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En el corazón de los Imoca 60: así es el interior de los barcos de la Ocean Race Europe
Unos habítaculos pequeños que contrastan con la longitud de esta embarcación monocasco capaz de alcanzar velocidades de vértigo
Jesús Fernández
Domingo, 24 de agosto 2025, 18:30
Segunda jornada de The Ocean Race en Cartagena y ya están todas las embarcaciones amarradas en el puerto de la ciudad, a la espera de ... su partida hacia Niza mañana. El Team Amaala llegó durante este domingo tras tener tramos sin viento cuando navegaban por el sur de Portugal. Las otras seis naves entraron en la ciudad portuaria el sábado. Una jornada dominguera que estuvo acompañada de un calor abrasador, pero que no impidió un flujo constante de curiosos que se acercaban hasta el 'pit lane' para asomarse y ver de cerca las impresionantes naves que decoraban el paseo del puerto. Los abanicos eran el complemento ideal para no morir en el intento y las escasas sombras eran aprovechadas para tomar un respiro.
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Mariana Lobato, del equipo francés Arkéa, aprovechaba este día de descanso para mostrar y explicar el funcionamiento de su embarcación, hasta ahora segunda en la clasificación general y liderada por el francés Yoann Richomme. La tripulante portuguesa reconoce que está feliz de estar aquí porque le «encanta España, nuestros hermanos. Me gusta mucho venir al Mediterráneo. Cartagena es excepcional.»
El casco del barco se ve alargado desde fuera, sobre todo la parte de la proa (delantera). Pero el interior es todo lo contrario. Dos agujeros dan acceso a las entrañas de la nave. En el primero se guardan todas las velas necesarias para la navegación; algunas llegan a pesar incluso 50 kilos, lo que sumado a la velocidad y al vaivén del barco no lo convierten en una tarea fácil intercambiar unas por otras. Pero quien manda en este tipo de embarcaciones es el viento. De él depende que se pongan unas u otras: cuanto más sople, más pequeñas.
El otro habitáculo es el corazón de las operaciones. Allí se encuentra el asiento para dirigir la nave desde una pantalla GPS, ya que desde la cristalera es casi imposible, entre las velas y el oleaje. En este hueco también se encuentra el timón manual, que siempre es la mejor opción para dirigir el barco, pero es muy difícil que las condiciones marítimas lo permitan. Por ello casi siempre llevan el piloto automático enchufado.
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A los lados de ese espacio se encuentran las camas. Dos huecos estrechos y alargados donde solo cabe un cuerpo tumbado, que intenta echar una cabezada entre golpes y ruidos para hacerle el relevo a sus compañeros.
Lobato confiesa que «la parte mental es fundamental. Hay que estar muy equilibrado con uno mismo y con el equipo, porque tenemos momentos muy buenos pero otros otros muy bajos. Es muy difícil de soportar. Si tienes un buen ambiente es todo más fácil».
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El equipo Arkéa es el segundo clasificado en la general de la Ocean Race Europa. «Siempre queremos ir a mejor y estar delante de los otros. Pero esto es un camino que estamos construyendo en equipo. Estamos justo en la mitad de la regata, a ver qué podemos mejorar para subir», afirma ambiciosa Mariana Lobato.
La tarde del domingo se completó con una cita en que los fans de esta regata pudieron conocer a sus ídolos e inmortalizar el recuerdo con una foto y la entrega de trofeos de la segunda etapa que arrancó en Portsmouth y acabó en este puerto emblemático de la Región. El equipo francés Biotherm fue el primero en llegar al puerto cartagenero, seguido de los suizos Holcim-PRB y su compatriota Paprec Arkéa.
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Este lunes arranca la penúltima jornada en la que estos imponentes barcos deleitarán a los asistentes con una exhibición de una milla. Comienza a las tres de la tarde y se puede seguir desde tierra.
Regata de Velas Latinas
Una competición típica cartagenera de barcos de una sola vela que contrastan con los Imoca 60 de la Ocean Race son las de Vela Latina. Estas embarcaciones pequeñas de 21 palmos (4,41 metros de eslora), típicas de la pesca costera, colorearon ayer las aguas cartageneras con una competición que duró alrededor de hora y media, y que formaba parte de las actividades paralelas de la Ocean Race. Tras amarrar las barcas llegó la posterior entrega de premios en el puerto.
Estas embarcaciones ponían de manifiesto la diferencia de tamaño con los siete participantes de la Ocean Race. Los Imoca 60 tienen una longitud de eslora que cuadriplica la de una Vela Latina (18 metros). Además, la principal diferencia es que los tripulantes de esta alta competición tienen que desplegar una multitud de velas y sustituir unas por otras. Mientras, que los que se encargan de dirigir una Vela Latina solo tienen que encargarse de una, que agrandan o reducen su tamaño según el viento que haya.
Para los valientes que consiguieron sobreponerse a los estragos del calor de este pasado domingo, la organización de la Ocean Race les premió con una paella como cortesía. Además, por la noche hubo conciertos y entrega de diplomas. Este lunes, a partir de las 15.00 horas, habrá una exhibición de pruebas de velocidad de los IMOCA 60.
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