Carrillo, el entrenador ciezano de marcha, cumple su sueño olímpico a los 68 años
El técnico de Álvaro Martín cierra el círculo en París tras toda una vida persiguiendo la medalla en marcha
«Lo soñaba desde 1981, desde que vi 'Carros de Fuego'». Entonces, José Antonio Carrillo (Cieza, 68 años) todavía era médico en su localidad natal, ... pero ya había alumbrado el Club Athleo y pensaba en grandes gestas. Soñó con todo y lo logró todo, sin salir de su Cieza querida, lejos de los grandes centros de entrenamiento de Madrid y Barcelona. Todo lo fue logrando, menos una cosa: la medalla olímpica. 43 años después, Carrillo por fin pudo romper la semana pasada el sombrero que llevó a todos los Juegos en los que ha competido algún pupilo suyo.
Fernando Vázquez, sus paisanos Manuel Bermúdez y Juanma Molina o el murciano Miguel Ángel López, uno de los mejores marchadores de la historia de España que este miércoles se despidió de los Juegos con una meritoria novena plaza junto a Cristina Montesinos en el relevo mixto, han sido grandes competidores, pero nunca le dieron a su maestro una medalla olímpica para poder imitar una de las escenas más míticas de la película ambientada en los Juegos de París de 1924.
Se trata del momento en el que Sam Mussabini, el entrenador de Harold Abrahams, rompe su sombrero de paja de un puñetazo cuando desde fuera del estadio de Colombes escucha el himno británico, lo que indicaba que su atleta había conquistado el oro en 100 metros. Esto es lo que hizo Carrillo el pasado 1 de agosto cuando el extremeño Álvaro Martín, su pupilo más aventajado, logró el bronce en la prueba individual de 20 kms marcha. Y este miércoles se le volvieron a saltar las lágrimas, cuando Martín y la granadina María Pérez, entrenada por un Jacinto Garzón que ejerció como profesor durante varios años en Murcia, ganaron el oro en la nueva prueba del maratón de relevo mixto.
«Aquí se cierra el círculo de los Juegos», reconoció Carrillo, muy emocionado. Todos los sacrificios de una vida dedicada a la marcha tienen sentido ahora, cuando Carrillo, el padre de todos sus marchadores durante las concentraciones, se baña en oro junto a la Torre Eiffel. «Tengo 68 años y tengo que reflexionar si merece la pena seguir porque hace dos meses que no veo a mi familia», admitía hace unos días con lágrimas en los ojos. Su apuesta por Álvaro Martín, al que adoptó como uno más en su grupo de Cieza, compensa todos esos sacrificios a los que se refería.
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Carrillo concluyó sus estudios de Medicina en la Universidad de Murcia en 1981, los cuales siempre compaginó con su afición al deporte y con un empleo que consiguió en el Colegio de Farmacia. Con esta ocupación pudo concluir su carrera junto al dinero que le proporcionaban las becas que obtenía, derivadas de las matrículas de honor de sus notas. Trabajó también ayudando a su padre como albañil y como camarero en Torrevieja. Todo ello le dio hasta para comprarse su primer coche, un Seat 127, que le servía para viajar a Murcia para visitar a sus padres, que por aquellos años se habían trasladado a la capital por motivos profesionales.
Concluida su etapa universitaria, decidió afincarse definitivamente en Cieza. Por su cuenta, acentuó su afición por el deporte practicando atletismo en el entorno del río Segura junto a otros amigos, hasta que entre todos decidieron dar el paso y fundaron el Club Athleo. Fue el 25 de abril de 1981 cuando nació lo que es ya hoy una auténtica institución del atletismo español. 40 medallas internacionales después, sumadas a otras 420 a nivel nacional, Carrillo llega a la cima gracias al mejor de todos los marchadores que tuvo, el ya inmortal Álvaro Martín.
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