Todos somos originales y conscientes de nuestra singularidad. La posibilidad de que en algún lugar exista alguien muy parecido físicamente a nosotros, no deja de ... resultar curioso e incluso atractivo para algunos. Suponemos que los dobles que circulan por el mundo no amenazan nuestra unicidad.
Sin embargo, puede ser aterrador el descubrir al doble de espíritu andante, ya sea éste tangible o inmaterial. La idea de tener un duplicado es uno de los grandes temas de la historia de las civilizaciones y ha salpicado el mundo de la mitología y de las artes desde la época de los egipcios.
El vocablo alemán 'doppelgänger' (el que camina al lado) aparece por primera vez en 1796 en una novela romántica del alemán Jean Paul. Desde Plauto, han sido muchos los escritores que también han trabajado este concepto como Robert Louis Stevenson, Edgar Allan Poe, Shakespeare, Moliere, Italo Calvino, Hoffman, Dostoievsky, Hans Christian Andersen o Cortázar, entre otros. Esta noción del doble es tan atractiva que ha tenido su reflejo en la literatura infantil o en los videojuegos de más actualidad.
Volviendo al Romanticismo alemán, uno de los autores que mejor adaptó este estremecedor mito del 'doppelgänger' fue Heinrich Heine, que nos habló de ese espíritu doble que nos devuelve de manera obsesiva al pasado cuando hemos sufrido una terrible desdicha amorosa. El 'doppelgänger' es el pálido compañero que nos atormenta, capaz de detener el tiempo.
El compositor que puso música y dio título al poema original de Heine, fue Franz Schubert que en 1928 desplegó toda su maestría e ingenio para crear la partitura de 'Der Dopplelgänger', perteneciente a su colección de Lieder 'El canto del cisne' (Schwanengesang).
Este Lied narra la historia de un hombre que vuelve a la casa de la mujer que amó sin ser correspondido. Ella se marchó hace tiempo y por ello la casa está abandonada. A través de una ventana ve en el interior una figura masculina que gesticula con las manos y tiene la cara demacrada. Al reflejarse en ella la luz de la luna, el primer hombre se percata de que se trata de su propia figura y recrimina a su doble el recuerdo del sufrido trance del pasado.
Esta historia tan conmovedora es especialmente trágica por dos motivos. En primer lugar, el hecho de encontrar el correspondiente 'doppelgänger' es un augurio de un fatal desenlace según la tradición germánica y nórdica. Por otro lado, la trágica música con la Schubert envuelve la escena no tiene equivalente expresivo en la historia de la canción alemana. Tanto los oscuros acordes sobre los que se desarrolla la insistente melodía como los momentos álgidos a los que llega la voz del tenor, generan un creíble grito de conflicto proveniente de lo más profundo del alma. Sólo Schubert era capaz de conseguir este aterrador efecto.
La escucha de este Lied plantea la idea universal de que el peor enemigo es uno mismo y que contemplarnos tal y como nos ven los demás puede ser aterrador. El sentimiento de identidad tiene que ver con nuestro aspecto, pero mucho más con el yo individual. Por ello, el encuentro con nuestro 'doppelgänger' es una amenaza para la intimidad, al quedar expuesto el propio pensamiento para los demás.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión