Martín Savi, la joven voz que despierta almas en escenarios de todo el mundo
Con solo 21 años, el tenor argentino ha compartido escenario con artistas como Julio Iglesias, José Carreras e Il Divo, y ha actuado ante el Papa Francisco
EFQ
Sábado, 2 de agosto 2025
A los 21 años, muchos están todavía descubriendo quiénes son. Martín Savi, en cambio, ya sabe exactamente cuál es su lugar: sobre un escenario, usando su voz como puente entre emociones, generaciones y culturas. Tenor argentino, nacido en Buenos Aires, ha emocionado al público en algunos de los lugares más simbólicos del mundo: desde el Estadio Olímpico de Roma y la Universidad Pontificia Romana hasta el Vaticano, donde cantó para el Papa Francisco, y la Basílica de San Francisco de Asís, epicentro espiritual franciscano.
Además, ha compartido escenario con figuras como José Carreras, Il Divo y hasta protagonizó una improvisación inolvidable con Julio Iglesias. Pero lo que le mueve no es el reconocimiento, sino la conexión. Su lema lo dice todo: una voz universal.
Desde Mallorca, donde se encuentra actualmente grabando su primer disco y cerrando una serie de compromisos en la Región de Murcia, Madrid, Miami.. y prepara a la vez la gira para 2026, Martín habla con LA VERDAD con la claridad de alguien que, pese a su corta edad, tiene mucho para decir.
–¿Cómo se definiría como artista?
–Soy un tenor que canta desde el alma. Todo lo que me pasa, lo que me duele, lo que amo... lo transformo en música. Mi sueño es convertirme en un gran cantante, pero no por fama: por profundidad, por conexión.
–¿Qué tiene su música que no tenga la de otros artistas?
–Creo que es la emoción sin filtros. Canto desde mi historia, desde mis heridas, desde mis creencias. Mi rango vocal y mi interpretación pueden llamar la atención, pero lo que me hace diferente es que no me subo al escenario a demostrar nada, sino a entregarlo todo.
–Mucha gente le ha descubierto a través de las redes sociales. ¿Qué lugar ocupan en su carrera?
–Un lugar enorme. Tengo la suerte de contar con cientos de miles de seguidores que llegaron por los 'covers' que hago con todo el corazón. Desde piezas líricas hasta temas contemporáneos, intento que cada interpretación tenga una historia. No busco 'lucirme' con la técnica, sino emocionar.
–¿Cuándo supo que la música era su camino?
–Desde muy chico. En un viaje con mi mamá escuchamos a Valeria Lynch en el coche. Aprendí las canciones en el trayecto y cuando las canté al volver, la familia se quedó boquiabierta. Después vino Caruso, que canté despidiéndome de mi abuelo... y supe que esto iba a ser mucho más que un hobby.
–Su lema es 'una voz universal'. ¿Qué significa eso para usted?
–Que la música es un lenguaje del alma. Que no importa de dónde seas o tu: si algo está cantado honestamente y con verdad, llega. Y yo quiero cantar para todos, especialmente para quien necesita sentirse acompañado.
–¿Cómo vivió cantar frente al Papa Francisco o improvisar con Julio Iglesias?
–Con los ojos bien abiertos y el corazón latiendo a mil. Son momentos que uno no planea, pero que quedan grabados para siempre. Julio Iglesias fue totalmente espontáneo. Lo del Papa, en cambio, fue una preparación profunda, con mucha emoción. Fue como cantar desde el alma al alma del mundo.
–Y con esa voz tremenda, ¿cómo hace para seguir teniendo cara de adolescente?
–(Ríe) ¡Me lo dicen todo el tiempo! A veces salgo al escenario y noto que el público no se espera esa voz de alguien tan joven. Supongo que es parte del encanto, ¿no? Me gusta sorprender... pero sobre todo emocionar.
–¿Qué es lo que más le inspira cuando compone o interpreta?
–Las emociones fuertes: amor, nostalgia, esperanza. También las injusticias me mueven mucho. Me duele el mundo, me duele que haya guerras, que haya tanto odio. Por eso intento que cada nota sirva para unir, no para dividir.
–¿Cuál es su sueño hoy?
–Llenar estadios, sí, pero no por el ego: por la posibilidad de hacer sentir mejor a alguien. Aunque sea por un momento. Que quien me escuche sienta algo real. Y que sepa que no está solo. En este momento estamos inmersos en la preparación de mi primer álbum. Todavía no tenemos una fecha oficial de lanzamiento, pero ya estamos grabando, eligiendo repertorio, creando los arreglos... Estoy rodeado de un equipo increíble en España que me está ayudando a dar forma a un disco que va a contar mucho de mí. Es una etapa muy intensa, pero también muy emocionante.
–¿Sigue formándose a pesar de toda esta experiencia?
–Sí, todo el tiempo. Estudio canto, piano, idiomas... paso muchas horas grabando y con profesores. Para mí, el aprendizaje nunca termina. Si quiero dar lo mejor, tengo que exigirme también en lo cotidiano.
–Si su música fuera un lugar físico, ¿cuál sería?
–El mar. Porque es profundo, cambia todo el tiempo y puede curarte sin que te des cuenta. Como una canción que te toca sin entender muy bien por qué.
Martín Savi no solo tiene una voz poderosa. Tiene una misión clara y un corazón enorme. Desde los escenarios más emblemáticos de Europa hasta los teléfonos móviles de miles de seguidores, su música busca una sola cosa: conmover. Y cuando lo escuchás, entendés enseguida que lo suyo no es pose ni casualidad: es vocación.