Croem exige un plan regional para reequilibrar el déficit al irse los pagos de la Comunidad por encima de los 60 días
La patronal destaca el crecimiento «sólido» de las economía regional en el primer trimestre, con una tasa superior al 3%, a pesar de las tensiones inflacionistas, los efectos de la guerra y la inestabilidad financiera
La Confederación Regional de Organizaciones Empresariales de Murcia (Croem) considera que para afrontar el periodo de fuerte incertidumbre al que se enfrenta la economía regional «es imprescindible el diseño inmediato de un plan de reequilibrio del déficit -que permita a medio plazo rebajar impuestos sobre la renta en lugar de aumentar el gasto estructural-, y el diseño de un plan de pago a proveedores que goce de un compromiso más cortoplacista». Porque advierten del preocupante ascenso de los plazos de pago de la Comunidad Autónoma, «que superan ya los 60 días y se encuentran entre los más altos de las distintas autonomías. Así lo resalta de esa manera en su último boletín de coyuntura publicado este miércoles.
Una circunstancia que lleva aparejado «un fuerte repunte de la deuda de carácter comercial, al entorno de los 250 millones de euros, que resulta especialmente sangrante en el ámbito sanitario». Por ello, se siguen «observando desequilibrios» -subrayan desde la patronal murciana- sobre los que se hace hincapié «sería deseable actuar». En este sentido, uno de los más relevantes es el que atañe al sector público regional, ya que se insiste en que «no hay visos de corrección de los elevados niveles de déficit público, pues se ha llegado al punto de absorber en tan solo dos meses el objetivo de déficit de todo el año». Al mismo tiempo, concluye la patronal, «se anuncian nuevas medidas que conllevarán un aumento estructural el gasto público -muy posiblemente motivado por el denominado 'ciclo electoral del gasto público'- que podrían agravar la situación».
Sin embargo, con respecto a la evolución general de la economía de la Región de Murcia a lo largo del primer trimestre de este año se apunta que muestra un comportamiento «sólido», con una tasa de crecimiento del 3,7% anual que, aunque es ligeramente inferior a la de 2022, resulta elevada, lo que posibilita mantener el pulso de la actividad, a pesar del complicado entorno nacional e internacional que se afronta. Y es que ni las consecuencias de la guerra en Ucrania, ni las tensiones inflacionistas, ni tampoco el endurecimiento de la política monetaria han impedido una evolución positiva.
En consecuencia, la resiliencia de la actividad económica en territorio murciano está resultando algo mayor de lo esperado, de manera que se realiza una revisión al alza de las previsiones del PIB para el conjunto del año, que se sitúan ligeramente por encima del 1% (cuando hace unos meses no alcanzaban dicha barrera), sin que puedan descartarse actualizaciones adicionales si se prolonga la dinámica observada en los primeros meses de 2023. El hecho de que la inflación haya moderado su ritmo de crecimiento, aunque se mantenga en niveles inquietantes y no deseados ha sido un aspecto importante.
Con todo, es cierto que pese a la robustez de la economía regional en los primeros meses de 2023, la situación es muy heterogénea si se atiende a las distintas ramas productivas. Así, en primer lugar destaca «la expansión del sector servicios», cuyas tasas alcanzan los dos dígitos en el primer trimestre del año dando continuidad a los buenos resultados de 2022. En particular, la cifra de negocio de las actividades terciarias de mercado crece un 10,6% anual. También la actividad turística «continúa aproximándose a los niveles prepandemia», con un buen comportamiento de hoteles. Y, asimismo, la facturación de comercio «revierte el flojo comportamiento de la anualidad anterior».
Contracción en agricultura e industria
Por otro parte, en el lado negativo, en la agricultura «comienza a hacer mella la escasez de recursos hídricos», debido tanto a las pocas precipitaciones como a los limitados recursos procedentes del Trasvase Tajo-Segura. Mientras que la industria atraviesa «un periodo contractivo» por la debilidad de las actividades energéticas y algunas otras ramas con gran pese en las manufacturas regionales. Por su parte, la construcción «se estabiliza» por la normalización de la obra pública, tras un periodo de fuertes licitaciones vinculadas a la llegada de la alta velocidad y de infraestructuras hídricas, así como por la apreciación de ciertos signos de desaceleración en la actividad residencial.
Claro que, en conjunto, el tejido empresarial se expande, pues entre enero y marzo se contabilizaron 352 empresas más en alta en la Seguridad Social (+0,8%, que contrasta con el -0,5% nacional), al tiempo que se mantiene un volumen concursal moderado (23 empresas), y un saldo mercantil positivo (+664 sociedades mercantiles hasta marzo, tras registrarse 785 constituciones y 121 disoluciones) y más favorable que un año antes (+561).
