Frenar el cambio climático, una prioridad para la economía regional

En 2009, la organización ecologista internacional Greenpeace alertó de cómo luciría La Manga del Mar Menor en el año 2050 si la situación continuaba como hasta ese momento. Para ello, se apoyó en un montaje fotográfico que recreaba una situación apocalíptica. En ella se apreciaba la zona completamente sumergida y absorbida por el Mediterráneo, dado que se estima que el nivel del mar aumentará en torno a 20 centímetros para mediados de este siglo.

A través de este fotomontaje, junto al de otros parajes de España, Greenpeace quiso reflejar los devastadores efectos que el cambio climático tendrá en La Manga si no se actuaba de inmediato para reducir de manera urgente las emisiones de CO2. Los expertos sostenían que, si no cambiaban las circunstancias, la lengua de tierra quedaría anegada por el mar antes de 2100.

Sin duda, fue un golpe de efecto que permitió poner el punto de mira en esta materia y despertar a la sociedad, economía y administraciones a remar a favor de obra. Cada 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, una jornada de concienciación y reflexión sobre este grave problema global que afecta a las personas y los territorios. Para Naciones Unidas, se trata de una variación, natural o provocada por la actividad humana, a largo plazo en el clima y la temperatura del planeta.

El cambio climático tiene capacidad para dañar la salud humana, animal y vegetal. Para muestra, las prolongadas sequías, lluvias torrenciales, incendios forestales, pérdida de hielo marino, aumento del nivel del mar, calentamiento del agua, olas de calor más largas e intensas, desaparición de especies, pobreza y desplazamiento son algunos de los efectos que están ocurriendo más rápido de lo que los científicos evaluaron previamente.

La gravedad de estos efectos depende y dependerá de la concatenación de las futuras actividades humanas, ya que a más emisiones de gases de efecto invernadero, más extremos climáticos y efectos dañinos generalizados en todo el planeta. Asimismo, si se redujeran las emisiones, podrían evitarse algunos de los efectos más indeseables.

El impacto del cambio climático varía en función del territorio, ya que no es igual en todas las partes del mundo. Por ejemplo, en países como España, Italia y Grecia, que les une el clima mediterráneo, el calor extremo se deja notar cada vez con mayor frecuencia, siendo este una amenaza para determinados colectivos de la población, como las personas mayores y pacientes con enfermedades cardiacas, dado que la exposición al calor extremo puede aumentar la demanda de oxígeno del corazón y desencadenar eventos cardiovasculares agudos como infartos y accidentes cerebrovasculares. Los niños, mujeres embarazadas y personas con problemas de salud mental también son vulnerables a sufrir algún riesgo significativo, aunque en menor medida.

La propagación del virus del Nilo Occidental (VNO) en España, y que en lo que va de año ha provocado la muerte a ocho personas en Andalucía, está relacionado con el cambio climático. Así lo acreditan investigadores de la Universidad de Bruselas, cuyos resultados recientes apuntan a una importante responsabilidad del cambio climático en el establecimiento de este virus en la parte sureste de Europa.

El incremento generalizado de las temperaturas como consecuencia del cambio climático está favoreciendo la transmisión del VNO en algunas zonas del continente, mediante la creación de unas condiciones más adecuadas para la proliferación del virus y sus mosquitos transmisores. Queda demostrado que representa una amenaza de salud pública en países europeos que antes no estaban afectados, aunque menos del 1% de las infecciones humanas desarrolla complicaciones neurológicas más graves que pueden provocar la muerte.

El 2030 fue la fecha fijada por las Naciones Unidas (ONU) para solucionar los grandes retos sociales, ambientales y económicos y promover un cambio de paradigma social y económico en materia sostenible. Los científicos coinciden en que ese año es la fecha límite para evitar una catástrofe de mayores magnitudes. Esta carrera de fondo comenzó en 2015 con un plan global que recoge 17 objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y 169 metas en pro de garantizar un desarrollo que satisfaga las necesidades actuales sin repercutir e impactar en el de las futuras generaciones.

Estos retos tienen una marcada sensibilidad con el cambio climático, junto a otras temáticas como la justicia social, salud, educación, igualdad de género, desigualdad económica, innovación y consumo sostenible. En concreto, el objetivo 13 Acción por el clima insta a la adopción de medidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, priorizando las energías renovables (como la solar o eólica) frente a las de combustibles fósiles en los sectores más contaminantes.

