«Trabajamos sin miedo, pero con mucho cuidado»

Febrero fue el mes en el que Marian Sáez comenzó a prever lo que se avecinaba. «Tenemos conocidos en la zona de Lombardía y, al ver las noticias en la televisión, me puse en contacto con ellos. Nos dijeron que ya estaban confinados en casa, que no tenían guantes ni mascarillas». La realidad que vivían los italianos fue como un revulsivo para ella, que ya estaba preparada cuando se decretó en marzo el estado de alarma, pues para entonces «había comprado de todo».

Aunque contaba con todos los elementos básicos necesarios para protegerse (guantes, mascarillas y gel hidroalcohólico), la llegada de este virus también produjo mucha incertidumbre en la gasolinera en la que ella está empleada. «Trabajamos sin miedo, pero con mucho cuidado. Optamos por evitar que la gente entrase y servíamos de uno en uno. Apenas teníamos clientes y yo sentí mucha pena, porque cuando solo trabajaban los sectores esenciales parecía el fin del mundo. No pasaba nadie»

Siempre con la prevención por bandera y con cierta zozobra por esta nueva realidad, el temor no fueron sentimientos a los que sucumbiera Sáez, gracias en parte al buen hacer y la empatía de los clientes de este negocio de Abanilla, que han sido conscientes de la situación y han apoyado a sus trabajadores para evitar posibles contagios, facilitando así su labor.

«La gente lleva mucho cuidado y se ha portado muy bien. Han mantenido la distancia de seguridad y todos han respetado las normas que hemos dicho», concluye.