El heredero designado de Beethoven (y IV)
Música inesperada ·
La vida en Viena no es fácil para Johannes Brahms. Acaba de abandonar la dirección del Musikverein tras tres años de dificultades derivadas de su escasa destreza con la batuta y del descuido de los asuntos administrativos relativos a su cargo. Él tiene muy claro que su finalidad en este mundo es componer música y desde hace años le vienen a la memoria los consejos de Robert Schumann para que escriba música para orquesta.
El prestigio internacional logrado con el Requiem Alemán se ve reforzado por la buena acogida de sus últimas composiciones de 1873, entre las que destacan la pareja de cuartetos para cuerdas opus 51, género en el que Beethoven parecía que ya lo había dicho todo. Además, el éxito de las Variaciones sobre un tema de Haydn lo motivan a terminar la sinfonía en la que está pensando desde hace más de veinte años.
Brahms siempre estuvo obsesionado con la figura de Beethoven y lo complicado que resultaría escribir una sinfonía sintiendo su peso sobre los hombros. Pero una vez liberado de esta carga, compuso una obra magistral que abrió una nueva ventana del Romanticismo musical. Brahms se inspiró en la tradición de las formas clásicas y en el contrapunto de Bach para incorporar aportaciones propias muy singulares.
Como hizo Beethoven en su Novena Sinfonía (de la misma tonalidad que la primera de Brahms), Johannes va de la oscuridad otoñal hacia la luz. La innovación más destacable de Brahms es el concepto del desarrollo en variación de los temas presentados al principio de cada movimiento, frente a la tendencia clásica de repetirlos de una forma más literal.
Brahms decidió estrenar su Primera Sinfonía en el año 1876 en Karlsruhe, lejos de la ciudad de la música, donde el entorno de Wagner era una amenaza para su carrera profesional. En esa época, la Filarmónica de Viena estaba dirigida por Hans Richter, afín al compositor de Tristán e Isolda, lo que inquietaba sobremanera a Johannes.
En la génesis de la Primera Sinfonía confluyeron aspectos como la tradición barroca y clásica, el influjo de Beethoven, las propuestas de Robert Schumann y la necesidad continua de contar con la aprobación de Clara. Precisamente, en el cuarto movimiento de esta obra, las trompas tocan una melodía alpina que años atrás Brahms transcribió para piano a modo de felicitación en el cumpleaños de Clara.
Hans von Bülow denominó a la Primera Sinfonía de Brahms como la Décima Sinfonía de Beethoven. A pesar de las proximidades entre las dos obras, cada una contiene la personalidad y los conflictos propios de su creador., condensados en un mensaje dirigido a toda la humanidad.
(Fin)
Las cuatro sinfonías de Brahms serán presentadas en el Auditorio Regional «Víctor Villegas» en un mismo fin de semana (23 y 25 de marzo de 2023).