Hamilton sigue con hambre de día y de noche

El trazado de Sakhir amaneció con una inesperada invitada: la lluvia. En pleno desierto cayeron algunas gotas que dejaron una primera sesión inusualmente dubitativa para todos, especialmente para Pirelli, que había pensado que la única tanda con sol del fin de semana en el tradicionalmente caluroso circuito bareiní iba a ser perfecta para ensayar con los prototipos de neumáticos de 2021.

Nada más lejos de la realidad: la pista estaba lo suficientemente resbaladiza para que los compuestos experimentales no funcionasen como estaba previsto, lo que generó una gran frustración en el suministrador italiano y una gran decepción entre los pilotos, que se quejaron amargamente de que con esas ruedas no conseguían tener ningún tipo de tracción. Conforme pasaron las vueltas y se fueron colocando las gomas habituales, el rendimiento de todos los monoplazas se fue estabilizando, hasta dejar a los habituales Mercedes al frente con el habitual margen entre Hamilton y Bottas de casi medio segundo. El finlandés asegura que la diferencia entre ambos no es la que el cronómetro dicta, pero como dice aquella: estos son los datos, suyas las conclusiones.

En esa primera sesión no ocurrió nada muy serio a destacar, todo lo contrario que en la segunda. Con la pista seca totalmente y ya de noche bajo los focos, el asfalto volvió a ser el clásico trazado sucio de Baréin, en el que la arena supone una pesadilla para todos aquellos que osen trazar por fuera del carril óptimo. Es lo que le ocurrió a Alex Albon, cuyas maletas para ser despedido por Red Bull debería ir haciendo con urgencia. Estrellar un coche en unos libres como lo hizo es un síntoma de un problema mucho mayor: le queda muy grande ese equipo.

La consecuente bandera roja que paralizó la sesión durante unos instantes se vio aumentada por un inesperado invitado: un perro. Un pequeño can se coló por un agujero en una valla del lateral del circuito y se puso a correr por el asfalto hasta que, asustado por los ruidos, pudo huir por donde había venido. Para el recuerdo, la radio de Hamilton y su ingeniero. «Hay un perro en la curva 1, ten cuidado», informó Peter Bonington al heptacampeón. «Espero que no sea Roscoe», replicó este sobre su mejor amigo. La anécdota quedó ahí, y justo después de la reanudación, el británico marcó el mejor tiempo de una sesión en la que Max Verstappen se coló entre los Mercedes. El neerlandés, a diferencia de su compañero Albon, no genera vergüenza a sus jefes.

Carlos Sainz acabó cuarto en la primera sesión, pero mucho más lejos en la segunda del día. El madrileño no pudo completar una vuelta en búsqueda de un buen crono ya que cuando la estaba haciendo Albon cometió su error, y después se encontró tráfico.

Pese a no alcanzar ni siquiera el 'top 10', sus aspiraciones son claras: quiere clasificar arriba este sábado para que el domingo tenga más opciones de alcanzar, por primera vez aquí, la zona de puntos. La maldición que persigue al futuro piloto de Ferrari en este trazado le ha llevado a sumar cinco ceros (tres de ellos por abandono) en cinco participaciones aquí.

«Me he sentido cómodo con el coche y hemos podido evolucionar. Una pena que con el neumático blando no pudiera marcar una vuelta rápida, pero aun así estoy contento. Creo que podemos estar delante este fin de semana aunque está la batalla muy apretada, hay cinco equipos en un par de décimas y será una lucha dura», aseguró, confiado de sus opciones con respecto a sus rivales. De un buen rendimiento de Sainz dependerá en buena medida sus opciones y las de McLaren a ese ansiado cuarto puesto del Mundial de Constructores. Los de Woking son conscientes de que ese dinero extra puede ser clave para sus aspiraciones futuras.