MÚSICA CONTEMPORÁNEA CON LA SINFÓNICA
Un programa ciertamente inusual en nuestros pagos que ha sido bien recibido por nuestro público, motivado, acaso, por la presencia como solista de la violinista Lina Tur
Con la 'Música fúnebre para orquesta de cuerda en memoria de Bela Bartok', de Lutoslawski, el 'Concierto para violín nº 1' de Bela Bartok y la 'Sinfonía nº 8' de Beethoven se presentó en el Auditorio el joven director portugués Nuno Coelho al frente de la Sinfónica. Un programa ciertamente inusual en nuestros pagos que ha sido bien recibido por nuestro público, motivado, acaso, por la presencia como solista del Concierto de Bartok de la violinista ibicenca Lina Tur, componente durante su residencia cartagenera de la Orquesta de Jóvenes.
Residía la novedad de esta sesión de nuestra Orquesta en los estrenos en la ciudad de las obras de Lutoslawsky y de Bartok, que en el caso del compositor polaco suponía, además, la oportunidad de conocer la música de quien puede ser considerado como el epicentro de la nueva escuela de compositores polacos en la que Karol Szymanovsky (1882-1937) es su primera figura importante y Krystof Penderecki (1913) su representante actual más conocido en España, en su calidad de Premio Príncipe de Asturias de hace unos años.
El concierto
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- Orquesta Sinfónica Región de Murcia. Lina Tur, violín. Nuno Coelho, director. Obras de Lutoslawski, Bela Bartok y Beethoven. Ciclo Sinfónico del Auditorio. 13 diciembre.
Completar así el enunciado de 'Música fúnebre'(por otra parte habitual en nuestro país), como al principio se hace, puede orientar al oyente en la receptividad de esta música no fácil de seguir en la que a través de sus cuatro secciones (Prólogo, Metamorfosis, Apogeo y Epílogo) parecen confluir no solo motivos bartokianos sino influencias de un latente expresionismo y de otras tendencias derivadas de la llamada segunda Escuela Vienesa.
En cualquier caso, la cuerda de la Sinfónica se produjo cohesionada, afinada y densa con una proyección que bien pudo sorprender al propio maestro.
El éxito se repetiría a continuación en el primero de los dos Conciertos para violín de Bela Bartok, felizmente solventado por la violinista Lina Tur en su papel solista, que gozó de un acompañamiento siempre atento por parte de sus antiguos compañeros, pero también por la cuidada atención que puso el director portugués. Una esmerada interpretación como bis del Preludio de la Primera Suite de Juan Sebastián Bach prolongó los aplausos dedicados a la violinista.
Por su parte, en la versión ofrecida de la Octava Sinfonía de Beethoven, el maestro Nuno Coelho se mostró temperamental y fiel cumplidor del Allegro vivace inicial; concedió, acaso, un excesivo protagonismo al tic-tac del metrónomo en el segundo movimiento; dio su justo vuelo al delicioso Minueto con el que Beethoven quiso rendir homenaje a su maestro Haydn; y dejó para el Allegro final que el metal luciera a sus anchas.