Mariano se pierde en un mar de golpes
Acaba quinto, hundido y desfondado en una final en la que recibió varios toques y perdió toda la concentración; Hoppel, campeón
El día se le hace largo a todos. Eterno. Mariano García ya se ha visto en alguna de estas. También el sueco Andreas Kramer. Y el belga Eliott Crestan. El americano Bryce Hoppel y el italiano Catalin Tecuceanu están especialmente inquietos. Son muy favoritos según los especialistas. Completa la final el francés Benjamin Robert. Pero la realidad es que todos están nerviosos. Llega a la cámara de llamadas el campeón europeo y mundial con una sonrisa de oreja a oreja. Y mantiene su ritual de los dos días anteriores en Glasgow. Se pone a cantar el cumpleaños feliz a todos. En inglés. «Para que me entiendan», aclara. Los otros agachan la cabeza. No saben ni donde meterse. Ni le miran. «Soy muy amigable. No sé por qué no quieren hablar conmigo», suelta Mariano García, un cachondo. Juega con sus oponentes desde antes de que la carrera se ponga en marcha.
No hay nadie como él. Sabe que «nunca» vivirá del atletismo. «Yo hago esto para disfrutar y pasármelo bien. Con que en mi pueblo estén contentos, me vale», suelta Mariano García, quien ha sido capaz de colocar en el mapa a Cuevas de Reyllo, una pedanía de mil habitantes de Fuente Álamo que muchísimos ciudadanos de la Región de Murcia no serían capaces de situar en un mapa. No existe el térmimo 'Murcia vaciada' como tal, pero en el pueblo de Mariano pasan pocas cosas. Tierra de esparto y tomillo, granjas y alcachofas, viejos tractores y buenas coliflores, bojas y habas, ancianos e inmigrantes... Del corazón del Campo de Cartagena, de manera insospechada, brota un campeón que quiere ser leyenda del atletismo español.
Perfil bajo
No se da importancia Mariano, incapaz de publicitar sus propios éxitos porque no dedica tiempo a las redes sociales ni a todo lo que tenga que ver con el autobombo. Pero lo que ha hecho él nadie lo hizo antes: dos oros mundiales en 800. Busca el tercero en Glasgow. Lo suyo son los años pares. Tras el mazazo que supuso quedarse fuera de los Juegos de Tokio 2021 por una inoportuna apendicitis, en 2022 resurgió para hacer un doblete con el que nadie contaba: oro mundial en Belgrado y oro europeo en Múnich.
En 2023 nunca encontró el camino. Sin ritmo, continuidad ni resultados, la Federación Española lo humilló dejándolo fuera del Mundial de Budapest. Él no estaba para tirar cohetes, pero luego se demostró que solo Adrián Ben, que acabó cuarto en la final, andaba mejor. Aceptó lo que había Mariano García, porque huye de la polémica y es noble como pocos. Pero así no se trata a un campeón. En España todo vale.
Mazazo inesperado
Esa rabia la transformó en energía. Largas tiradas por los bancales de Los Cánovas y Los Almagros, al pie de Carrascoy. Series interminables en el mercadillo de Fuente Álamo. Entrenamientos de calidad algunos sábados en la pista de Cartagena... Así fue dando pasos hacia la gloria Mariano García. Arrasó a sus rivales en el Campeonato de España, incluido un Adrián Ben al que esta vez le tocó ver el Mundial por la tele. Nadie la ha tosido en Glasgow, imperial en la serie del viernes y en la semifinal del sábado.
Ana Peleteiro y Fátima Diamé logran sendos bronces, que acaban siendo las únicas medallas españolas en Glasgow
Lo de este domingo en la final fue muy distinto. Todos los rivales fueron a por él y Mariano se equivocó entrando en todas las guerras. En una final inusualmente accidentada, llena de golpes y toques de relevancia, el de Cuevas de Reyllo entró en todas las batallas, primero con Robert. Después, con Tecuceanu. Y finalmente con Crestan. Quiso defender su posición y el desgaste fue brutal. No se centró en correr, sino en bracear y defender su sitio. En el último 200 aparacieron de la nada Hoppel y Kramer (oro y plata) y el pupilo de Gabi Lorente acusó todo el esfuerzo. Perdió la concentración, se desfondó, le pasaron todos y acabó hundido. Sexto. Último (quinto tras la descalificación de Robert). Aprenderá la lección. París le espera. El sueño no ha terminado.
Dos bronces
Así las cosas, las dos únicas medallas de la delegación española en este Mundial llegaron en los saltos. Por la mañana, la gallega Ana Peleteiro firmó un regreso a la competición grandioso en el triple salto. En la grada, su hija Lúa vio saltar a Ana en su mejor versión, con un intento de 14,75 metros que supone su segunda mejor marca y que además de ese bronce, supone poner el punto de mira en los 15 metros de cara a la temporada al aire libre, donde los Juegos Olímpicos de París del próximo verano toman el protagonismo en su camino. Ya tiene su billete. Por la tarde, la valenciana Fátima Diamé alcanzó la medalla de bronce en longitud con una marca de 6,78 metros, solo superada por las estadounidenses Tara Davis, oro con 7,07, y Monae Nichols, plata con 6,85.