La ganadería murciana supera diez años de crisis y se expande más que nunca

Por cada habitante de la Región hay tres cabezas de ganado. La cabaña murciana suma más de 4.100.000 cerdos, lechones, ovejas, corderos, cabras, cabritos, terneros, vacas y gallinas, de acuerdo con el último censo de la Comunidad. Es la cifra más alta de la historia del sector en Murcia. El anterior máximo fue en 2008, con 3.220.000 ejemplares.

Las granjas de vacuno y caprino alcanzan máximos nunca vistos y las de porcino crecen de forma continuada, si bien los rebaños de ovejas aún mantienen altibajos. A ello se suma el 'boom' de las explotaciones avícolas, cuyo número de ponedoras ha crecido un 260% desde 2008. Sin embargo, por el camino se han quedado la mayor parte de la crianza de conejos y las experiencias con avestruces.

La cabaña se compone de 1.870.000 cerdos y lechones, 1.340.000 gallinas, 600.000 ovejas y corderos, 215.000 cabras y 80.000 terneros y vacas frisonas para ordeño. Está repartida entre 5.000 granjas. Su capacidad productiva se traduce en cifras récord: 384.336 toneladas de carne durante el año pasado, 112.279.000 litros de leche y 31.975.000 docenas de huevos.

La facturación global de los ganaderos ascendió a 665,7 millones de euros en 2017 frente a los 447,4 millones de 2007. Si se incluyen las empresas vinculadas al sector, desde fábricas de piensos hasta mataderos e industrias cárnicas y lácteas, el volumen de negocio supera los 1.000 millones anuales. Tal expansión ha sido posible gracias al incremento de la productividad, al auge de las exportaciones, al cese de las cuotas lácteas, al 'boom' de la industria quesera y a la integración de la mayor parte de las granjas porcinas como proveedoras directas de empresas cárnicas.

Por tipos de carne, la de porcino mantiene su hegemonía absoluta, con 320.070 toneladas en 2017 (es la tercera provincia productora del país), seguida por la de pollo, con 29.687 toneladas; la de ternera, con 20.944 toneladas, y la de cordero, con 11.725. El resto se reparte entre cabrito, con 1.355 toneladas; conejo, con 551 toneladas, y potro, con 4 toneladas.

Las ventas al extranjero sirven de válvula contra las crisis de sobreproducción que se sucedían año tras año. Al menos no son tan intensas y duraderas como antes, salvo para las granjas cunícolas. En 2007 solo se exportaron 29.778 toneladas de carne congelada, embutidos y conservas, que proporcionaron 75,8 millones de euros. En 2017 fueron 92.249 toneladas y 234,3 millones de euros, un récord. Durante los diez primeros meses de 2018 se comercializaron 79.640 toneladas y se facturaron 198 millones, un 0,7% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior, de acuerdo con los últimos datos del Instituto de Comercio Exterior (Icex). Los principales clientes exteriores son China y Japón, que suponen más de un tercio de la facturación. Les siguen, por este orden, Francia, Portugal, Alemania, Reino Unido, Italia, Corea del Sur, Polonia y Argelia.

Pero el revulsivo al sector lo ha dado la demanda de terneros y rebaños de cabras por parte de Libia, Turquía, Líbano, Argelia y Marruecos. No solo ha supuesto el despegue de las cabañas de bovino y caprino, sino también ha erigido al puerto de Cartagena como el mayor punto de salida de ganado de España. Hace una década fueron 104.450 cabezas; en 2017, la cifra se elevó a 791.780 ejemplares, que generaron 212 millones de euros. Entre enero y octubre se comercializaron 596.800 animales, un 9,7% menos respecto al año pasado, pero se facturaron 217,3 millones, un 15,8% más, merced al aumento de precios, por lo que se llegará a unos 245 millones al cierre del presente ejercicio.

Murcia se ha convertido en una de las comunidades más beneficiadas por el cese de las cuotas de leche de vaca. Sus 23 granjas generan 60.500.000 litros, más del doble que hace una década. Hay un aspecto que beneficia a Murcia: la deslocalización. Cada vez más industrias prefieren no adquirir leche donde hay grandes volúmenes -Galicia, Asturias y Castilla y León-, sino donde más barata resulta su recogida y transporte a núcleos de mayor consumo. La cercanía respecto a las zonas turísticas del Levante y Andalucía juega en favor de la Región.

La leche de cabra goza del impulso de la industria quesera murciana y castellanomanchega, así como de la creciente población magrebí. También se ha hecho popular entre los intolerantes a la lactosa. Muchos médicos la recomiendan para niños. La producción asciende a casi 51.000.000 litros, un 45% más respecto a 2008.

El mercado extranjero ayuda. El año pasado se comercializaron casi nueve millones de kilos de postres lácteos, quesos y yogures murcianos fuera de las fronteras, según el Icex. Ello reportó 21,6 millones de euros. Durante los diez primeros meses de 2018, tal cifra ascendió a 20,7 millones, un 16% más. El mayor comprador es EE UU, donde el queso de Murcia al vino es una 'delicatessen'. Le sigue Italia, Suecia, Bélgica y Holanda. Por su parte, la venta de leche de cabra se abre camino en Marruecos.

La producción de huevos ha dado un buen estirón, con una producción superior a los 32 millones de docenas. Hace una década apenas se pasaba de 7 millones (antes de la crisis el máximo fue de 9 millones, en 2004). Casi toda la producción se vuelca en el mercado interior... de momento.