Enrique Vila-Matas: «Nadie nunca me ha visto reír a carcajada limpia»
El autor barcelonés visita Murcia el jueves para recibir el Premio Internacional 'ExLibris' y presentar su última novela, 'Montevideo'
Los próximos días estará por Murcia un escritor sui géneris, Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948). Viene a recoger el Premio Internacional de las Letras 'ExLibris' ... Murcia 2022, y a participar en un acto en la Biblioteca Regional, el jueves 29 de septiembre, a las 18.30 horas, donde hablará de su última novela, 'Montevideo' (Seix Barral). Más de 200 autores intervienen en estas jornadas, a lo largo de toda esta semana, en 150 actividades. Pero, sin duda, Vila-Matas y todo su mundo es el que más tirón tiene. En esta entrevista -sin poder escucharle la respiración, «responde siempre al correo electrónico»-, Vila-Matas confirma ser él en sí mismo el gran personaje de la literatura española, jugando a ser y no ser, y riéndose de todos, y, sobre todo, de sí mismo. Su obra es canela, como el vino más exquisito. He aquí el hombre al que nadie nunca ha visto reír a carcajada limpia.
'Montevideo'
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Autor Enrique Vila-Matas
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Editorial Seix Barral. 2022
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Presentación en Murcia Jueves 29 de septiembre, a las 18.30 horas, en coloquio con Ángel Montiel, en la Biblioteca Regional. Posteriormente, a las 20 horas, en el Archivo Regional de Murcia, recibirá el Premio Internacional de las Letras 'Ex-Libris', en un acto en el que también serán premiados la Biblioteca de Alejandría y la editorial Cambridge University Press
-Viene a Murcia para recibir el Premio Internacional 'ExLibris' 2022, dentro de la Semana Internacional de las Letras de Murcia, y coincidiendo con la reciente publicación de 'Montevideo', su último libro. Por estos confines ha estado viniendo desde hace muchos años, ¿qué es lo que más celebra de estos reencuentros con los lectores y, especialmente, con los de la Región de Murcia?
-He pasado los tres últimos años con una intermitente nostalgia de mi última estancia en Murcia, de mis encuentros, junto a la Catedral, con buenos amigos. En 'Too late', el libro de Mario Aznar, puede intuirse el porqué de la alegría de aquellos días.
-Afirma el filólogo y crítico José María Pérez-Muelas, en una reseña en el suplemento cultural 'Ababol' de LA VERDAD, que en 'Montevideo' consigue crear un palimpsesto literario: «Es ambiguo y genial. Es Vila-Matas». ¿Qué es ser Vila-Matas?
-Ya se irá viendo. Tiempo al tiempo. En cuanto al palimpsesto, estuve leyendo ayer trozos de ese prodigioso palimpsesto que es la novela 'Petersburgo', de Andrei Biely, donde se alude a «las otras realidades» y a la cabal sospecha de que el hombre sea un vestigio, un fragmento de otra cosa. De ahí que se diga en 'Montevideo' algo para mí tan irrebatible como que «lo visible sólo es parte de lo invisible».
«Salí fortalecido de una experiencia tan extrema, y repercutió en la intensidad que trasladé a la novela»
-Su editorial, con Elena Ramírez al frente, recurrió a una frase de Juan Eduardo Cirlot para resumir 'Montevideo': «Es una invitación a penetrar en un misterio». La huida deliberada que intenta el protagonista, atravesando puertas, y el narrador cruzando con él los límites de la propia literatura exige también del lector cierta complicidad…
-Y debo decir que la estoy encontrando. ¿Cómo se logra algo así? Pues como siempre, dándole una pátina de credibilidad a todo lo que en el libro se narra. En su momento, en el Discurso de Caracas, en 2001, ya dije que había que ir hacia una literatura acorde con el espíritu del tiempo, una literatura en la que los límites se confundan y la realidad pueda bailar en la frontera con lo ficticio y el ritmo borre esa frontera.
-Podría decirse que muchas de sus obras, no solo 'Montevideo', ahondan en un tema peliagudo: la ambigüedad del mundo y del lenguaje, los misterios y las ansiedades de la creación literaria, como señaló Cristina Oñoro en la presentación en Madrid.
-Sin duda, la ambigüedad del mundo y del lenguaje están en el centro de la obra, algo que veo íntimamente relacionado con mi descubrimiento, un día, de que los sucesos de la vida siempre se volvían más complejos y oscuros, más ambiguos y equívocos, o sea, tal y como verdaderamente eran, cuando uno los escribía.
-Después de la pandemia y, en su caso, también de un trasplante de riñón, ¿ha cambiado su manera de ilusionarse?
-Salí fortalecido de una experiencia tan extrema, y eso repercutió en la intensidad emocional y en la profundidad que trasladé -como si me hallara en el fin del mundo- a la segunda redacción de la novela.
-Sus libros están poblados de paranoicos felices, pero fuera de sus «ficciones verdaderas», ¿cómo serían?
-Creo que serían personas inmersas en un constante gran suplicio al verse desposeídas de su sentido del humor y, encima, sentirse completamente solas en el paraíso.
