Palabras vacías: vivienda pública en la Región de Murcia
Estamos viendo fórmulas tan interesantes como los edificios intergeneracionales
Durante esta última campaña electoral un encuentro sobre vivienda confirmó mis sospechas respecto a la producción de Vivienda Pública en la Región de Murcia. Además, ... al día siguiente oteé el panorama nacional, y me puse a hiperventilar, porque es muy difícil encontrar números como los de nuestra región donde, según el anuario estadístico de la Consejería de Fomento e Infraestructuras, en los últimos diez años se han construido, solamente, 39 Viviendas de Promoción Pública. Por dar un orden de magnitud, son poco más de la mitad de las que se construyeron en Asturias en 2018, y muy por debajo de las 123 que se promovieron en el municipio de Albacete durante el año 2023. Así que estarán conmigo en que aquello que dice el artículo 47 de la Constitución de que los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias para hacer efectivo el derecho de todos los españoles a una vivienda digna, de acuerdo con el interés general e impidiendo la especulación, lo llevamos regular. Más aún, si tal y como ha confirmado recientemente el Instituto Nacional de Estadística, las casas llevan precisamente una década encareciéndose sin control.
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Y así nos fijamos en el horizonte establecido por la ley de vivienda de 2023, que incrementa la reserva para vivienda pública del 30% al 40% en los suelos urbanizables y del 10% al 20% en los urbanos no consolidados, podemos asegurar que nuestra realidad está muy alejada de esas expectativas pues en la última década el porcentaje de vivienda pública construida respecto del total ha sido un escuálido 0,33%.
Y esto es lo cuantitativo, pero si hablamos en términos cualitativos: ¿Qué nos estamos perdiendo?
Es habitual identificar Vivienda de Promoción Pública con problemas económicos, pero la PVP es un instrumento social y como tal, las administraciones pueden usarlo tanto para ofertar casas a personas con recursos insuficientes para afrontar su acceso a un alojamiento digno, como para abordar otros problemas sociales como la soledad en los mayores, la dificultad de emancipación de los jóvenes o atender a colectivos vulnerables como discapacitados o víctimas de violencia de género. En estos términos estamos viendo fórmulas tan interesantes como los edificios intergeneracionales de alquiler publico para menores de 35 años y mayores de 65. O las viviendas colaborativas en cesión de uso, un modelo inmobiliario no especulativo sino dotacional que promueve la convivencia a través de espacios y servicios compartidos.
El tema es muy extenso, pero no quiero acabar sin mencionar la capacidad innovadora de la VPP, no en balde, gran parte de los avances que se han producido en la vivienda plurifamiliar de los siglos XX y XXI ha venido de la mano de la Promoción Pública con episodios muy reseñables tanto en términos urbanos como arquitectónicos. Sucedió, por ejemplo, durante la Viena de entreguerras, donde la construcción de 64.000 viviendas públicas consiguió cambiar la fisonomía y las condiciones de vida de una ciudad. «Algún día estas piedras hablarán por nosotros», declaró entonces el alcalde Karl Seitz. Y así ha sido. Pero es que actualmente también estamos viendo ensayos tipológicos magníficos tanto a escala rural como urbana. No hay más que asomarse a la última Bienal de Arquitectura Española para conocer proyectos de enorme interés, como las 4 VPO en Garralda, un pueblo de apenas 180 habitantes, firmadas por Rodrigo Núñez, Nazareth Gutiérrez y Juan Carrascosa, o las 1.737 viviendas sociales en Gavá proyectadas por Harquitectes. Dos casos en los que se abordan, entre otras muchas cuestiones, la inserción atenta de la arquitectura en su entorno y la búsqueda de sistemas de distribución que permitan la conformación de hogares sin imponer modelos de convivencia propios de un pasado que ignoraba las tareas del cuidado y fijaba la vivienda tipo en un patrón de convivencia único, la familia biparental con menores a su cargo.
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En fin, vuelvo a nuestro panorama y no puedo dejar de pensar en aquella campaña turística que lanzó el Ayuntamiento de Murcia en 2022, 'No tienes ni idea de lo que te estás perdiendo'. Pues yo creo que sí la tenemos, y se puede pedir más.
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