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El UCAM se da un baño de confianza en un Palacio de vergüenza
A los de Sito Alonso les bastó con la segunda parte ante el colista en un partido en que la lluvia dentro del pabellón se llevó el protagonismo
Tan colorado como la camiseta que estrenaba hoy el UCAM la palabra 'Murcia' salió más de uno en el Palacio, precisamente la que abre un ... nuevo patrocinio del Ayuntamiento de Murcia por los próximos cuatro años. El mismo que aún no ha puesto a un problema arrastrado durante los años, el de la remodelación integral de un pabellón que pretende acoger eventos deportivos y de entretenimiento a primer nivel, pero que no es capaz de soportar la lluvia sin que el agua se abra paso por cada vez más goteras.
Hoy, esta deficiencia tocó su punto más bochornoso con el estallido de una fuerte lluvia mientras el Palacio acogía un partido de la Liga Endesa, y que hizo que el baloncesto pasara a un segundo plano, centrándose la atención de unas gradas donde la gente abandonaba sus asientos sin saber muy bien a dónde dirigirse para evitar mojarse en un recinto cubierto. Una escena surrealista y que tuvo lugar solo unos minutos después de que, precisamente, el concejal de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Murcia y candidato a la próxima alcaldía por Ciudadanos, Pedro García Rex, recibiera una camiseta del UCAM en el descanso.
UCAM Murcia:
Chiozza (5), Jelínek (7), Anderson (10), Radovic (12) y Pustovyi (8) -quinteto titular- Bellas (11), McFadden (15), Sakho (5), Diop (2), Rojas (0), Nikolic (7) y Andronikashvili (1).
83
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64
Carplus Fuenlabrada:
Ngouama (0), Ali (12), Kromah (15), Horton (2) y Fernández (14) -quinteto titular- García (4), Ehigiator (7), Díaz (0), Samar (3), Lewis (6), Eyenga (1) y Okouo.
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Parciales: 12-23, 16-11 (28-34), 30-15 (58-49) y 25-15 (83-64).
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Árbitros: Óscar Perea, Francisco José Araña y Roberto Lucas.
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Incidencias: Palacio de los Deportes de Murcia, 4.348 espectadores. 30ª jornada de la Liga Endesa.
El Fuenlabrada empezó mandando
Para cuando lo que ocurría en un partido de la segunda mejor liga de baloncesto del mundo dejó de importar, el UCAM ya tenía en el bolsillo una victoria de esas que no podía no llevarse a la mochila. El Fuenlabrada, ya descendido, había sido un escollo muy difícil de sortear en una primera parte horrible para los murcianos, que solo metían uno de sus quince triples intentados y perdían hasta diez balones por solo una recuperación.
El contexto precedente al partido presentaba un claro peligro. Y este se dio. Fue el de medirse a un equipo desacomplejado, sin nada que perder, y con la presión de saber que, precisamente en casa, no se podía fallar el día que nadie esperaba que esto pasara. Ataques largos hasta tener que tirar porque se agotaba la posesión, pases sin fe y defensas con grietas, especialmente en la defensa del bloqueo y continuación, para gusto del móvil Juan Fernández, que hacía sufrir a Pustovyi.
Al poco de empezar el último cuarto, la lluvia se coló por múltiples fugas en un Palacio que no daba crédito a estar mojándose sobre techado
Probó Sito con Bellas a los mandos, pero el Fuenlabrada demostraba tener bien estudiado el ataque tras bloqueo del UCAM, sobre todo cuando quería meter balón al pívot que continuaba después del bloqueo a través del alero, en segundo pase. Y así era fácil de explicar por qué de las diez pérdidas de la primera parte, siete llegaban por recuperación directa de los fuenlabreños, que llegaron a tener trece puntos de renta tras unos minutos dominados por Kromah (9-22, minuto 9).
En un guion de partido similar al de Fuenlabrada, al UCAM le costó mucho jugarle al colista. Pero su momento terminaría por llegar. Fuera por mérito propio o por falta de gasolina del rival, los de Quintana dan para lo que dan. Pero esto suele ser más cuando el equipo de enfrente juega sin intensidad, caso del UCAM en la primera parte, que terminó sin hacer nunca un buen baloncesto, pero sí poniéndole las cosas más difíciles en defensa a los madrileños (28-34, descanso).
Radovic mostró el camino
Ese buen baloncesto que los de Sito perseguían no llegaría sin apretar las tuercas en defensa. Los equipos que viven de transiciones rápidas y acierto triplista necesitan correr, pero, sin arriesgar más detrás, el UCAM iba a estar condenado a atacar en estático 40 minutos.
El UCAM anotó más puntos en el tercer cuarto (30) que en la primera parte (28), momento en que el Fuenlabrada terminó por rendirse
Este baloncesto horizontal sería el más costoso de hacer fluir, y para eso los murcianos se apoyaron en sus pívots. Se supo jugar para que Pustovyi dominara por centímetros, kilos, experiencia y todo a Fernández, pero fue Radovic el más destacado, autor de 10 puntos en el tercer cuarto, a pesar de dejarse dos tiros libres adicionales. Suya fue la canasta de la remontada (39-38, minuto 25), una que costó de hacer despegar ante un Fuenlabrada con la fuerza de sus últimos coletazos, y que McFadden volvió a hacer efectiva, anotando ocho puntos en los dos últimos minutos del tercer cuarto cuando hasta entonces llevaba un rosco (58-49, final del tercer cuarto).
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Hasta ahí llegó el Fuenlabrada, al que poco más se puede pedir en estas circunstancias. Jelínek, que también había tardado en afinar el punto de mira, puso la primera diferencia de dos dígitos para el UCAM con la primera canasta del último cuarto (60-49), y ya solo hubo un equipo sobre la pista. Tardando hasta seis minutos en anotar la primera canasta en juego en este periodo, el Fuenlabrada mantuvo como pudo un temporal que se hacía literal en las gradas del Palacio, que asistió a unos esperanzadores minutos de Tomás Bellas para recuperar al base nacional en este final de temporada.
El palco aguantó otro tipo de chaparrón
Corría recién empezado el último cuarto cuando el estadillo de una fuerte lluvia hizo que el baloncesto fuese lo menos importante en un partido de la Liga Endesa, uno de los escaparates que peor podían evidenciar el pésimo estado de un recinto deportivo que acoge eventos deportivos y de entretenimiento de la máxima repercusión.El partido seguía, pero los aficionados no miraban al parqué, sino al palco, a donde se dirigían diferentes cánticos de rabia y frustración. En el palco aguantaba el chaparrón, y no literalmente, Pedro García Rex. El concejal de Cultura, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Murcia, candidato a la alcaldía por Ciudadanos, había recibido al descanso la entrega de una camiseta del UCAM, ya con la palabra 'Murcia' en el pecho.
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