Homenaje a la tierra

En una integración argumentativa que algunos pueden considerar posmoderna, el concierto se planteó como un homenaje a la tierra, sustentada con las constantes referencias a las fuerzas de la naturaleza (tierra, fuego, aire y agua en Rebel; el mar en Telemann y Marais y tormentas y vientos de manera global), en extractos barrocos que se justifican a partir de Alcione de Marais, primera obra en la que se describe una tempestad y se dan instrucciones incluso para el redoble de los tambores.

Planteado el concierto no muy comprensiblemente sin intención cronológica, no fue esta pieza la primera en interpretarse, sino la sorprendente (al menos en su inicio) 'Les Éléments' de Rebel que comienza con un innovador clúster (todos los sonidos dispuestos de manera simultánea) simbolizando el caos de los elementos antes de ocupar el orden en la naturaleza, que se ejemplifica con una sucesión de danzas convencionales, hermosas y nítidas, de innegable calidad musical. Un Telemann más ligero de lo habitual, ya que compone la pieza al estilo francés, con una 'Música acuática' que hace un repaso a las deidades marinas a las que aplica una personalidad específica simbolizada en aires de danza diferentes, y una selección de tormentas, truenos y terremotos de Rameau, completaron un breve programa organizado en una única parte que quizás necesitaba de una estructura menos descompensada.

La orquesta, estupenda, sonó muy homogénea y con intervenciones puntuales (como las del trompista Thomas Müller) extraordinarias, pero estuvo escasa de los contrastes que la propia disculpa argumental requería ya que tanto el caos como el hedonismo quedaron en un nivel sonoro muy similar. Si Savall buscó un equilibrio que compensara los símbolos lo consiguió, pero dada la peculiar sonoridad que la agrupación aglutinaba hubiera sido deseable un mayor contraste sonoro entre los diferentes espíritus que la música desgranaba. A este respecto, y sin cuestionar su idoneidad o no a nivel historicista (ya sabemos del gusto de Savall por su utilización), la percusión ejerció un papel a nuestro entender excesivo con un abuso de la máquina de viento que, en ocasiones, tapaba timbres puntuales de la orquesta y cuya utilización en un escenario de concierto (no teatral) es, cuanto menos discutible.

Los bises consiguieron la exaltación de un público no excesivamente numeroso, que en un principio había reaccionado con cierta frialdad. La contradanza final de 'Les Boréades' de Rameau, con la participación via un patrón rítmico de palmadas al modo de Marcha Radetzky en el Concierto de Año Nuevo de Viena y, sobre todo, la deliciosa pieza orquestalmente acumulativa extraida de los fastos por el nacimiento de Luis XIII, consiguieron que, finalmente, el auditorio casi en pie en su totalidad ovacionara con cariño al Savall director y a la figura social que representa.