El cirujano del novillero corneado: «Se vivieron momentos de mucha tensión, pensando que estaba muerto»
El mexicano César Pacheco pasa la noche consciente tras la grave lesión sufrida en Calasparra, pendiente de seguir en el Hospital del Noroeste o ser trasladado a La Arrixaca
Francisco Ojados
Jueves, 5 de septiembre 2024, 12:18
El doctor Ricardo Robles y todo su equipo eran las personas más buscadas este jueves por la mañana tras la finalización del tercer encierro de la Feria del Arroz. Todo el pueblo de Calasparra quería saber cómo se encontraba el novillero mexicano César Pacheco al que la noche antes, en una actuación impecable, el afamado galeno murciano y su equipo médico le salvaron la vida después de sufrir una brutal cornada en el cuello con tres trayectorias.
Como es habitual en Robles, atendió con amabilidad a LA VERDAD para dar la información de la última hora sobre el estado del novillero, que ha pasado bien la noche, dentro de la gravedad, estable y consciente. En estos momentos se valora si continuará en el Hospital Comarcal del Noroeste o será traslado a Murcia, al hospital Virgen de la Arrixaca.
En relación a lo vivido el miércoles en la caseta habilitada como enfermería, cuando el joven espada llegó a la jurisdicción de los doctores, Robles lo calificó como «momentos de mucha tensión, muy dramáticos en los que todo el mundo pensaba que llegaba muerto y en los que hubo que imponer y mantener la calma».
El ilustre cirujano, jefe de los servicios médicos de las plazas de Murcia y la de Calasparra, entre otras, vio «perfectamente» la cornada y pronto salió hacia la enfermería con todo su equipo, dispuesto a operar allí mismo, pero al conseguir estabilizar al paciente, decidieron trasladarlo al hospital del Noroeste para intervenirlo allí.
El doctor relató que resultó esencial la actuación de uno de los banderilleros, que izó del suelo a Pacheco y ayudó a trasladarlo a la enfermería, al taponar con su puño la herida y conseguir minorar la hemorragia. Una vez llevado con éxito hasta allí, la taponaron con gasas hasta conseguir controlarla, por lo que se decidió de inmediato el traslado al centro hospitalario.
En el trayecto, Robles fue acompañado con su anestesista, con todo preparado por si había que operar en la misma ambulancia, lo que al final no se dio. Ya en el hospital, el torero fue intubado, sufriendo una importante hemorragia que se pudo controlar en el quirófano, donde fue operado de la gravísima cornada, que presentaba tres trayectorias: una hacia arriba, que afectó a la glándula parótida; otra hacia las cervicales, que llegó a la columna; y otra que rozó la yugular. Las heridas en la arteria procedente de la carótida externa y los graves daños del pedículo vascular de la parótida izquierda provocaron las importantes hemorragias que, a través de una hemostasia, con puntos y ligadura, controlaron los doctores en el quirófano. Para evitar la formación de coágulos se le dejó un drenaje aspirativo.
Esta cornada pone de manifiesto la necesidad de contar con equipos médicos de primer nivel en los festejos taurinos, tanto en las plazas de toros como en los encierros y festejos populares. Como decían algunos calasparreños en los alrededores del coso al finalizar el encierro matinal, esta vez el capote de la Virgen de la Esperanza y la destreza de los médicos obraron el milagro.