ocurre cara al año que viene.
–Y en caso de no encontrar nada, ¿qué hará?
–Siempre me quedará el Herrera Club de Fútbol (risas).
–¿Cuánta cuerda piensa que le queda a Antoñito?
–Estoy mejor que con 20 años. Ahora nos cuidamos más y desde que estoy en el fútbol profesional cada año me preparo mejor. Mis compañeros me decían que iba a durar hasta los 40. Encima, veo a Rubén Castro y me dan ganas de aguantar más y superarle (risas).
–Del Efesé, ¿de quién le da más rabia despedirse?
–Son muchos. De De la Bella, que me debe una botella de vino, de De Blasis, Cayarga, de Antonio Luna... Como te decía, hay un buen grupo y nos hemos reído mucho. Hemos echado momentos muy divertidos porque hay cada personaje en el vestuario... Y también echaré de menos los desayunos de los jueves con Marc Martínez.
–A la afición, ¿tiene algo que decirle?
–Que sigan yendo al Cartagonova, que pueden venir muchas alegrías. Ojalá y pronto Cartagena sea ciudad de Primera División. Se me verá mucho por aquí. Seré un aficionado más del Efesé. Y que me gustaría que a la ciudad deportiva le pusieran el nombre de Perico Arango.
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