Rosalía, la reina valiente
Carne de polígono y extrarradio. Qué carne dirán algunos. La determinación de Rosalía se fraguó entre el estruendo de la carpintería metálica de su madre ... y Camarón, que sonaba por soleares en los coches de sus amigos. Rosalía es flamenca y todo lo que se proponga. Ella no es de ningún sitio y de todas partes. Ninguna estirpe de cantaores la precede, no hay genealogía en su arte. Sólo hay verdad y pasión. Y genio. Hoy se la rifan las grandes firmas de moda para que vista sus marcas y pasee sus bolsos. Hoy la vida es regalada pero antes no. Antes fue el colegio, y el padre que la animaba a actuar ante los familiares. Rosalía cantaba con los ojos cerrados por su timidez. Antes era pagar a sus palmeros, costearse sus primeros discos y videoclips.
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Rosalía es hija de la mezcla, como tantos artistas referentes del flamenco florecidos en Cataluña. La determinación y la dureza del barrio. El valor del dinero ganado con el sudor de la frente. La cultura del trabajo de los que llegaron sin nada y prosperaron gracias a su esfuerzo. Con su disco 'El mal querer' ha roto las estrictas murallas de la cátedra. Ha cambiado los acentos en las palmas. Ha mezclado los jaleos con el autotune y ha demostrado que el arte no es de nadie y es de todos. En todo caso, el arte es de los artistas.
Rosalía Vila Tobella nació en 1993. Sorprende que con apenas tres discos sume todos los premios importantes de la música. O no. Es grato encontrarse con la chispa eterna entre tanta producción grandilocuente. La joven tiene prisa. Es imparable. Con 17 años apareció en 'Tu cara me suena' y la descartaron. Es verdad que Rosalía desafinó porque intentó cantar y bailar al mismo tiempo. Mírenla ahora. Es la reina de la afinación. Es la reina de las coreografías. Rosalía se rompió de tanto intentarlo. Tuvieron que operarla de sus cuerdas vocales y permaneció dos años en silencio. Vaya una lección de vida, Rosa ¿Qué cosa más terrible le puede suceder a una cantante adolescente? Vaya que sí aprovechó los años de reparación.
Si eres buena en el flamenco, podrás cantar todo lo demás. Sus primeros pasos en este arte fueron de la mano de José Miguel Vizcaya, 'El chiqui de la Línea', que sólo admite a un alumno por año. Hizo muchos bolos con palmas. Actuó junto a Chicuelo, cantó en el espectáculo 'De Carmen'; también lo hizo con La Fura y fue telonera de Miguel Poveda. A la niña Rosalía ya no se le podían poner faltas. Su álbum debut 'Los Ángeles', junto a la alternativa guitara de Raül Refree, le valió una nominación a los Grammy. Rosalía cantó a la muerte con hondura. Su 'Hija de Juan Simón' toca el alma y la piel.
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Luego llegó 'El mal querer'. Un discazo que seguro pasará a la historia. Y que brame la ortodoxia. También molestó 'La leyenda del tiempo' de Camarón y ahí lo tienes. Siempre da gusto escucharlo. El segundo álbum fue su trabajo fin de carrera en la Escuela Superior de Música de Cataluña. El 'Malamente' y su 'tratrá' consiguió cuatro Grammy Latinos y otro americano como mejor álbum rock, urbano, alternativo y latino. Vemos a Rosalía en chándal, subida en camionetas, presumiendo de sus raíces urbanas. La joven tomó el 'Romance de flamenca' del siglo XIII y lo convirtió en un canto contra la opresión a las mujeres. Hizo mundialmente famosa a La Repompa y su «chalichali».
Después, la pandemia nos encerró a todos. Rosalía con todo su éxito en la mano se montó un parque atracciones y creó 'Motomami'. Un disco que yo apenas entendía. Ni flamenco, ni reguetón, ni todo lo contrario. Minimalista, divertido, con algo de rollo japonés. Más Grammy. Sacó temas como 'Con altura (iré joven a la sepultura)' o 'La despechá' que todos nos sabemos de memoria. ¿Qué será lo próximo?
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Rosalía es ya nuestra Edith Piaf. Triunfa, gana pasta (dios nos libre del dinero) sigue fiel a los suyos, trabaja con su madre y su hermana. Su lista de amoríos crece: C-Tangana, Rauw Alejandro, Hunter Schafer, Jeremy Allen White. ¿Quién vendrá después?
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