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Música inesperada

Diez razones para 'estebanizarse'

Domingo, 25 de junio 2023, 20:44

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Entre los días 26 de junio y 1 de julio, a las 21 horas, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad acoge a la VIIª edición del Festival Internacional de Música Clásica MurciArt dirigido por Darling Dyle y Rumen Cvetkov. Este acontecimiento cultural de primer orden invita a la sensibilidad y a la curiosidad por la buena música en directo en el patio del Palacio de San Esteban. Hay muchos motivos para darle la bienvenida al verano participando activamente en esta actividad musical pero, al menos, destacaría diez razones de peso para no perderse este programa de música sinfónica y de cámara.

Una.- El disfrutar una velada nocturna en uno de los claustros del Palacio de San Esteban es una inmersión en la historia de la ciudad. Volvemos al siglo XVI momento de la construcción del colegio de Jesuitas que tomó el nombre de su promotor, el obispo Don Esteban de Almeyda. Esta institución religiosa tuvo un papel importante en la difusión de las disciplinas humanísticas y el edificio se declaró en 1931 Bien de Interés Cultural.

Dos.- El lunes 26 de junio podremos escuchar el Octeto para cuerdas y viento, en fa mayor, D. 803 de Franz Schubert, compuesto para las veladas musicales (Schubertiadas) organizadas por el conde Troyer, que tocaba muy bien el clarinete. La obra, que se escribió en sólo un mes, está inspirada en el Septimino de Beethoven y contiene trazas melancólicas de un compositor que se sabía enfermo y atravesaba serias penurias económicas. De los ocho instrumentos, los que tienen un papel más destacado son el clarinete y el primer violín, pero es el conjunto de todos ellos lo que transmite la magia del compositor austríaco.

Tres.- Una de las tonalidades preferidas por Wolfgang Amadeus Mozart fue Mi bemol mayor y precisamente ésta fue la elegida para escribir la Sinfonía concertante para violín y viola, K 364, que está programada el martes 27. Etiquetada como una de sus obras más importantes, está considerada como un híbrido entre la sinfonía y el concierto, donde violín y viola comparten un rol en igualdad, si bien es cierto que Mozart escribe la parte de viola solista en un semitono más alto que el resto de instrumentos. Este recurso, que aparentemente le conferiría algo más de protagonismo a la viola, lo que pretende es compensar la mayor resonancia del violín. La composición se caracteriza sobre todo por una rica y continua sonoridad basada en la manera con la que alternan el fraseo violín y viola.

Cuatro.- Siempre he pensado que la Sinfonía número 29, en la mayor, K 201 de Mozart es una de las que más representan su espíritu musical y que debería ser incluida en el célebre grupo de las «seis últimas». Compuesta en Salzburgo durante la primavera de 1774, ya se aprecia desde el comienzo del primer movimiento, el feliz momento de inspiración del compositor. Le sigue un Andante tan tranquilo que se ha comparado a una canción de cuna, luego hay un Minuetto parecido a un divertido juego de preguntas y respuestas y el Allegro con spirito final es una continua interpelación al oído del espectador para que no deje de participar de la propuesta de Mozart.

Cinco.- En el centro de esta semana musical, Schubert vuelve a aparecer con una de sus obras de cámara más reconocidas, el Quinteto para piano y cuerdas, en La mayor, «La trucha», D. 667, también ideado para ser tocado en una Schubertiada veraniega por encargo de Silvestre Paumgartner, un personaje de la época, muy cultivado y que tocaba el violonchelo. Quizás por esto, el compositor quiso darle un protagonismo especial al chelo e incluyó un contrabajo que hiciera su función habitual, que es la de mantener el soporte armónico. De este modo, el violonchelo quedaría liberado para tener un papel más melódico. El sobrenombre de «La trucha» se debe a que en el cuarto movimiento, Andantino, hay un conjunto de variaciones musicales del tema de su famosa canción con el mismo título. Si hay una obra idónea para entusiasmar al público en una tarde de verano, sin duda es este quinteto.

Seis.- Aunque pueda parecer que exagero por el hecho de tocar el clarinete, afirmo públicamente que la mejor obra compuesta para música de cámara de todos los tiempos es el quinteto para dicho instrumento y cuerdas, en si menor, opus 115 de Johannes Brahms. Escrita entre la primavera y verano de 1891, es una obra de arte que nadie debería perderse. Los que ya la conocen, porque saben de su irresistible perfección melódica y estructural y, los que no, porque no saben cuándo van a tener otra oportunidad de escucharla en directo y, nadie debería dejar este mundo sin antes haberlo sentido en la piel. Tomen nota, este Quinteto para clarinete y cuerdas será presentado el miércoles 28 de junio.

Siete.- Antonio Vivaldi irrumpe con fuerza en la jornada del viernes del Festival MurciArt con su Concierto para violín y violonchelo, en si bemol mayor, RV 547. El maestro veneciano escribía especialmente bien para instrumentos de timbre grave como el fagot o el cello y esto lo demuestra en esta obra. Además de disfrutar del virtuosismo de Vivaldi, los asistentes al concierto, se deleitarán con las interacciones entre los dos instrumentos solistas, que dialogan tanto en paralelo como alternando sus frases musicales a modo de pregunta y respuesta.

Ocho.- El concierto en re menor para violín y oboe (BWV 1060) es uno de los que mejor reflejan la maestría con la que Johann Sebastian Bach dominaba la polifonía y ciertos recursos venecianos como el efecto de eco. El alto nivel de la composición dio lugar a una transcripción del propio maestro para concierto con dos claves que incluyó en la programación del Collegium Musicum de Leipzig, donde fue nombrado director. Para los amantes del virtuosismo, esta delicia de Bach obtiene lo mejor del violín y oboe.

Nueve.- Brahms reaparece el sábado 1 de julio con una composición camerística escrita en el verano de 1890, cuando el músico tenía 57 años de edad. No es ningún secreto que el maestro de Hamburgo sentía especial debilidad por la viola y esto se refleja en el Quinteto de cuerdas número 2, en sol mayor, opus 111. La obra es de lo mejor de Brahms por la intensidad con la que nos despierta sentimientos positivos. Hanslick, uno de los críticos más temidos de la época, enmarcó a este quinteto en la alegría y en la luz.

Diez.- Los músicos que van a participar en el festival son de un nivel altísimo. Además de lo que reflejan sus curriculum vitae, éstos tienen gran experiencia en la interpretación musical en directo y la mayoría se conocen muy bien, por lo que la complicidad artística está asegurada.

Adicional.- Todos los conciertos empiezan a las 21 horas y la entrada es libre hasta completar aforo. La Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia participa el martes y viernes. Se recomienda ir con tiempo suficiente.

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