«En febrero del 74 viajé a París con la anacrónica intención de convertirme en un escritor de los años veinte, estilo 'generación perdida'. Fui con ese digamos que singular objetivo y, aunque era muy joven, esto no fue obstáculo para que, nada más comenzar a pasear por la ciudad, advirtiera que París estaba ensimismada en sus últimas revoluciones, entrándome entonces una pereza inmensa, monumental, una flojera grandísima ya sólo de pensar que tenía que convertirme allí en escritor y, encima, cazador de leones a lo Hemingway (...)». Enrique Vila-Matas
Donde nunca entró
-Vlady Kociancich, la amiga de Borges y de Bioy Casares, escritora esencial y secreta, le contó la anécdota de la coincidencia entre los cuentos de Bioy y Cortázar y sus comienzos, escritos prácticamente al mismo tiempo. Los dos personajes (son grises, o al menos no parecen simpáticos) llegan a Montevideo, toman un taxi y van al mismo hotel Cervantes. Nunca le dejaron entrar al cuarto, ¿por eso decidió describirlo a través de la literatura?
-No por eso exactamente, sino porque un día leí que la gran crítica argentina Beatriz Sarlo había señalado a «la puerta condenada» del hotel Cervantes como «el lugar exacto en el que irrumpía lo fantástico en el cuento de Cortázar», en el cuento precisamente llamado 'La puerta condenada'. Eso reforzó mi interés por salir a la busca de ese «lugar exacto», por el lugar en el que confluían ficción y realidad, tal vez el lugar exacto de la extrañeza.
-Escribir ficción desde un yo literario visible, ¿qué ventajas proporciona?
-Cuando terminé 'Montevideo', descubrí que Álvaro Enrigue había dicho que yo escribía ficción desde un espacio que suelen ocupar los ensayistas y los poetas (es decir, un yo literario visible), aunque mis narradores cambiaban en cada libro. Entre las ventajas de ese yo literario visible veo una muy clara: siempre que se haga con talento, permite tanto ensamblar mejor ficción con realidad como difuminar las fronteras entre pensamiento y ficción.
«Me es imposible estar en dos sitios al mismo tiempo, aquí en Murcia y en el futuro»
-Hay un escritor murciano, Mario Aznar, que ha explorado para su tesis doctoral el terreno del ensayo de ficción en una obra de difícil clasificación, 'Too late' (La Navaja Suiza), fruto de una conversación inédita con usted en 2018. ¿Cómo es saberse como personaje de la obra de otros?
-El libro de Mario Aznar es de una inteligencia propia del más agudo crítico de ficción. Gran libro. Por cierto, la cumbre de esa manía de convertirme en personaje (lo he sido en más de treinta libros ajenos) quizás esté en 'Voyage avec Vila-Matas', excelente novela de Anne Serre muy celebrada en Francia y que su casa editorial en España no mostró interés por publicar.
-¿Por qué siempre dice que se ríe «infinitamente serio»?
-Nadie nunca me ha visto reír a carcajada limpia. Tanto cuando escribo como cuando hablo en público, digo algo cómico como si no fuera consciente de que lo es, y la gente -mis pobres enemigos y mis fieles lectores, por igual- ríe, y ríe. A sus risas contribuye mi seriedad al decirlo. La expresión «infinitamente serio» la encontré en unas palabras de Lezama Lima en 'Algunos tratados en La Habana': «Se dice de Mallarmé que reía de un modo infinitamente serio».
-¿Qué sabe su madre del misterio del universo?
-Lo que me revela en la última página de 'Montevideo'.
«El porvenir de la literatura será multirracial o no será, no será nada, solo letra muerta»
Buen recuerdo de Sobejano
-Gonzalo Sobejano, eminente crítico murciano fallecido hace unos años en Nueva York, escribe: «La actualidad de un escritor no depende de las mareas del mercado. Es efecto de un mensaje que, por esencia y presencia, abre una huella duradera o enciende una lumbre que el viento del tiempo, a pesar de su furia, no sabe apagar». De sus historias, de su estilo, «es Vila-Matas», ¿qué cree que perdurará?
-A Sobejano le conocí en Puerto de Santa María y en Nueva York y sin duda fue uno de los grandes analistas de los paradigmas que orientaron la novela española desde los años cincuenta hasta finales del siglo pasado. Le agradeceré siempre que me convocara a Puerto de Santa María como uno de los representantes (Álvaro Pombo, Luis Goytisolo, Javier Marías…) de una tendencia de la novela española que definió como pensamental y en la que las ideas del narrador, de los personajes o del autor tenían un peso sustancial. En cuanto a su pregunta sobre si perdurará el estilo Vila-Matas, me gustaría tener una respuesta, pero me es imposible estar en dos sitios al mismo tiempo, aquí en Murcia y en el futuro. Ahora bien, creo que el porvenir de la literatura será multirracial o no será, no será nada, solo letra muerta, solo un obsceno jugar a la grandeza y celebridad de un modo casero.
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