Un ascenso muy trabajado
En Cartagena las cosas nunca son fáciles y menos si se trata de un tema como el fútbol. Después de los últimos naufragios de los ... albinegros, tanto en esta etapa como en anteriores, el ascenso supone una satisfacción importante para la ciudad y el aficionado. Al final, la emoción desbordada por la consecución de pasar la eliminatoria desató el éxtasis en una grada que ha vivido más desgracias que ilusiones.
Una alegría quita mil penas, y hay que valorar el buen trabajo de Belmonte y Breis, tanto a nivel institucional, como empresarial y deportivo, además del cuerpo técnico y futbolistas. La afición, devota y positiva, también ha ayudado. Todo eso, metido en una coctelera, ha explotado, traduciéndose en un éxito deportivo que se quedará marcado en la historia.
A título personal, sé que puede significar tocar el cielo llegando desde el barro. Por ejemplo, lo logré en Lorca y en La Unión. Pero también viví momentos más glamurosos, como con en el Granada y el Córdoba desde la dirección deportiva, llegando hasta la Primera División. Por lo que soy consciente de lo que se puede sentir un jugador, un directivo y aficionado. Aunque bien es cierto que, cuando estás en el mundillo, los niveles de alegría son más contenidos porque sabes que del éxito al fracaso hay un paso. Y creo que en la casa albinegra, poniéndome en su pellejo, los jugadores más veteranos saborearán este hito porque entran en la recta final de su carrera, mientras que los jóvenes, más espontáneos, lo vivirán con mucha intensidad.
Por ello, degustar el momento es fundamental. Nadie sabe que trae el mañana, así que deben disfrutar el presente y dejarse llevar durante esta semana. Ya, en unos días, llegará la hora de tomar decisiones para planificar el proyecto del año que viene. Pero hoy ellos son los protagonistas de una historia que ha terminado con final feliz, valorando el esfuerzo empleado para llegar a la meta: la Segunda División.
El club de Benipila ha trabajado intensamente en el día a día, construyendo una base sólida, sin olvidar nunca el soñar en grande. Esto es buenísimo para la ciudad y para la Región. Esa alegría del domingo por la noche hizo olvidar a todo el mundo la sombra de la Covid-19 y sus consecuencias, tanto sanitarias como económicas. Ahora, en la localidad portuaria, mi tierra natal, se arroja luz después de una pandemia, un festín necesario para unas gentes con demasiadas cicatrices. Esto, seguro, va a aliviar los sinsabores del pasado.
Es el momento de celebrar, de brindar con los más cercanos, pero sin olvidar la responsabilidad por la situación que vivimos. Y también de establecer unos pilares inamovibles para seguir creciendo. Tuve la oportunidad de vivir en primera persona lo que es llegar a la máxima categoría del fútbol nacional, y soy consciente de que esto es un pequeño paso, que este deporte invita a la euforia para, después, llevar a situaciones más complicadas.
La semana que viene, los dirigentes deberán ser pragmáticos y tomar decisiones difíciles. Por lo que toca relajarse, dejarse llevar, saber disfrutar una experiencia que solo viven unos pocos, para así volver a la carga con más energía que nunca. Este es un ascenso por el bien común, de todos, y compartir esa felicidad con tus amigos, o incluso con desconocidos, es la parte más bonita, la que todo el mundo guardará en el recuerdo. Festejen y vivan el presente porque este ascenso es muy merecido.
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