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María Ramírez
Viernes, 24 de enero 2025, 07:29
Alquilar una vivienda se ha convertido en una auténtica odisea. La alta demanda impacta con la escasa oferta y la subida de los precios. Todo ello no solo provoca que sea complicado encontrar un inmueble, sino que, en muchos casos, los inquilinos se ven obligados a conformarse con opciones que no se ajustan plenamente a sus necesidades o expectativas.
La presión del mercado obliga en numerosas ocasiones a tomar decisiones apresuradas. En este contexto, los interesados pueden cometer una serie de errores que, a la larga, pueden traer graves consecuencias. Estos son cinco de los fallos más habituales a la hora de arrendar:
A pesar de que puede parecer una buena idea para ahorrar tiempo, lo cierto es que las imágenes del anuncio y la descripción no siempre son fieles a la realidad. Además, se corre el riesgo de encontrarse con desperfectos, problemas de humedad o una iluminación deficiente que no se percibe en las fotos.
Cuando esto ocurre, el inquilino tiene dos opciones: vivir en una vivienda que no le gusta o pagar una indemnización al arrendador si decide romper el contrato antes de lo previsto. Por ello, Idealista recomienda no firmar de forma apresurada y esperar a ver el interior para no llevarse sorpresas.
Esta situación es muy frecuente entre familiares, amigos o conocidos. No obstante, este tipo de acuerdos puede acarrear problemas, ya que al no establecerse por escrito las condiciones del arrendamiento, no queda constancia de lo pactado. Por lo tanto, en caso de disputas o malentendidos, puede resultar complicado probar lo que se acordó originalmente.
Las prisas también llevan a otro gran error: firmar sin leer detenidamente las cláusulas. Aunque los términos y condiciones del contrato puedan haberse explicado verbalmente, es esencial revisar cuidadosamente el documento, ya que refleja un compromiso entre ambas partes. De lo contrario, se podría pasar por alto algún aspecto importante, como la tenencia de mascotas.
No informar al casero sobre problemas o desperfectos que ocurren en la vivienda también es un fallo muy habitual. Algunos no comunican la avería por temor a tener que sufragar los gastos. Sin embargo, además de que la avería se puede agravar, hay que tener en cuenta que el gasto de la reparación en muchas ocasiones corre a cuenta del casero.
Una práctica que a menudo se omite es realizar un inventario detallado de los bienes y el estado del inmueble al momento de ingresar. Idealista recomienda que este registro sea fotográfico. Eso sí, hay que revisarlo para verificar que el listado es correcto.
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