El UCAM vuelve a la Copa del Rey 26 años después

37 años de historia, 24 años de ellos en una ACB que ha dado más sufrimiento que alegría, en la que se han visto pasar continuamente equipos que daban con esa fórmula secreta para codearse con los grandes momentánea o más prolongadamente en el tiempo, mientras en Murcia la suerte seguía siendo esquiva. Proyectos desarmados antes de tiempo, jugadores que usan el club como trampolín, entrenadores de éxito fugaz, años de problemas económicos y hasta el coqueteo con la desaparición. El hoy UCAM ha convivido con todo ello y su afición por años llegó a pensar que el techo estaba en sobrevivir y, con suerte, mirar a los ojos a algún que otro grande si el día que le tocaba jugar en Murcia le pillaba despistado.

La gerencia de Gómez y Garrido cambió la identidad y, después de muchos años, ya tiene el último de sus objetivos. 'Playoff', Europa y, ahora, Copa del Rey. El torneo más bonito que existe en el planeta baloncesto a mitad de temporada, el producto más internacional de la ACB, tendrá al UCAM como uno de sus protagonistas y reclamos. Porque sí, este equipo es muy digno de ver. Gana y divierte. Impone su estilo, mete más puntos que nadie en la mejor liga del continente y, además, es de los que por más diferencia vence. Y por eso aún tiene opciones, incluso, de ser cabeza de serie. Y dependiendo de sí mismo. Solo necesita ganar el miércoles en Zaragoza.

Hasta vivir esta explosión de alegría y despertar hoy en su lunes más feliz, la hinchada murciana vibró con un partido que el UCAM hizo suyo enseguida. Empujado por un fantástico ambiente, de los que incluso a través de la mascarilla se respira como especial, grada y equipo se retroalimentaron para tomar ventaja sobre el Tenerife, con Webb III como el más activo, autor de los siete primeros puntos (12-3, minuto 4).

Era el gran nombre propio, pero el de Jordan Davis ha de ser resaltado gracias a una excepcional defensa sobre uno de los mejores bases de la Liga Endesa la última década, Marcelinho Huertas. El cerebro de operaciones de los canarios no logró dirigir con efectividad a su equipo nunca con la marca del americano de 24 años, que le robaba hasta dos balones sobre bote en el primer cuarto, como tampoco nunca se sintió cómodo Shermadini con Lima. Sito sabía cómo desarticular a su rival.

Tras un ritmo de inicio imposible de mantener de continuo, las rotaciones terminaron por favorecer al Tenerife, que logró convertir rápidamente el partido en un tú a tú, si bien el UCAM estuvo por delante los cuarenta minutos, respondiendo a cada oportunidad visitante por igualar.

Después del descanso, con el Tenerife muy cerca, el UCAM quiso a ir a Granada dando espectáculo por el camino. Sito encontró su quinteto más efectivo, y con él, el espectáculo. El tercer cuarto era puro gozo para la grada con un 'alley-oop' de Lima, los costa a costa de Taylor, siete puntos seguidos de Webb III… Granada quedaba a diez minutos, y a McFadden le entraba la prisa anotando tres triples seguidos y poner la máxima ventaja a seis minutos del final (77-63). Tocando la Copa con las dos manos, la ansiedad se adueñó del Palacio. El gran susto llegó a dos minutos del final, cuando el UCAM perdió dos balones seguidos, que dieron vida hasta el último segundo al Tenerife. Pero el tiro ganador no se dio y el Palacio estalló de júbilo.