«Cuando tratas a un paciente y al final muere es muy doloroso»

El sudor por todo el cuerpo y las marcas de las gafas en la cara son los signos que muestran la pequeña guerra que María del Carmen Bastida ha librado cada día en su trabajo. Celadora en la UCI del Hospital Los Arcos, esta murciana ha estado junto a sus compañeros en primera línea para asegurarse de que aquellos pacientes mas graves recibían grandes cuidados de manos expertas. «Nuestro objetivo siempre ha sido hacer nuestro trabajo de la mejor forma posible y colaborar en todo lo que se pueda. Lo hemos pasado mal. Cuando llevas tratando unos días a un paciente y al final muere es muy doloroso. Yo llegaba a casa con mucha tensión».

Esta profesional, que dice haber «aprendido sobre la marcha» en relación a esta pandemia, también ha vivido de cerca algunos problemas asociados a ella, como la falta de elementos de protección como mascarillas, pues «solo teníamos una quirúrgica para todo el día». La situación no le ha impedido dar el 100% de ella en cada turno, sobreponiéndose a la preocupación por un posible contagio. «Aunque llegues a casa duchado y limpio intentas acercarte a tus familiares lo menos posible. He estado sin ver a mis padres estos dos meses porque no quería arriesgarme a visitarlos y que enfermaran», destaca.

Ahora, cuando ya se empieza a ver un poco la luz al final del túnel, esta celadora pide a la gente «que lleve mucho cuidado para evitar un nuevo rebrote. Todavía no somos conscientes de lo que ha pasado».