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Un oasis de arte e historia en pleno centro de Valencia
El Centro de Arte Hortensia Herrero, que alberga el restaurado Palacio Valeriola y que cuenta con más de cien obras e instalaciones únicas de creadores de primer nivel, lleva más de 130.000 visitas desde su apertura a finales de 2023
Quienes han leído 'Pedro Páramo', de Juan Rulfo, saben que es una novela que deja huella. Pura magia. Extraña en extremo, fuente del realismo mágico, ... fantasmal y endemoniadamente evocadora, te acerca de modo hipnótico a la vida y la muerte de personajes que abrasan. Uno de ellos es el propio Pedro Páramo, tan fascinante como aterrador y cuyo caballo, tan decisivo en su vida, responde al nombre de 'El Colorado'. Un caballo acostumbrado a trotar por un universo plagado de fuertes sensaciones e historias alucinantes. Pues bien, cuando se contempla con asombro la espectacular pieza audiovisual y arquitectónica 'Left in Dust', de Mat Collishaw, que aporta una de las imágenes ya inolvidables tras la visita en Valencia al Centro de Arte Hortensia Herrero (CAHH), a todos los lectores de la obra de Juan Rulfo les vendrá a la memoria este caballo.
Más de 130.000 visitantes han disfrutado ya del CAHH, inaugurado en Valencia en noviembre de 2023 con el objetivo, según sus responsables, de «consolidarse como una nueva ventana al arte contemporáneo y acercar el mismo a sus visitantes». Ubicado en pleno centro, en el Palacio Valeriola, una construcción de estilo barroco del siglo XVII que resume la historia de la ciudad, cuenta con 3.500 metros cuadrados expositivos y acoge una cuidada, y muy personal, selección de la colección privada de Hortensia Herrero, vicepresidenta de Mercadona y presidenta de la Fundación que lleva su nombre, desde la que destacan su conocido compromiso «con el arte y la cultura» y precisan que «ha sido la fuerza impulsora detrás de este proyecto», que ha implicado la cuidadosa y acertada restauración que se ha llevado a cabo del edificio -que estaba en ruinas-, así como las diversas intervenciones realizadas, tanto arquitectónicas como artísticas, en las que se han invertido 40 millones de euros.
Hablamos de una colección privada que tiene «una clara vocación internacional, con artistas contemporáneos de prestigio reconocido» y cuyas obras forman parte también de colecciones como las del MOMA o la Tate Modern, entre otros museos y centros de arte que son referentes.
Obras de Ann Veronica Janssens, Hockney, Anish Kapoor, Cristina Iglesias... se disfrutan durante una visita cuidada al detalle
Quienes acudan a este encuentro con el arte contemporáneo, en un espacio de una gran belleza que invita a la visita sin reloj y al disfrute de un recorrido inesperado, se encontrarán con obras de la colección de Herrero firmadas por más de medio centenar de creadores, entre ellos Andreas Gursky, Anselm Kiefer, Georg Baselitz, Manolo Valdés, Michal Rovner, Ann Veronica Janssens, Chillida, Tony Cragg, David Hockney, Anish Kapoor, El Anatsui, Peter Halley, Miquel Barceló, Blanca Muñoz, Julio González, Antonio Girbés, Juan Genovés o Joan Miró. Sus obras se integran delicadamente en las 17 salas de exposición con las que cuenta el CAHH, cuyo director artístico es Javier Molins, quien explica que «no sólo hemos traído una serie de nombres destacados del arte contemporáneo, sino que hemos aportado el mejor arte de estos creadores porque ha habido una gran implicación por parte de los artistas». «En muchas ocasiones», añade, «se les ha pedido que hicieran algo expresamente para el CAHH o hemos esperado tiempo hasta encontrar la obra que mejor encajara en la colección», en la que comenzó a trabajar junto a Herrero hace una década.
Una colección y un centro de arte que son fruto de la suma de dos pasiones: «Por una parte, la pasión que Hortensia Herrero siempre ha sentido por el arte; y, por otra, su pasión por la ciudad de Valencia, que le ha llevado a adquirir uno de sus palacios más representativos, restaurarlo, sacar a la luz toda una serie de restos arqueológicos de la historia de la ciudad, y abrirlo al público con su colección de arte».
Además, el Palacio Valeriola, restaurado por ERRE Arquitectura, une a su belleza y su historia las intervenciones específicas en seis rincones del edificio -'site-specifics'-, que además de su logro artístico consiguen fundirse con el espacio y hacerlo respirar. Intervenciones que fueron encargadas a creadores como Jaume Plensa, que visitó el CAHH en pleno proceso de restauración del edificio e intervino el ábside que comunica el palacio con el jardín; su obra 'El ombligo' inunda las paredes de letras y símbolos de alfabetos de todo el mundo.
Gruta
Por su parte, Tomás Saraceno firma una «instalación compuesta por seis nubes formadas por tetraedros y dodecaedros irregulares cubiertos por paneles iridiscentes que llenan totalmente el vestíbulo de dieciséis metros de altura». Y, mientras que Sean Scully propuso realizar una intervención integral en la capilla, «que incluyera tanto las ventanas de las paredes como los cristales de la cúpula, y que se completaría con una de sus pinturas pertenecientes a la serie 'Landline'», Cristina Iglesias logra que el visitante se sienta dentro de su creación escultórica, la gruta 'Tránsito mineral', que sirve de conexión entre el palacio y el edificio anexo.
Una de las intervenciones que cuenta con más aplausos del público visitante se debe al talento de Olafur Eliasson -que también cuenta con una sala específica para él, donde el juego y la diversión están garantizados-, «que ha dado vida en otro de los pasillos del edificio a un túnel con dos puntos de vista muy diferenciados: el de entrada, en el que podemos ver mil treinta y cinco cristales, cada uno con un diseño y una posición diferentes y que contienen todos los colores del arco iris; y el de salida, en el que vemos un túnel negro».
Y, por último, Mat Collishaw, cuya obra se caracteriza por el tratamiento de temas clásicos de la historia del arte empleando tecnología moderna, firma una obra inspirada en las Fallas de Valencia. Por fortuna, también se sumó, a última hora y haciendo un gran esfuerzo inversor y de emplazamiento, su ya citada obra 'Left in Dust (2023), una vídeo instalación «técnicamente complejísima». Una pantalla de led transparente fue montada en una estructura oval, de cuatro toneladas de peso, suspendida sobre las cabezas de los visitantes. La obra muestra el galopar de unos caballos que se convierte en una danza infinita, extraña, desarmante.
Por cierto, cuando visiten el CAHH -toda la información en www.cahh.es-, no se olviden de deleitarse ante la pieza de Michal Rovner 'Silent Waters'. Me agradecerán el consejo.
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