Ruth Lorenzo homenajea a los agricultores de la diputación cartagenera de La Puebla en Masterchef

Después de confesar su debilidad por el juez Jordi Cruz y librarse de la eliminación con un buen plato, Ruth Lorenzo volvió a pisar las cocinas de Masterchef la pasada noche para volver a salir airosa de las ocurrencias del jurado en las diferentes pruebas. La primera era todo un reto culinario a la vez que físico: los aspirantes organizados en parejas debían pedalear en una bicicleta estática para dar corriente eléctrica a su compañero.

Mientras cocinaba en compañía de la aspirante Isabelle, su compañera, Ruth Lorenzo mostró uno de sus lados más personales: el religioso. Le contó a Pepe Rodríguez -y a la audiencia- que nació en Murcia, pero se mudó a Utah con su madre cuando sus padres se separaron. Allí su madre comenzó una estrecha relación con la religión mormona: «Mi familia es mormona y yo crecí dentro de la religión, pero soy rebelde», asegura la murciana.

Además de hablar de sus orígenes, la cantante también impresionó al jurado con su elaboración, un 'Arroz de La Puebla'. Según explicó, el plato es un homenaje a todos los agricultores de la diputación de Cartagena en la que vivió durante cinco años antes de mudarse a Inglaterra: «Los productos que había sobre la mesa eran muchos de los que mis vecinos cultivaban durante todo el año». El veredicto del jurado fue muy positivo y terminaron por felicitar el plato: «Está rico. Te lo comes y lo disfrutas», confirmó Jordi Cruz, aunque siempre con algunos matices.

Su cocinado brilló tanto que se convirtió en uno de las cuatro mejores de la prueba. Su paso por el programa de este lunes siguió una línea ascendente en la prueba de exteriores de Masterchef, que estuvo protagonizada por la chef Rakel Cernicharo ejerciendo la doble capitanía. La murciana fue una de las primeras escogidas del equipo azul y durante el cocinado se la pudo oír hablar con María Escoté sobre el trastorno alimenticio que sufrió durante muchos años: «Se supera con terapia, pero en Londres lo pasé muy mal».

Su equipo destacó en sus elaboraciones y su trabajo, siguiendo con mayor organización y esmero las órdenes de la chef, aunque por norma general el caos ha sido la tónica de la prueba: «Yo soy anárquica, pero ellos se llevan la palma», sentenciaba Rakel. Al final fueron los integrantes del equipo rojo los que se jugaron la permanencia en la prueba de eliminación, que estuvo dedicada a la cocina oriental, mientras Ruth Lorenzo y sus compañeros observaban tranquilos desde el balcón. De entre los aspirantes, fue Eduardo Rosa el segundo expulsado con un plato que no convenció a ninguno de los jueces, porque «esta prueba te ha superado».

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