Una victoria sin fiesta para Monje

No ha podido disfrutar mucho de su reelección y de estas primeras semanas del que será su sexto mandato consecutivo, ya que su estrecha relación con Luis Rubiales y la catarata de acontecimientos sucedidos en la RFEF desde que la UCO entró en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas el pasado 20 de marzo, le tienen en vilo. A él y al resto de presidentes de territoriales.

Lo que pasa es que la relación entre Monje Carrillo y Rubiales, caído en desgracia desde su beso no consentido a Jenni Hermoso y acusado ahora de corrupción en los negocios, administración desleal, blanqueo y pertenencia a organización criminal, fue especialmente intensa. Y ese pasado es lo que hipoteca el futuro de Monje Carrillo, más allá de su incontestable triunfo en unas elecciones a la FFRM cuya legitimidad ha sido puesta en duda por la candidatura de Albaladejo.

Monje Carrillo ha defendido durante los últimos meses que su relación con Rubiales era de total «normalidad institucional» y que no existía una amistad entre ellos, ni tampoco nada que se saliera de lo estrictamente profesional. A pesar de que es prácticamente conocido por todos en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas que los vínculos que unían a Monje Carrillo con quien dirigiera el fútbol español entre 2018 y 2023 eran muy estrechos, el presidente de la murciana, ha intentando durante los últimos meses borrar todo rastro de aquella íntima conexión con Rubiales.

En la esfera pública, poco a poco lo ha ido consiguiendo. Y, de hecho, Carlos Herrera, el único candidato que de momento se ha postulado oficialmente para las elecciones la RFEF del próximo 6 de mayo, tuvo buenas palabras para Monje Carrillo esta semana en una entrevista concedida al diario 'Marca'. «Yo tengo buena relación con presidentes territoriales a los que conozco y por los que tengo una alta estima: el de la andaluza, el de la gallega, catalana, valenciana, murciana, de Castilla y León... Son gente que luchan por el fútbol», dijo el periodista estrella de la Cope.

Monje Carrillo, evidentemente, se ha ido moviendo. Ya lo hizo en la transición de Villar a Rubiales. Y lo ha vuelto a hacer ahora, consciente de la importancia que tiene en una organización como la RFEF estar siempre en el lado de los vencedores. Está cerca de Pedro Rocha, el gran favorito para ganar los comicios del 6 de mayo, una vez que la FIFA y el CSD han dado vía libre a su candidatura. Está por ver qué sucede, pero si el caballo ganador finalmente es el de Carlos Herrera también será bueno para Monje Carrillo.

Será difícil, no obstante, que el papel de Monje Carrillo en Madrid sea tan relevante en el futuro como el que tuvo en la época de Rubiales. Y es que la relación entre ambos iba más allá de lo meramente laboral, el contacto llegó a ser casi diario en épocas electorales y el presidente de la Murciana fue una persona clave para que Rubiales se ganara la confianza del resto de presidentes de federaciones autonómicas y, de esta manera, poder derrotar en los comicios de la RFEF de 2018 al otro candidato, Juan Luis Larrea, extesorero de la RFEF y destinado en principio a recoger el testigo de Ángel María Villar.

Este inquebrantable apoyo no fue a cambio de nada, evidentemente. La RFEF es una institución donde priman las relaciones clientelares, en la que cada favor se paga y se cobra. Así, meses después de ayudarle a ganar las elecciones, Monje Carrillo pidió a Rubiales un aumento de sueldo para su hijo, Josemi Monje, quien trabajaba en el departamento de comunicación de la RFEF. Y Rubiales se lo concedió.

Tras ganar aquellas elecciones de 2018, el contacto entre ellos fue prácticamente diario. Durante el caso Lopetegui y el lío en el Mundial de Rusia, Monje aconsejó a Rubiales que nombrara una portavoz en la RFEF, insistiéndolo en que fuera una mujer, para que le hiciera de parapeto mediático. El tono amigable del principio dio paso a otro más cariñoso, más familiar incluso que profesional. Monje le presentó a su hijo y comieron varias veces juntos en Madrid y Murcia. Tras una de esas comidas por todo lo alto en Murcia, pagada por la FFRM, Rubiales se dio un baño de multitudes en el campo de Los Garres. Fue el 9 de septiembre de 2018. Poco después, Monje Carrillo le recordó a Rubiales que la subida de sueldo prometida a su hijo no había llegado aún. Y el granadino lo solucionó pronto.

Más tarde, en 2019, ElPozo Murcia no acababa de dar su apoyo a Rubiales y se mantenía fiel a Javier Lozano, presidente de la LNFS, en la guerra por el control del fútbol sala. Monje organizó una comida en Puerto de Mazarrón el 13 de agosto de 2019, con Rubiales y Tomás Fuertes, para intentar convencer al dueño de ElPozo de que se uniera a su bando. En 2022, Rubiales nombró a Monje Carrillo presidente del Comité Nacional de Fútbol Sala. Y dos años después sigue en el puesto.