Dolors Cruells i Burón: «Nunca acabamos de saber quiénes somos nosotros mismos»
La autora catalana publica 'Memorias de interior', un libro repleto de recuerdos familiares que evocan el calor del hogar
Nerea Adly García
Murcia
Martes, 18 de junio 2024, 00:44
La escritora catalana Dolors Cruells i Burón (Barcelona, 1955) acaba de ver publicado 'Memorias de interior' en la editorial murciana Newcastle Ediciones, que dirige Javier ... Castro Flórez, una recopilación de recuerdos de su infancia donde la autora revive el calor de lo que fue su nido familiar. «Eran seis los que me acogieron con júbilo en el hogar y me contemplaron como a la pequeña que yo era. Y, sin embargo, de eso, de ser la pequeña, se alimenta la sensación de andar siempre con retraso y en soledad. No queda nada (la casa, la derruyeron). No hay nadie (están muertos). He ido construyendo mi propio mundo, del que me enorgullezco. Decimos adiós y damos la bienvenida sin poder distinguir con nitidez ambos momentos. Todo es tan frágil», reflexiona esta filósofa jubilada en el arranque de la obra, escrita con estilo vibrante y poético. Ahora no vive lejos del mar, en El Masnou, cerca de su ciudad natal.
–¿Por qué decidió escribir sobre su pasado?
–A mí siempre me ha gustado escribir. Un día, fui a una conferencia de Ana Caballé, que imparte clases sobre memoria y autobiografías en la Universidad de Barcelona, y me puse con este libro, que llevaba diez años en un cajón. Cuando te vas haciendo mayor, la memoria comienza a ser algo que pesa mucho, te llegas a preguntar a ti mismo: ¿Todo eso he vivido yo? Es una manera de afrontarlo, y, además, de una forma placentera.
–En uno de los capítulos define su infancia como una voz cansada que tararea una canción de cuna en la penumbra
–En ese párrafo me refiero a mi madre, que me solía cantar canciones de cuna tradicionales catalanas. Recuerdo mucho su voz quebrada, pero con buena entonación. Al final, para poder escribir sobre la infancia te tienes que guiar por las emociones, porque en ese momento no tienes ordenados los pensamientos, y ella me llenaba los vacíos, y me refugiaba del miedo.
A los que ya no están
–¿Qué recuerdos guarda de aquella época?
–Mi infancia estuvo marcada por la posguerra, vivía en una casa muy grande, sin calefacción, por lo que hacía muchísimo frío, y creo que en el libro lo que describo en parte es cómo la familia me arropaba, ellos calentaron mi experiencia de vivir. Hago un homenaje a todos ellos, a los que ya no están.
–Tuvo vecinos murcianos, ¿no?
–Sí, eso fue durante la etapa posterior, cuando nos fuimos a un piso con muchas más prestaciones como agua corriente o calefacción. Al poco tiempo de estar nosotras viviendo, vino una familia murciana, que tenía tres hijos, dos mayores y otra hija que tenía mi edad. Al principio, debido a haber vivido siempre en una conspiración política, mis padres pensaron que el padre de familia era un policía secreta. Gracias a los buenos oficios de mi madre finalmente descubrimos que era un viajante de comercio. Fuimos íntimos durante mucho tiempo, era una familia muy alegre.
«Mi infancia estuvo marcada por la posguerra, pero mi familia calentó mi experiencia de vivir»
–Hace varios retratos de su familia pero, ¿por qué no de usted?
–Solemos hablar de los demás y del mundo que nos rodea para vernos en el espejo de los de enfrente, pero nunca acabamos de saber exactamente quiénes somos nosotros mismos. Justo una amiga mía terminó de leer el libro, y me dijo que me escondía entre mi familia. No sabría contestarte a esa pregunta. Es curioso, en cada uno de ellos hay algo de mí, pero no puedo darte una imagen detallada.
Secretaria de Heribert Barrera
–Trabajó unos años con el primer presidente del Parlamento de Cataluña, ¿cómo fue?
–Sí, en el inicio de su recuperación en democracia, estuve unos tres años trabajando con Heribert Barrera [militante de Esquerra Republicana de Catalunya]. Fue durante el proceso de recuperación de la dictadura, de toda la clase política que se había escondido, clandestinamente o había huido el extranjero por el triunfo franquista. Bueno, al principio fue muy interesante y vistoso, pero con el tiempo se convierte en una oficina más.
–¿Qué sensación le invadió cuando finalizó el libro?
–La sensación no es en absoluto triste, tal vez en ciertas páginas sí hay algo de melancolía, pero en líneas generales fue una experiencia placentera. Además, conforme iba escribiendo creo que el libro iba ganando, esto es una opinión mía, pero me gusta más el final que el principio.
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