Además, implican a todos los actores que contribuyen a impactar positivamente en el mundo, entre ellos el sector público, empresas privadas, organizaciones sin ánimo de lucro y ciudadanía. A nivel regional, la Comunidad Autónoma ha lanzado su propio Plan de Acción para alcanzar los ODS y conseguir llegar a los plazos de la Agenda 2030, y lograr así 'no dejar a nadie atrás', motivando a universidades, instituciones, sociedad en general y sector privado a alinearse con estos objetivos.

Las empresas de la Región de Murcia han tomado nota de su compromiso con el Planeta y no solo han implementado gran número de estos 17 objetivos, sino que han creado sus propios planes de acción internos para que los ODS formen parte de la identidad de la compañía, tanto antes del 2030 como para que se mantengan posteriormente a esta fecha. Dentro de esas iniciativas destacan cambios estratégicos en sus modelos de producción, la instalación de energías más limpias e incluso generación de las suyas propias; el uso de nuevos materiales menos contaminantes; la implantación de medidas en sus plantillas para que el clima laboral y la igualdad de oportunidades formen parte de sus valores empresariales, y el fomento de la economía circular.

Cada persona, aunque parezca que su comportamiento sea insignificante, puede aportar su granito de arena en esta causa para contribuir a frenar el cambio climático, con una serie de pequeñas acciones, pero con un gran impacto.-Reduce, reutiliza y recicla

En 2023, se reciclaron casi 1,7 millones de toneladas los envases de plástico, metal, brik, papel y cartón a nivel nacional, según Ecoembes, lo que supuso un 3,5% más con respecto al año anterior. Esta filosofía de reducir, reutilizar y reciclar recursos contribuye a transformar lo que se considera viejo, obsoleto, roto… en algo nuevo, aportando una segunda, tercera o las vidas que sean necesarias, con el objetivo de reducir al máximo los residuos que acaban en la naturaleza y que dañan el medio ambiente.-Bajar las emisiones de dióxido de carbono

El uso del transporte público y la bicicleta es cada vez más frecuente entre la población, para ir al trabajo, de ocio o moverse tanto dentro del municipio como para ir a otro. En agosto, el transporte público urbano en la Región de Murcia, que abarca los autobuses y el tranvía en el caso de la capital, sumó 1,4 millones de viajes, un 22% más que en el mismo mes de 2023. Dejar el coche aparcado en casa y optar por estos medios de transporte sirve para reducir de forma considerable las emisiones de CO2 a la atmósfera.

-Ahorra energía: La primera recomendación es, aunque suene a obviedad, una de las más prácticas: aprovechar la luz natural, con efecto positivo en la economía familiar y para la calidad de vida de las personas, sin olvidar que los espacios con buena iluminación se perciben más amplios y confortables. El uso de bombillas led o bajo consumo se caracterizan por una vida útil más larga y por aportar una mejor calidad lumínica. En cuanto al uso eficiente de los electrodomésticos, tanto la lavadora como el lavavajillas deben programarse una vez que estén llenos; y el piloto rijo de los dispositivos eléctricos debería apagarse cuando no se usan, ya que este consumo silencioso representa el 10% del total mensual de una vivienda.-Apostar por el producto local y de proximidad

Se recomienda, siempre que sea posible, adquirir productos locales y de temporada, porque supone un beneficio múltiple: la salud de las personas, su bolsillo y el planeta. Al evitar que la materia prima recorra grandes distancias desde su punto de origen hasta el destino, el medio ambiente lo nota, puesto que las emisiones de gases de efecto invernadero son menores al reducir el consumo de combustible y también, en el caso de frutas, verduras y otros alimentos, los tiempos de refrigeración en la fase de transporte.

-Menos plásticos: El plástico está presente en el día a día de las personas, incluso en objetos y productos que ni por asomo se creería que lo contienen, como en muchos chicles, que utilizan una base de plástico neutro. A día de hoy, existen numerosas alternativas que pueden incluirse en la rutina, como usar bolsas de tela o rafia a la hora de hacer la compra, optar por los pañuelos de papel que van en caja de cartón en vez del formato plastificado (pequeños paquetes de diez unidades) y sustituir las pajitas de plástico por las de acero inoxidable, que pueden reutilizarse muchas veces y no cambian el sabor de las bebidas.

• Temas
• Cambio Climático
• Economía en la Región
• Sostenibilidad