Unicaja - UCAM CB

El UCAM cae con claridad y está obligado a ganar dos veces de seguido a un intratable Unicaja

El UCAM solo fue el 'sparring' del desfile militar de los de Ibon Navarro. Nunca inquietó a los malagueños, que jugaron a placer y encontraron demasiadas facilidades para desarbolar una defensa universitaria que, lejos de lo que cabía esperar en un partido de estas características, dio muestras de adolecer de concentración y, especialmente, intensidad. Fallas repetidas también en un ataque desordenado, sin saber dónde buscar ventajas y con jugadores muy estáticos, actuando y no haciéndolo como un robot que solo se mueve al recibir una orden, carentes de iniciativa y lectura propia en un partido muy duro de jugar y de aguantar 40 minutos.

Sito probó varias cosas. Pero el UCAM nunca demostró creer en sus posibilidades. No al menos como grupo. Y un equipo que en la Liga Endesa pierde sus partidos fuera de casa por una media de 21 puntos de diferencia, volvió a verse superado por el ambiente. Uno que es ahora mismo de los más favorecedores para su equipo de todo el continente europeo, el de una ciudad de baloncesto volcada con un equipo que ya tiene un título esta temporada, la brillante pasada Copa del Rey, y está en camino de conseguir uno nuevo, ahora europeo.

Después de una semana con un ambiente muy caldeado, con las declaraciones de Alejandro Gómez señalando las prácticas favorecedoras de la Champions League hacia clubes de mayor solera, caso del Unicaja, había una importante expectación en cuanto a la respuesta baloncestística de unos y otros. El Carpena dio lo esperado, una grada metida de lleno en el partido. El UCAM optó por apretar mucho a los árbitros desde el inicio, y no le salió bien. Se descentró, entró en continuas protestas y, antes de darse cuenta, ya tenía una diferencia de dobles dígitos adversa (14-3, minuto 5).

Intentó jugar para Pustovyi, pero el Unicaja supo atacarle bien y hacerle caer en sus familiares problemas de faltas, como también tuvo claro que el hombre con quien se emparejara McFadden iba a ser el hombre al que dar el balón en situaciones de uno contra uno. Este respondía al nombre de Darío Brizuela, quizás el jugador español de mayor técnica individual del momento, y se marchó como mejor jugador del choque con 19 puntos.

Las rotaciones de Sito tampoco cambiaban el panorama, e incluso jugadores de larga experiencia como Rojas caían en errores defensivos graves como hacer ayudas desde el lado fuerte con un reloj que expira su tiempo, dando con el triple de Barreiro, que disfrutó de grandes momentos en la primera parte (30-12, minuto 13). El Unicaja bordeaba ya la veintena de diferencia ante un UCAM sin respuesta ofensiva, como tampoco parecía capacitado para dar un quinteto como el que probó Sito durante varios minutos, juntando a Andronikashvili, Jelínek, Rojas, Luther y Sakho, los jugadores de menor anotación en sus respectivas posiciones.

Entró Trice por el joven georgiano, pero, quizás despistado por saber ya había nuevo jugador para su posición, no dio pie con bola y el UCAM, con Bellas en cuatro faltas antes del descanso, pagaba aún más cara su anarquía ofensiva. Ocurría tres cuartos de lo mismo en el otro extremo. Pustovyi, anulado por el 'scouting' malagueño, llegaría a las cuatro faltas en el tercer cuarto. Y ni Sakho ni Diop ofrecieron algo positivo que cambiara el signo del choque.

Varios minutos de compensación de faltas en el arbitraje permitieron al UCAM sumar en el tiro libre, pero seguía viendo al Unicaja cada vez más lejos (41-21, minuto 18), y preparado para asestar el golpe definitivo a un partido que, por sensaciones, no iba a tener más historia (45-27, descanso). Este llegó en la reanudación. Un parcial de 9-0 ponía una nueva máxima diferencia (54-30, minuto 24) con los de Ibon Navarro abusando de su superioridad en kilos cerca del aro y a la carrera a cualquier fallo universitario. Probó Sito con una defensa en zona impar, pero la inocencia con que fue llevada a la práctica no ponía remedio a la diversión del Unicaja, siempre con dos marchas más que el UCAM (68-45, final del tercer cuarto).

El partido no tuvo nunca color. Pero el continuo deseo de más siempre estuvo latente en los de Ibon Navarro. La excepción que confirmaba la regla, un triple abierto de Luther como primera canasta del UCAM en el último cuarto. Sus jugadores se ganaron una sonora reprimenda y contestaron con un 8-1 de parcial que puso los treinta puntos de máxima diferencia (79-49, minuto 35) y sin permitir ninguna canasta murciana en juego hasta cinco minutos después.

El solitario punto de este nuevo parcial cajista fue un tiro libre de Rojas después de una descalificante cometida por Barreiro sobre él. Un duelo que lleva haciendo saltar chispas muchos años en la Liga Endesa y que hoy fue más lejos con un forcejeo entre los dos que terminó con un empujón del local sobre Rojas, de quien llevaban bastantes minutos quejándose los jugadores del Unicaja.

El partido siguió, sin interés competitivo más que el de mantener el tipo hasta el final, momento que aprovechó el joven Andronikashvili para sumar siete de sus nueve puntos, mientras Diop tomaba el relevo de Rojas como villano universitario, recriminando a los árbitros que se le pidiera calma al equipo que caía por tamaña diferencia.

Mantenido en pista hasta el final, Rojas paró a Carter con una falta a destiempo en el último ataque local del partido, y entonces el Carpena estalló con gritos de «asesino». Era la cuarta falta de Rojas, que se llevó la quinta con una técnica mientras Carter tiraba los tiros libres. Ahora, el cántico pasó al de «tonto».

Finalmente sonó la bocina del final y el primer punto de la eliminatoria ya es oficialmente del Unicaja. Ahora, el UCAM deberá defender el Palacio el próximo miércoles y, si gana, volver a Málaga para intentar la gesta en el desempate. Por lo pronto, el miércoles tendrá un nuevo jugador: Chris Chiozza, que será el tercer extracomunitario y obligará a Sito a, a partir de ahora, descartar a Trice o Anderson cada fin de semana en la Liga Endesa.