Sergio Amat: «Necesitamos más ayuda para poder sostener este proyecto»
«Entre mi mujer y yo cubrimos el 20% del presupuesto del club y eso no tiene ningún sentido. Tenemos que repensar el modelo»
Sergio Amat (Elda, 48 años) es hoy el sostén del balonmano cartagenero. Catedrático de Matemática Aplicada y Estadística, compagina sus responsabilidades en la Universidad ... Politécnica de Cartagena (UPCT) con las de entrenador y 'hombre para todo' del FC Cartagena CAB de balonmano, cuyo equipo sénior masculino compite en Primera Nacional (tercera categoría). Es Vicerrector de Estudiantes, Cultura y Deportes y junto a su esposa, Sonia Busquier, también catedrática de la UPCT y presidenta del CAB, dedican todo su tiempo libre a un club en el que incluso ponen dinero de su bolsillo. «El 20% del presupuesto sale de nuestra casa, de nuestra propia economía familiar», confiesa Amat. Jugó en Elda y después en Valencia, en su etapa universitaria. Sus dos hijos, Roberto y Lidia, están en la cantera del CAB.
–No han ganado aún en la segunda vuelta y se les escapa el 'playoff'. ¿Qué le pasa al equipo?
–Esta es una plantilla que hicimos con tiempo y con mucho esfuerzo. Y lo que estamos demostrando en la pista no es, en absoluto, el verdadero potencial del equipo. Estamos cometiendo errores fatídicos, propios de infantiles, en franjas de los partidos que nos están arruinando. Nos salimos de los partidos y los errores de concentración nos están matando. Los dos primeros luchan por el ascenso y nuestro objetivo de partida era ese. Por tanto, nos sentimos mal. Llevamos un empate y cuatro derrotas en la segunda vuelta y tenemos que reaccionar de manera urgente. No podemos seguir así.
«Hemos perdido los cuatro últimos partidos y el 'playoff' de ascenso se nos ha escapado»
–¿Alguna explicación para este bajón en el momento clave?
–Es un misterio. Tenemos gente contrastada y todos están fallando, saliéndose de la dinámica de grupo. Tenemos buenos jugadores en lo individual, pero esto es un equipo. Y si no jugamos como colectivo, perdemos.
–Son octavos, a 12 puntos del 'playoff'. ¿A qué se puede aspirar en las diez últimas jornadas?
–El objetivo era estar entre los dos primeros y disputar la fase de ascenso. Eso ya no lo podemos conseguir. Pero no podemos darlo todo por perdido, porque quedan diez jornadas y no es lo mismo acabar cuartos que octavos. El año pasado cogí al equipo en descenso y en mis primeros seis partidos ganamos cinco y nos salvamos. Podíamos haber quedado sextos, pero el equipo se desenganchó en las cuatro últimas jornadas y acabamos cuartos por la cola. Eso no se puede volver a repetir. Buscamos más apoyo del FC Cartagena y nuevos patrocinadores y tenemos que ser capaces de venderles algo ilusionante cuando nos sentemos con ellos.
–¿Está contento con la ayuda del FC Cartagena?
–Desde hace siete años vengo diciendo que en Cartagena teníamos que unirnos. El equipo de fútbol estaba en Segunda B y era complicado. Por fin ocurrió. Estamos agradecidos por ser una de las primeras secciones que el club albergó. Esto es beneficioso también para ellos, porque no a todo el mundo le gusta el fútbol. Su apoyo cubre el 10% de nuestro presupuesto, incluyendo bases, pero sí que nos gustaría que fuera mayor. Sufragan todos nuestros viajes y las equipaciones.
«Traemos jugadores a cambio de un empleo y los monitores cobran la hora a 4 euros»
–¿Es insuficiente?
–Son unos 12.000 euros. Está bien, pero no es suficiente. Necesitamos más. Tenemos a 200 chavales, que con sus cuotas al final nos aportan 30.000 euros. El Ayuntamiento nos entrega otros 30.000 euros de subvención. Y el resto, que son 50.000 euros, los tenemos que generar nosotros. El presupuesto del club es de 120.000 euros. No llegamos.
–Les cuesta mucho encontrar patrocinadores. ¿Por qué?
–Desde que somos una sección del FC Cartagena, es más fácil para ellos decirnos que 'no', bien porque ya colaboran con el equipo de fútbol o porque están dentro del FCC Business. Pero la realidad es que siempre nos ha costado mucho en el balonmano.
–Al menos, salieron de Barrio Peral y por fin entrenan y juegan en el Central. Era una histórica demanda del balonmano cartagenero. ¿Son capaces de meter gente en el Central?
–Muy poca. Poco más de 100 personas vienen a ver nuestros partidos. El balonmano tiene problemas en las ciudades donde hay fútbol y baloncesto de nivel. Cuenca, Ciudad Real y Huesca cuentan con un tercio de la población de Cartagena, pero tienen equipo en la ASOBAL. Son ciudades donde el balonmano es el primer deporte. Y la gente se vuelca.
–Es una quimera que esto suceda en Cartagena...
