Guillermo Pastrana: «Me gusta volver a mis orígenes y siempre que vengo lo disfruto mucho»
El violonchelista granadino actúa hoy junto a la Orquesta Sinfónica de la Región en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia
Lo vio por primera vez cuando tenía 16 años. Entonces, confiesa, no sabía «si era bueno o no»; solo que le había dejado «perplejo». Hoy viaja con él y es, dice risueño Guillermo Pastrana (Granada, 1983), «mi gran amor». Se refiere al violonchelo con el que esta noche, acompañado por la Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia (OSRM), y bajo la batuta de su directora, Virginia Martínez, interpretará el 'Concierto para violonchelo', de Friedrich Gulda, una obra «original» y especialmente «contemporánea» a la que Pastrana se enfrenta por primera vez.
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«No era normal lo bonito que lucía. La madera... Lo miraba y pensaba: '¿Pero esto qué es?'», recuerda el violonchelista de su primer encuentro con el que se ha convertido en su mejor compañero de viaje. Un instrumento que, cuenta, forma parte de su destino y que no ha dejado de perseguirle. Pertenecía al violonchelista Raimund Korup, «una de esas personas influyentes –define Pastrana– que la vida te pone en el camino», y con la que el músico granadino estableció contacto tras unos cursos que este ofreció en la ciudad de la Alhambra. «Hace unos cinco años me llamó porque estaba enfermo, sabía que iba a fallecer, y quería vender el instrumento. En ese momento yo no tenía posibilidad de comprarlo y tuve que decirle que no. Al tiempo me volví a encontrar con él. Lo tenía un luthier en su taller. Por desgracia, Raimund ya había muerto, así que me puse en contacto con su viuda. Le conté quién era y al final me lo quedé». El violonchelo que acompaña a Pastrana es, explica el músico, un Antonio Cassini procesional de 1670. Se construyó expresamente para ser tocado por los monjes en las iglesias y en la actualidad no quedan muchos. Su sonido, dice Pastrana, es «especial». Con el transcurso del tiempo la madera «adquiere propiedades» que, sobre el escenario, se traducen en «armónicos» que no sabe describir, pero atrapan: «¡Me podría tirar horas hablando del chelo!».
Un privilegio
A Pastrana la música le ha acompañado desde niño. En su familia, apunta, las artes han estado siempre presentes. Su madre es escultora y sus dos hermanas también se dedican a la música. A él le sedujo el violonchelo. Y también el escenario: «Me mueve la necesidad de expresarme y comunicarme. Gracias a Dios ya tenemos público. Tuve miedo de que no volviésemos a tocar en directo. Poder transmitir ideas a través de la música es un privilegio», responde Pastrana, quien a veces se siente como «un arqueólogo que da vida a textos antiguos y los presenta ante del público para que este pueda disfrutarlos».
Conviene saber
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Qué: Orquesta Sinfónica de la Región con Guillermo Pastrana.
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Dónde y cuándo: Auditorio Víctor Villegas de Murcia, esta tarde, a las 20.00 horas. Entradas a 8, 12 y 15 euros.
El concierto que interpreta hoy junto a la Sinfónica es una obra, reconoce, que tenía muchas ganas de abordar. Gulda, describe, «fue un gran pianista y compositor superpolifacético», quien para el estreno de este trabajo contó con el intérprete austriaco Heinrich Schiff. «Se creó un concierto supercontemporáneo, con un lenguaje muy complejo y a la vez conocido. Gulda fusionó la música clásica con el mundo del jazz, el rock, el pop... Fue el primero que lo hizo y no hay muchos compositores que hayan seguido su camino, en cierta medida porque, tanto desde el punto de vista compositivo como interpretativo, es complejo mezclar ambos lenguajes». Hacerlo en Murcia, siguiendo la partitura de Gulda, es para él un reto que además comparte con «una de las primeras orquestas que me dieron la oportunidad de tocar como solista». Por eso, dice, «siempre que vengo lo disfruto mucho. Me gusta volver a mis orígenes».
Con respecto al concierto avanza que el «público lo va a disfrutar muchísimo». Sobre el escenario del Villegas no solo sonará su Antonio Cassini, arropado por violas y clarinetes, también notas electrónicas y una batería.
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