La autora. Johanna Spyri fue una escritora suiza, conocidapor su relato infantil 'Heidi'.

Heidi, una pequeña suiza de cinco años

Es uno de los personajes más populares de la historia, y desde el año pasado, junto a otros libros de Johanna Spyri, forma parte del registro documental 'Memoria del mundo' de la Unesco

Rosario Guarino Ortega

Profesora titular de Filología Latina de la UMU

Miércoles, 8 de mayo 2024, 00:11

Recuerdo con nitidez meridiana cómo en las noches de mi infancia trataba de retrasar todo lo posible la hora de apagar la luz para descansar ... de la jornada diaria, y alguna vez lo conseguía más allá del momento en que mi madre nos traía a la cama un vaso de leche calentita con ColaCao. Era un verdadero placer entregarme entonces a la lectura de los cuentos de los que iba haciendo acopio, entre aquellos que me regalaba mi madrina –quien, aunque no había podido aprender a leer ni escribir, valoraba la importancia de los libros y conocía mi afición a ellos–, o bien los que adquiría mi padre como socio del Círculo de Lectores, o los que nos regalaban en la 'caixa d'estalvis' de Sabadell cada año por el día de Sant Jordi, el día del libro.

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De entre aquellos hay uno que me marcó especialmente: se trata de la edición de 1975 del Círculo de lectores de Heidi, la novela juvenil de Johanna Spyri, que aún conservo, y a la que tengo un cariño singular, amasado con las vivencias de un tiempo que se mantiene intacto en mi interior, junto con sensaciones inolvidables e imperecederas.

Embozada bajo las sábanas, mientras repelaba los restos del envoltorio de la pastilla de doble caldo de carne Starlux, leí y releí noche tras noche aquel volumen ilustrado en blanco y negro de colorida portada en tapa dura que me sirvió de inspiración para redactar años más tarde el primer capítulo de una novela que quedó inconclusa, y en la que mezclaba ficción poética con mi propia biografía, donde los Alpes suizos eran sustituidos por un pueblecito de la huerta murciana en el que hoy vivo y al que entonces soñábamos con volver cada verano mi hermana Anabel y mis primos. La menor de mis hermanas, Manoli, nació en aquella época, y de habernos hecho caso mis padres, se hubiera llamado como aquella simpática heroína ingenua y silvestre, que correteaba descalza por el prado ablandando el corazón de su arisco abuelo y haciendo nuestras delicias.

Infinidad de versiones

La aparición de la serie infantil de dibujos animados de anime en 52 episodios en enero de 1974, estrenada un año más tarde en España, supuso el boom de esta novela que su autora había publicado por primera vez en 1880 en una primera versión a la que siguió una segunda parte al año siguiente, que posteriormente se unió a la anterior y que llegó a conocer infinidad de traducciones y versiones cinematográficas, así como secuelas en las que se recreaba a una Heidi adolescente durante la I Guerra Mundial y luego adulta ('Los hijos de Heidi'). Entre los ingredientes que contribuyeron a su éxito se cuentan los valores como el compañerismo, el amor a la naturaleza y los seres vivos, o la generosidad del corazón bondadoso que caracterizaban a la pequeña huérfana a la que la hermana de su madre lleva al pueblo de los Alpes donde vive, solitario y huraño, su abuelo paterno, y que va a representar un antes y un después en su vida, alterada para siempre con su inesperada irrupción.

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Se recreó su hábitat en 'Heididorf', en Suiza; y en Cataluña se utilizó como reclamo en la urbanización Mas Altaba de Maçanet de la Selva

Heidi me hizo anhelar el sabor imaginado de la libertad, despertó en mí el afán de aventura, y provocó mi reacción a la injusticia, así como la compasión o la añoranza. La señorita Rottenmeier, Pedro y Clara gozaron gracias a Heidi de notable fama, y con ellos animales como las cabritas 'Copo de Nieve', 'Blanquita' o 'Diana', el íbice llamado 'Señor de las Cumbres', el perro 'Niebla', o el pajarillo 'Pichí'.

Expectantes esperábamos cada capítulo, y aprendimos a cantar la alegre sintonía japonesa con la que finalizaba («Moshimo chiissana koya...»), así como la que, con una melodía distinta, con letra en español («Abuelito, dime tú...»), lo iniciaba.

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Mi primer bofetón

A 'Heidi' tengo asociado el recuerdo de mi primer bofetón, cuando la señorita Mercedes, mi maestra de parvulitos, nos dio orden de recoger los bártulos para acabar la clase matinal, mientras yo (que por lo general era obediente) haciendo caso omiso proseguí pintando con rotulador negro lo que restaba de su pelo azabache para evitar que quedase marca al secarse sin haber terminado de completar la melena. Llegué a casa con la mano marcada en una mejilla, emulando asimétricamente a mi pesar los sonrosados carrillos de Heidi, y creo que esa fue la única vez que mi padre fue al colegio a pedir explicaciones. Yo no volví a desobedecer, y la maestra pidió disculpas por su intransigencia y en adelante me mostró un afecto sincero que muchos años después seguía manifestándome, cuando la visité en uno de mis viajes de regreso a mi barrio, el de La Concordia de Sabadell, en la librería Paes, la primera librería de mi vida, donde mi padre compró el diccionario Aristos y la Enciclopedia Autodidáctica de Joaquín Pla Cargol y José María Pla Dalmau.

Fascinación

Tan grande fue el influjo de la niñita suiza que se recreó su hábitat en las montañas suizas en Maienfeld, en 'Heididorf'. En Cataluña se utilizó como reclamo en la urbanización Mas Altaba de la población gerundense de Maçanet de la Selva, que visitamos con nuestros padres, maravilladas por poder entrar en una cabaña réplica de la del abuelo de los Alpes y sentirnos Heidi por un día.

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En el álbum familiar hay una foto en la que mi cabeza sobresale de una caja en la que a manera de photocall se había dibujado el cuerpo de Heidi. Recuerdo que hube de agacharme para situarme en la posición adecuada, y la ilusión con la que lo hice. Tan grande era la fascinación que Heidi ejercía sobre las niñas de las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado.

Heidi ha sido sin duda uno de los personajes más populares de la literatura infantil de todos los tiempos, y seguramente la primera que dio lugar a la fabricación de merchandising, en el último tercio del siglo XX. Desde el año pasado, junto a otros libros de su autora, el que tiene a Heidi por protagonista ha sido incluido en el registro documental 'Memoria del Mundo' de la Unesco, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

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Mi infancia y los recuerdos de los lugares y las personas que forman parte de mi esencia, el punto de partida de mi afición por la lectura y la ventana por la que sentí entrar el aire fresco de esos otros mundos que nos aguardan al abrir un libro están sintetizados en 'Heidi', la novela de Johanna Spyri que seguramente superó las expectativas de su autora. Un personaje humilde, una pequeña suiza de cinco años, se convirtió en inmortal y trascendió fronteras merced a la palabra de una mujer que le dio vida literaria.

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