–Un presupuesto de ASOBAL de un equipo de mitad de la tabla es de 500.000 euros. Eso es asumible para un club de fútbol. Nosotros podríamos ser el Cuenca o el Ciudad Real, aunque entiendo perfectamente que el proyecto de Paco Belmonte es el del fútbol y que no es una obligación para ellos hacer una apuesta así.
–¿Es un objetivo más real ascender a División de Honor Plata?
–Es justo decir que sin el FC Cartagena hubiera sido inviable subir a Primera Nacional. En mis cuatro primeros años en el club siempre ganamos la liga de Segunda y las cuatro veces debimos renunciar a la plaza en Primera. No llegábamos al presupuesto mínimo. Para llegar al 90% actual hacemos un esfuerzo sobrehumano, poniendo dinero de nuestro bolsillo, tanto mi mujer como yo. Si además tuviéramos que asumir ese 10% que nos garantiza el FC Cartagena, sería imposible. Pese a ello, sé que ahora es diferente y que las cosas pueden mejorar. Si nosotros estamos terceros, sé que el FC Cartagena nos va a ayudar a dar ese último salto.
«Nos cuesta completar las plantillas de 16 y aceptamos a todos los niños que vienen»
–¿Pagan a los jugadores?
–No. Los traemos a cambio de un trabajo. El padre de un chico del club le da a uno un empleo en su empresa, una directiva que regenta un casino ha metido a otro de camarero y algún otro hace de monitor en la cantera... Así nos movemos. Son favores personales que pedimos. Es difícil aguantar así. Y más, con el tema del covid. A los monitores les pagamos poco, ni 4 euros la hora. Pero es que no podemos más. Yo jamás he cobrado, tengo un buen trabajo en la Universidad Politécnica y entreno gratis. Llevo el Primera y el Juvenil A y así ahorro 6.500 euros anuales al club. Además, mi mujer y yo aportamos unos 1.000 euros al mes al proyecto del CAB. Y esto último no tienen ningún sentido. Yo no pido para mí. Hablo de crecimiento del proyecto y así no podemos seguir. Esto no es sostenible.
–¿Por qué lo hace?
–Tengo a mis hijos dentro, el chico en edad juvenil y la chica en cadetes. Esto es habitual. Pasan padres que luego se marchan, como es lógico, cuando sus hijos dejan el balonmano. Pedro Herrera e Inma están en la directiva y tres o cuatro exjugadores también nos ayudan. Es un compromismo que he adquirido. Me gusta el balonmano y el tiempo que le dedico al final es tiempo que estoy con mis hijos.
–¿Son capaces de encontrar talento en los colegios?
–Nos cuesta. Te pongo un ejemplo: en Semana Santa solemos ir a un torneo importante que hay en Córdoba. Yo he ido con el cadete femenino con chicas del infantil porque me faltaban jugadoras. Y me he enfrentado al cadete D del Elda. Allí tienen A, B, C y D. Nosotros cogemos a todos los niños, sean más o menos torpes. Todo el que viene, juega con nosotros.
–¿Cómo se puede solucionar todo esto?
–A nivel nacional ya tenemos problemas. El dinero se ha ido y, por tanto, los jugadores se han ido. A los medios no les interesa que Dujshebaev haga un partidazo en Hungría. La competición doméstica no existe, ya que el Barça gana siempre. A nivel regional, somos una Comunidad pequeña. Y hay un montón de deportes. Y luego a nivel local tenemos una idiosincrasia muy particular. En el baloncesto, por ejemplo, hemos llegado a tener siete clubes distintos. Y los siete pidiendo subvenciones al Ayuntamiento y a la Universidad Politécnica. Somos una ciudad pequeña y a veces es difícil completar plantillas de 16 jugadores en nuestros equipos de balonmano. El fútbol se lo come casi todo.
–¿Y qué ha pasado con el público? Hay muchos partidos de ASOBAL con las gradas desiertas.
–El otro día jugamos en Benidorm, contra el filial. Y lo hicimos después del partido del Benidorm, de ASOBAL. Y no había ni 300 personas.
–¿Saben los padres lo que es el balonmano? ¿Conocen sus reglas y los valores que defiende?
–Hay que lograr que el balonmano vuelva a las escuelas, que se ha perdido. Y es importante que los niños lo entiendan, que no es lo mismo verlo que entenderlo. Los padres que, de verdad, lo entienden saben que este es un deporte en el que se transmiten unos valores extraordinarios. El otro día se lesionó un chaval del Jumilla y salimos todos en tromba a auxiliarle. Aquí, como en el rugby o el judo, puedes lesionar a un rival si quieres. Y obviamente nunca lo haces. Son valores que a los jóvenes les servirán de gran ayuda.
–¿Cuál es el objetivo de futuro del FC Cartagena CAB?
–No lo sé. Después de estas cuatro derrotas seguidas, nuestro optimismo decae un poco. Hemos hecho un gran esfuerzo estos dos últimos años y no estamos recogiendo los frutos. ¿Futuro? Tengo que ver qué apoyos podemos lograr de cara a la temporada que viene y, a partir de ahí, repensar el modelo de club. Pero insisto en que no tiene sentido que el 20% del presupuesto salga de mi casa.
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